China critica el paso de buque de EEUU por Estrecho de Taiwán antes de cambio de gobierno en Taipéi
El ejército chino criticó el jueves el paso de un destructor estadounidense por el Estrecho de Taiwán, menos de dos semanas antes de que el nuevo presidente de la isla asuma el cargo y mientras Washington y Beijing hacían esfuerzos dispares por restaurar los contactos militares periódicos.
El capitán de la Armada Li Xi, vocero del Comando Oriental chino, acusó a Washington de haber “publicitado” el paso del USS Halsey el miércoles. En un comunicado, Li dijo que el comando, que supervisa las operaciones en el estrecho, “organizó fuerzas navales y aéreas” para monitorear el paso del buque.
La 7ma Flota de la Armada estadounidense, por su parte, dijo que el Halsey “hizo un tránsito de rutina por el Estrecho de Taiwán el 8 de marzo por aguas en las que se aplica la libertad de navegación y sobrevuelo en alta mar de acuerdo con el derecho internacional”.
El destructor con misiles guiados pasó por un corredor del estrecho que está “más allá de las aguas territoriales” de cualquier estado costero, indicó la flota en un comunicado.
“El tránsito del Halsey por el Estrecho de Taiwán demuestra el compromiso de Estados Unidos con respaldar la libertad de navegación para todas las naciones por principio”, añadió. “Ningún miembro de la comunidad internacional debe ser intimidado o coaccionado para renunciar a sus derechos y libertades. El ejército de Estados Unidos vuela, navega y opera en cualquier lugar donde lo permita el derecho internacional”.
La acusación de China de que el trayecto fue ““publicitado”, lo que alude a que se organizó para obtener el mayor efecto político posible, es una reclamación habitual de Beijing cuando considera que los anuncios pretenden cuestionar las reclamaciones de China de que tiene alguna clase de autoridad para controlar quién puede atravesar el estrecho.
El Ministerio de Defensa de Taiwán dijo estar bien informado de la ruta del destructor.
La última vez que se produjo un trayecto similar fue el 17 de abril, el día antes de que los responsables de defensa de Estados Unidos y China mantuvieran su primera conversación desde noviembre de 2022 en un intento de reducir las tensiones regionales. El contacto directo entre mandos militares se estancó en agosto de 2022, cuando Beijing suspendió esas comunicaciones tras una visita a Taiwán de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. China respondió lanzando misiles sobre Taiwán e incrementando sus maniobras militares, incluido lo que parecía un simulacro de bloqueo aéreo y naval a la isla.
El crucial estrecho mide 160 kilómetros (100 millas) de ancho y separa China de Taiwán, una isla democrática y autogobernada donde el presidente electo William Lai Ching-te asumirá su puesto el 20 de mayo. El Partido Democrático Progresista del nuevo mandatario apoya la situación independiente de facto, en la que mantiene sólidos pero extraoficiales lazos con Estados Unidos y otras potencias.
El ejército taiwanés sube su nivel de alerta en fechas señaladas como las elecciones del pasado enero, ante la posibilidad de que China pueda usar su ejército considerablemente más poderoso para tratar de intimidar a los votantes e influenciar la opinión pública a favor de las insistencias de Beijing de que la unificación de los dos territorios es inevitable.
Los dos se separaron durante una guerra civil en 1949. En 1996, China lanzó misiles justo al norte y el sur de la isla y celebró ejercicios militares en un intento —que fue contraproducente— de disuadir a los votantes de apoyar a candidatos contrarios a Beijing. Desde entonces, China ha actuado con más discreción en torno a las elecciones y en lugar de acciones militares ha optado por buscar el apoyo de grupos empresariales y agasajar a políticos partidarios de la unificación.
Aunque el transitado Estrecho de Taiwán está considerado como aguas internacionales y resulta crucial para el comercio global, China considera el paso de buques militares de Estados Unidos, Reino Unido y otras naciones como un desafío a su soberanía.
China envía barcos y aviones militares al estrecho y otras zonas en torno a la isla casi a diario para desgastar las defensas taiwanesas e intimidar a sus 23 millones de habitantes, que apoyan firmemente su independencia de facto.