Miles de personas se ven obligadas a dejar sus casas tras el sismo en el oeste de China
Mientras las réplicas seguían remeciendo el oeste de China el miércoles, más de 12.000 personas se quedaban en carpas y otros refugios y encendían hogueras para defenderse de las temperaturas bajo cero.
El día anterior, un sismo de magnitud 7,1 en una zona remota de la región china de Xinjiang mató a tres personas y dejó cinco heridos, así como cientos de edificios dañados.
El temblor causó daños significativos en un clima gélido, aunque el coste humano y material era relativamente bajo debido a la escasa población en la zona del epicentro, en el condado Uchturpan, cerca de la frontera con Kazajistán.
Imágenes emitidas el miércoles por la televisora estatal CCTV mostraban personas evacuadas que comían fideos instantáneos en carpas con hogueras para calentarse.
Jian Gewa, un estudiante de 16 años en Uchturpan, dijo que estaba en el baño cuando comenzó el sismo. Todo el edificio tembló de forma violenta.
“Pensé que tenía que ponerme a salvo lo más rápido posible”, dijo Jian.
El joven fue evacuado junto con otras 200 personas a una escuela, donde se alojaba en una habitación de la residencia con su abuelo. Las autoridades locales dijeron que tenían previsto comprobar la estabilidad de las viviendas antes de que la gente pudiera regresar.
El terremoto golpeó una zona poco poblada de pueblos y aldeas dispersas en un paisaje invernal por lo demás desierto. Una autopista de dos carriles conecta la zona con la ciudad de Aksu, a unos 125 kilómetros (78 millas), a través de llanuras congeladas a un lado y montañas al otro. Los tendidos eléctricos y algunas fábricas de cemento son casi el único vestigio de actividad humana.
En la prefectura de Kizilsu Kirgiz, el sismo causó daños de diversa consideración en 851 edificios, derribó 93 estructuras cerca del epicentro y mató a 910 cabezas de ganado, según el subsecretario del partido en la zona, Wurouziali Haxihaerbayi.
La mayoría de los habitantes son kirguises y uigures, minorías étnicas tártaras que son de mayoría musulmana y han sido objeto de una campaña estatal de asimilación forzosa y detención masiva. La región está muy militarizada y la televisora estatal CCTV mostró imágenes de paramilitares que llegaban antes del amanecer para despejar escombros y levantar carpas para los desplazados.
Dos de los tres fallecidos eran miembros de una familia de pastores de kirguises que habían llevado su rebaño de ovejas al monte y pasaban la noche en una cabaña, dijo Shi Chao, dirigente del Partido Comunista en el municipio de Kulansarike.
El municipio estaba sustituyendo las cabañas por estructuras más firmes subvencionadas en parte por el gobierno, dijo. La tercera muerte ocurrió en otro lugar del condado Akqi.
La prefectura desplegó a más de 2.300 rescatistas y evacuado a 7.338 vecinos. En total han sido evacuadas 12.426 personas.
Los rescatistas buscaban entre los escombros mientras llegaban materiales de emergencia, como abrigos y carpas, para los miles de personas que huyeron de sus casas.
“Esta magnitud de 7,1 es muy fuerte, pero la situación de muertos y heridos no es grave”, dijo Zhang Yongjiu, líder de la Administración de Terremotos de Xinjiang, en una conferencia de prensa.
Periodistas de Associated Press vieron muros agrietados o medio derruidos en el poblado vacío de Youkakeyamansu en Aksu. Todos los residentes habían sido reubicados en un refugio.
El montañoso condado de Uchturpan registraba temperaturas bajo el umbral de la congelación, y la Administración Meteorológica china esperaba que las mínimas alcanzaran los -18 grados Celsius (justo por debajo de 0 grados Fahrenheit) esta semana.
El condado tenía unas 233.000 personas en 2022, según las autoridades en Xinjiang.
Los sismos son habituales en el oeste de China.