Investigadores afirman que la tuberculosis en los internados para niños indígenas en Canadá no fue accidental

Los cuerpos de cientos de niños han sido encontrados en fosas comunes

Gustaf Kilander
Miércoles, 21 de julio de 2021 08:10 EDT
Quema de Iglesias en Canadá tras el hallazgo de tumbas de niños indígenas
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Dos expertos en tuberculosis han afirmado que la muerte masiva derivada de la enfermedad en los internados de Canadá no fue un accidente, sino que fue causada por una negligencia intencionada.

Lena Faust, estudiante de doctorado del Centro Internacional de Tuberculosis de McGill, en Montreal, y Courtney Heffernan, directora de la Unidad de Evaluación e Investigación del Programa de Tuberculosis de la Universidad de Alberta, escribieron en un artículo de opinión publicado en The Globe and Mail el 12 de julio que no se sabe cuántos de los niños, cuyos restos fueron descubiertos en tumbas sin nombre en los últimos dos meses, murieron de tuberculosis.

A finales de junio, miembros de una nación indígena encontraron 751 tumbas sin marcar en el lugar donde se encontraba un internado en Saskatchewan, apenas unas semanas después de que se hallaron los restos de 215 niños en un internado similar en Columbia Británica.

El jefe médico del Departamento de Asuntos Indígenas, Peter Henderson Bryce, identificó las escuelas como un lugar ideal para la propagación de la tuberculosis ya en 1907. Murió en 1932.

Se dice que en un momento dado informó que era “casi como si se hubieran creado deliberadamente las condiciones idóneas para el brote de epidemias”, informó Alberta Native News.

Faust y el Dr. Heffernan subrayaron que, si bien había una epidemia de tuberculosis en la época, las condiciones en los internados la agravaban mucho más.

“La tuberculosis es una enfermedad infecciosa transmisible directamente condicionada por la desigualdad a nivel individual y de población. Está bien establecido que los determinantes sociales de la salud, como la malnutrición, el hacinamiento y la mala ventilación, contribuyen al desarrollo y la propagación de la tuberculosis, y estas condiciones eran comunes en los internados”, escribieron.

Los internados de Canadá estaban patrocinados por el gobierno, dirigidos por las iglesias, y su objetivo era educar y convertir a los jóvenes indígenas y asimilarlos a la sociedad canadiense.

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Entre 1831 y 1996 existieron en Canadá más de 130 internados. Como máximo, 80 funcionaban al mismo tiempo, en 1931.

El Dr. Bryce descubrió que la tasa de muertes por tuberculosis en los internados era mucho más alta que la de los niños de la población general canadiense.

Las muertes causadas por la tuberculosis en las comunidades de las Primeras Naciones -grupos de pueblos indígenas canadienses- en los años 30 y 40 fueron de 700 por cada 100 mil individuos, según la Asociación Canadiense de Salud Pública. Estas fueron algunas de las tasas más altas registradas. Sin embargo, el número de muertes por tuberculosis en los internados ascendía a la asombrosa cifra de 8 mil por cada 100 mil niños.

El Dr. Bryce recomendó mejorar los edificios y disponer de enfermeras especializadas en tuberculosis. El gobierno federal canadiense hizo caso omiso de sus recomendaciones, alegando que los cambios serían demasiado costosos. Pero también impidió que el Dr. Bryce siguiera investigando el tema y presentara sus conclusiones en conferencias académicas.

En su libro de 1922, The Story of a National Crime: Being an Appeal for Justice to the Indians of Canada (La historia de un crimen nacional: un llamamiento a la justicia para los indios de Canadá), el Dr. Bryce criticó al gobierno y escribió que “este rastro de enfermedad y muerte ha continuado casi sin que el Departamento de Asuntos Indios haya hecho ningún esfuerzo serio”.

En 2017, se registraron mil 796 casos de tuberculosis en Canadá. Las comunidades de las Primeras Naciones y los Indios inuit se vieron afectadas de forma desproporcionada. Faust y el Dr. Heffernan dijeron que el número de casos de TB activa era 400 veces mayor entre la población inuit, en comparación con la población no indígena.

“Este asombroso desequilibrio pone de manifiesto las continuas consecuencias de la violencia estructural colonial y el fracaso a la hora de abordar los determinantes sociales de la tuberculosis, como el acceso equitativo a la atención sanitaria y a una vivienda adecuada”, escribieron en The Globe and Mail.

“Un auténtico intento de reconciliación implica no sólo reconocer la verdad del sufrimiento infligido deliberadamente a los pueblos indígenas por los colonos, sino también honrar el duelo de las comunidades indígenas y sus llamamientos a la acción con una revisión exhaustiva, y abordar los daños que persisten en nuestras relaciones actuales”, añadieron.

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