Comienza la elección del nuevo papa: una guía de los cónclaves más insólitos de la historia
La historia de las elecciones papales comprende algunos incidentes sorprendentes
En una operación que prácticamente lleva 800 años sin ningún cambio, 133 cardenales se reunirán en la Capilla Sixtina del Vaticano para iniciar múltiples rondas de votaciones y debates con el fin de elegir a quién de entre ellos podría dirigir la Iglesia católica.
El cardenal italiano Pietro Parolin y el cardenal filipino Luis Antonio Tagle figuran entre los favoritos para suceder al papa Francisco de cara al cónclave papal, que comienza el miércoles.
Es posible que muchos de los cardenales estén buscando orientación de sus predecesores sobre cómo abordar el asunto, pero las elecciones papales no siempre han servido para ser asuntos ordenados.
Desde peleas a puñetazos hasta bromas, he aquí algunos de los cónclaves más insólitos de la historia:

236 d. C.
Sigue sin estar claro cómo era el proceso de elección de un nuevo papa en la cristiandad primitiva, pero el nombramiento de un sacerdote llamado Fabián en el año 236 d. C. fue probablemente un caso atípico.
Fabián se encontraba en Roma para la elección del nuevo papa cuando una paloma se posó sobre su cabeza, según Eusebio, historiador de la Iglesia.
El incidente fue tomado como una señal del clero y lo eligió papa.

1241 d. C.
En 1241, el cardenal Goffredo Castiglioni fue elegido papa Celestino IV.
Los cardenales fueron incapaces de llegar a un consenso durante la elección, que tuvo lugar en medio de un sofocante calor y tensiones entre la Iglesia y el emperador romano.
Mientras permanecían en el palacio Septizodium de Roma, un cardenal murió y otros se enfermaron a causa de las altas temperaturas.
Hubo incluso amenazas de que se desenterrara el cadáver del difunto papa Gregorio IX, antes de que los cardenales eligieran al cardenal Castiglione, de edad avanzada y salud deteriorada.
Murió solo 17 días después de su elección, antes incluso de ser coronado.
1268-1271 d. C.
Este cónclave, que duró casi tres años, fue el más largo de la historia y es la razón de que existan hoy muchas reglas del proceso moderno.
Tres de los 20 cardenales presentes al principio de la elección habían muerto al final y otro dimitió, ya que las luchas internas retrasaron su decisión durante dos años y nueve meses.
Encerraron a los cardenales en la ciudad fortín de Viterbo para acelerar el proceso.
Pero tampoco funcionó y los altos mandos decidieron racionarles el pan y el agua y quitarles el techo para que quedaran expuestos a los elementos.
Finalmente, la cohorte acordó elegir a Teobaldo Visconti, que se convirtió en Gregorio X. Durante su mandato como papa, formalizó el proceso del cónclave con su bula Ubi periculum en 1274.

1334 d. C.
En 1334, los cardenales electores quedaron “asombrados” por su propio voto, después de que ganara un candidato poco probable.
Uno de los primeros favoritos para convertirse en el próximo papa era el cardenal Jean-Raymond de Comminges, pero la cohorte quedó desconcertada cuando se negó a prometer que se quedaría en Francia, donde iba a ser elegido.
En medio de la confusión, los cardenales votaron cada uno por un candidato que consideraban poco probable que fuera elegido. Pero bastantes de ellos votaron accidentalmente por Jacques Fournier, que se convirtió en Benedicto XII.
“En la primera votación, el 20 de diciembre de 1334, muchos electores votaron por el improbable cardenal Fournier con la intención de sondear la mente del cónclave. Aunque era uno de los pocos hombres de verdadero mérito en el colegio, no era sino poco considerado debido a su oscuro origen y a su falta de riqueza y seguidores”, indica la Enciclopedia Católica.
Al final, tomó por sorpresa al cónclave, ya que reunió los dos tercios de los votos necesarios”.
1605 d. C.
El cónclave papal que tuvo lugar en mayo de 1605 se recuerda por haber registrado el único caso de lesión grave como resultado de una pelea a puñetazos entre cardenales.
En un desacuerdo sobre quién debería ser elegido papa, los cardenales se enzarzaron en un altercado físico que, al parecer, pudo oírse en las calles fuera del cónclave.
La pelea se saldó con el único caso conocido de lesión grave durante el proceso de elección papal: el cardenal Alfonso Visconti sufrió varias fracturas óseas.
Tras la interrupción, Camillo Borghese fue elegido y se convirtió en Pablo V.

1623 d. C.
Al parecer, una plaga de abejas influyó en los cardenales que iban a elegir al próximo papa.
Fueron 54 cardenales los que participaron en el cónclave que eligió al cardenal Maffeo Barberini como papa Urbano VIII.
Los historiadores afirman que se suscitó una extraña coincidencia: un enjambre de abejas entró en la habitación y se dirigió hacia Barberini, cuyo escudo familiar también incluía abejas.
Los cardenales lo tomaron como una señal y fue elegido papa días después.
1655 d. C.
La larga elección papal de 1655 hizo que los jóvenes cardenales se aburrieran e incluso gastaran bromas a sus mayores.
A principios de enero, el cónclave llegó pronto a un punto muerto que se prolongó durante todo febrero.
Los miembros más jóvenes de los 66 electores empezaron a gastar bromas para entretenerse. En una de ellas, un cardenal se disfrazó de Espíritu Santo para sorprender a los miembros de mayor edad del colegio en plena noche.
Supuestamente, un cardenal murió de neumonía después de que se cayera por la broma y quedara tendido en un suelo frío.

2013
En este último cónclave se produjo un extraño incidente antes de que comenzaran los procedimientos oficiales: un falso cardenal se coló en una reunión previa al cónclave.
Sorprendieron al impostor al colarse en una reunión de cardenales vestido con ropas clericales falsas antes de que guardias suizos lo escoltaran fuera del Vaticano.
Al parecer, estrechó la mano de los sacerdotes y dijo llamarse “Basilius”. También habría dicho a sus supuestos compañeros que era miembro de la “Iglesia Ortodoxa Italiana”, que no existe.
Fue descubierto por un guardia que se dio cuenta de que llevaba un pañuelo rosa alrededor de la cintura en lugar de los fajines propios de los verdaderos cardenales.
Traducción de Michelle Padilla