Lula intenta recabar apoyo a la alianza mundial contra el hambre
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, presentó el miércoles en Río de Janeiro una alianza mundial contra el hambre y la pobreza, una iniciativa que describió como una de las principales prioridades de Brasil durante su actual presidencia del Grupo de los 20.
“El hambre no es algo natural. El hambre es algo que requiere una decisión política", dijo Lula durante una reunión ministerial para establecer la alianza mundial. El mandatario izquierdista denunció el hecho de que siga existiendo hambre en todo el mundo a pesar de que la producción de alimentos es suficiente.
Lula pretendía fortalecer el apoyo para la alianza antes de su creación formal a finales de este año, cuando los líderes mundiales se reúnan en Río de Janeiro para la cumbre de las 20 principales naciones ricas y en desarrollo el 18 y 19 de noviembre.
La alianza pretende poner en marcha un mecanismo que movilice fondos y conocimientos para apoyar la expansión de políticas y programas para luchar contra la desigualdad y la pobreza, según un comunicado emitido el martes por la oficina de prensa del G20 en Brasil. Será gestionada desde una secretaría ubicada en las sedes de la FAO en Roma y Brasilia hasta 2030, y la mitad de sus costos serán cubiertos por Brasil, dijo Lula en su discurso.
Lula, un exsindicalista que gobernó Brasil entre 2003 y 2010, volvió a la presidencia para un tercer mandato no consecutivo en 2023 tras frustrar la candidatura a la reelección del expresidente Jair Bolsonaro.
Lula, quien nació en el seno de una familia pobre en el estado de Pernambuco, en el noreste de Brasil, lleva mucho tiempo tratando de combatir el hambre tanto en el país como en el extranjero.
Los problemas de seguridad alimentaria y pobreza están presentes en todo Brasil, desde la Amazonía hasta los grandes centros urbanos, lo que significa que el país puede aportar su experiencia al debate mundial, dijo Marcelo Cândido da Silva, profesor de historia de la Universidad de Sao Paulo y vicecoordinador de un proyecto internacional de investigación contra el hambre.
Brasil es también uno de los principales exportadores de alimentos del mundo, y envía al exterior grandes cantidades de maíz, soya, café, azúcar, carne de vacuno y pollo.
Acabar con la pobreza extrema y el hambre para el 2030 forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, adoptados en 2015, pero los avances han sido lentos.
Alrededor de 733 millones de personas pasarán hambre en 2023, lo que equivale a una de cada 11 personas en el mundo y una de cada cinco en África, según el informe anual “El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo”, publicado en Río de Janeiro el miércoles.
En 2020 se produjo un brusco repunte de las personas que sufrían inseguridad alimentaria moderada o grave en medio de la pandemia del COVID-19, y desde entonces las cifras se han mantenido obstinadamente altas a pesar de los progresos realizados en América Latina y el Caribe, según una declaración que acompaña la presentación del informe.
“Un futuro sin hambre es posible si conseguimos reunir los recursos y la voluntad política necesarios para invertir en soluciones probadas a largo plazo” afirmó en el comunicado la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Cindy McCain.
Además de visibilizar el hambre y la pobreza, los diplomáticos brasileños están aprovechando la presidencia del G20 para impulsar una reforma de las organizaciones internacionales y abogar por una transición energética sostenible.
Estos esfuerzos forman parte del intento de Lula de presentar a su país —y a sí mismo— como líder del Sur Global.
La alianza contra el hambre y la pobreza “permite a Brasil posicionarse como líder porque está llevando un tema muy importante para los países más pobres del mundo a un foro en el que no están representados, el G20”, afirmó Eduardo Mello, profesor de relaciones internacionales de la universidad y centro de estudios Fundación Getulio Vargas.
Pero falta voluntad política debido a los conflictos en curso en Ucrania y la Franja de Gaza, dijo Mello.