Trump dice que Coca-Cola usará azúcar de caña, pero consumidores prefieren refrescos sin endulzantes
El debate sobre si Coca-Cola debería usar jarabe de maíz de alta fructosa o azúcar de caña en su emblemático refresco oculta un hecho importante: los consumidores buscan cada vez más Coca-Cola sin azúcar.
La Coca-Cola sin azúcar, que se presentó en 2017 como Coca-Cola Zero Azúcar, utiliza el edulcorante artificial aspartame y el edulcorante natural estevia en su receta. Es uno de los productos de más rápido crecimiento de la empresa, con un aumento del 14% en los volúmenes de cajas a nivel mundial en el primer trimestre del año. En comparación, el volumen total de cajas de la compañía aumentó un 2%.
PepsiCo también señaló el jueves que el 60% de sus volúmenes de ventas en los principales mercados en el segundo trimestre provinieron de bebidas bajas en azúcar o sin ella.
“Al analizar los refrescos de cola, el porcentaje de crecimiento que proviene de (las bebidas sin) azúcar es significativo”, afirmó Duane Stanford, editor de Beverage Digest.
Coca-Cola Co. no ha confirmado el pronunciamiento presidencial
El escrutinio sobre los edulcorantes de Coca-Cola comenzó el miércoles, cuando el presidente Donald Trump anunció que Coca-Cola Co., con sede en Atlanta, había acordado usar azúcar de caña en la versión regular de su bebida fabricada en Estados Unidos.
“He hablado con Coca-Cola sobre el uso de azúcar de caña REAL en Coca-Cola en Estados Unidos, y han acordado hacerlo”, escribió Trump en su red social. “Me gustaría agradecer a todas las personas que tienen autoridad en Coca-Cola. Esta será una muy buena medida por parte de ellos — Lo verán. ¡Simplemente es mejor!”
Coca-Cola no confirmó el cambio. En un comunicado, la compañía dijo que apreciaba el entusiasmo de Trump y que pronto compartiría detalles sobre nuevas ofertas.
Stanford dice dudar que Coca-Cola deje de usar completamente el jarabe de maíz de alta fructosa, que ha endulzado la Coca-Cola en Estados Unidos desde la década de 1980. Habría enormes problemas en la cadena de suministro y la logística, dijo, y Estados Unidos no produce suficiente azúcar para las necesidades de Coca-Cola.
Espera que la empresa, con sede en Atlanta, ofrezca una versión endulzada con azúcar de caña en Estados Unidos, tal como su rival Pepsi lo ha estado haciendo desde 2009. Señaló que Coca-Cola ha complacido a los fanáticos estadounidenses importando Coca-Cola mexicana, elaborada con azúcar de caña, desde 2005. Coca-Cola posiciona la versión mexicana como una alternativa de lujo y la vende en botellas de vidrio.
Prisa por defender el jarabe de maíz de alta fructosa
La industria del maíz no estaba contenta con la especulación. El miércoles, en un comunicado, el presidente y CEO de la Asociación de Refinadores de Maíz, John Bode, dijo que no tiene sentido reemplazar el jarabe de maíz de alta fructosa con azúcar de caña y costaría miles de empleos en el área estadounidense de la fabricación.
Las acciones de ADM, un fabricante de jarabe de maíz de alta fructosa, cayeron casi un 2% el jueves tras el anuncio de Trump.
En un mensaje en X, Coca-Cola defendió el jarabe de maíz de alta fructosa, diciendo que no tiene mayores probabilidades de contribuir a la obesidad que el azúcar de mesa u otros edulcorantes de calorías completas.
“Es seguro; tiene aproximadamente la misma cantidad de calorías por porción que el azúcar de mesa y tu cuerpo lo metaboliza de manera similar ”, dijo la compañía. “Por favor, ten la seguridad de que las bebidas gaseosas de la marca Coca-Cola no contienen sustancias nocivas”.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) también dice que no hay pruebas de que exista ninguna diferencia en la seguridad de los alimentos endulzados con jarabe de maíz de alta fructosa y aquellos con azúcar, miel u otros edulcorantes tradicionales.
Los consumidores estadounidenses buscan más opciones
Las preferencias de bebidas gaseosas son muy subjetivas, como lo sabe cualquiera que haya participado en un debate de Pepsi vs. Coca-Cola o 7-Up vs. Sprite. Pero las tendencias recientes indican que Coca-Cola y otros fabricantes de bebidas necesitan enfocarse en productos bajos en azúcar o sin ella, buscados por un número creciente de consumidores, según Stanford.
Afirmó que sus datos muestran que la Coca-Cola original fue la más vendida por volumen en Estados Unidos el año pasado, con un 19% de participación de mercado, mientras que la Coca-Cola sin azúcar fue la séptima y tuvo un 4% de participación de mercado. Pero la participación de esta última creció un 10%, mientras que la participación de la Coca-Cola original se mantuvo estable.
Paige Leyden, directora asociada de informes de servicio de alimentos, sabores e ingredientes de la empresa de investigación de mercado Mintel, dijo que las bebidas con un halo de salud como Olipop —que tiene 1 gramo de azúcares, en comparación con los 65 gramos de la Coca-Cola original— también presionan a los fabricantes de refrescos tradicionales. Mintel espera que las ventas de los refrescos con azúcar aumenten 3,4% en Estados Unidos este año, mientras que los refrescos dietéticos verán un crecimiento del 11,8%.
Aun así, los nutricionistas sugieren evitar los azúcares añadidos sin importar la forma, ya que proporcionan calorías vacías sin nutrientes. Las pautas dietéticas de Estados Unidos de 2020 aconsejan limitar los alimentos y bebidas con alto contenido de azúcares añadidos, y dicen que los niños menores de 2 años no deben consumirlos en absoluto.
El secretario de Salud, Robert F. Kennedy, cuyas opiniones sobre nutrición a menudo divergen de la ciencia nutricional convencional, ha hablado en contra del azúcar. Se espera que su agencia publique pautas nutricionales actualizadas en los próximos meses.
“Hay cosas que nunca podremos eliminar, como el azúcar”, dijo Kennedy en una conferencia de prensa en abril. “Y el azúcar es veneno, y los estadounidenses necesitan saberlo”.
El aspartame y otros edulcorantes artificiales también se mencionan como una preocupación en un informe gubernamental que Kennedy emitió en mayo.
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El editor de Salud y Ciencia de AP, Jonathan Poet, contribuyó desde Filadelfia.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.