Revelan cómo falleció Jay Slater después de 29 días desaparecido en Tenerife
Jay Slater, de 19 años, murió tras abandonar el sendero y adentrarse en una zona escarpada de Tenerife, según se concluyó luego de una investigación de dos días
Lo que comenzó como unas vacaciones entre amigos terminó en tragedia para el adolescente Jay Slater, quien cayó 25 metros por un barranco mientras intentaba regresar a pie a su alojamiento.
Slater, originario de Oswaldtwistle, Lancashire, se encontraba en la isla española de Tenerife y había asistido al festival de música NRG junto a sus amigos en la discoteca Papagayo, ubicada en el complejo turístico de Playa de las Américas. Era el 16 de junio del año pasado, el mismo día en que se le perdió el rastro.
Tras la fiesta, el joven se fue con dos hombres a un Airbnb en Masca, un pequeño pueblo de montaña ubicado a varios kilómetros de su hospedaje en Los Cristianos. Al amanecer, decidió regresar por su cuenta.
De acuerdo con lo declarado en el tribunal forense de Preston, Jay, de 19 años, dijo a sus amigos que estaba “en medio de las montañas” y que necesitaba agua, mientras emprendía a pie una caminata de 14 horas hacia su alojamiento. Había consumido drogas y alcohol la noche anterior.
El adolescente se comunicó varias veces con sus amigos por teléfono antes de que se le agotara la batería, pero no logró identificar el lugar exacto en el que se encontraba.
Cuando Jay no regresó a Los Cristianos, se puso en marcha una amplia operación de búsqueda que se extendió por casi un mes.
Pasaron 29 días hasta que su cuerpo fue encontrado, el 15 de julio, sobre el lecho seco de un arroyo. Cerca del lugar, a unos 15 o 20 metros de altura, se halló una bolsa que contenía su pasaporte. A partir de ese hallazgo, las autoridades españolas concluyeron que el joven había caído mientras intentaba descender.
Los investigadores creen que Slater pudo haberse desviado del camino y adentrado en un barranco peligroso al ver el mar y pensar que podía llegar a una playa para pedir ayuda.
Al término de una investigación de dos días sobre su muerte, el doctor James Adeley, forense jefe de Lancashire y Blackburn con Darwen, concluyó:
“Jay cayó en una zona muy peligrosa, en un terreno complicado. Sufrió una caída de entre 20 y 25 metros, con fracturas en el cráneo y un traumatismo cerebral que le provocaron la muerte de forma instantánea. Jay Dean Slater tuvo una muerte accidental. Se trata de la trágica muerte de un joven”.
Adeley señaló que las pruebas demostraban que no había indicios de la participación de terceras personas en la muerte de Jay. Tampoco existían señales de que hubiera sido amenazado, agredido, coaccionado o que temiera por su seguridad.
El juez se dirigió a la familia del joven, presente en la sala, y expresó su deseo de que el “examen de los hechos, y no de conjeturas” durante la audiencia les ofreciera algo de consuelo.
La madre de Jay, Debbie Duncan, con la voz entrecortada, rindió homenaje a su hijo durante la audiencia del viernes.
“Era muy querido y tenemos el corazón destrozado”, declaró. “Nuestras vidas nunca serán las mismas sin Jay”.
Durante la investigación también declararon los amigos de Jay y las últimas personas que hablaron con él la mañana en que desapareció.
Bradley Geoghegan, quien compartía las vacaciones con él, afirmó que la noche anterior su amigo había consumido pastillas de éxtasis, posiblemente ketamina, además de cocaína y alcohol.
Al día siguiente, Geoghegan recibió una videollamada de Jay, quien caminaba por una carretera y, según su testimonio ante el tribunal, aún mostraba los efectos de las sustancias.
“Le dije que revisara los mapas para ver qué tan lejos estaba”, relató. “Eran como 14 horas a pie o una hora en auto. Le dije: ‘Vuelve en taxi’, y me respondió: ‘Ya te llamaré’”.
El Dr. Richard Shepherd, patólogo del Ministerio del Interior, declaró que la autopsia confirmó como causa de muerte las lesiones en la cabeza. Añadió que el cuerpo de Jay Slater no presentaba signos de ataduras ni de agresión y que el patrón de las heridas coincidía con una caída desde gran altura.
Marieke Krans, integrante de la organización benéfica holandesa de rescate Signi Zoekhonden, especializada en búsquedas con perros, colaboró en el operativo.
Explicó que la zona donde se halló el cuerpo estaba a unas tres horas y media a pie del Airbnb y la describió como “muy empinada y muy peligrosa”, un lugar donde era fácil resbalar o perder el equilibrio.
Traducción de Leticia Zampedri