Algunos vecinos de Níger defienden el golpe militar
No todos están en contra de los golpes militares en Níger y otros países africanos
No todos están en contra de los golpes militares en Níger y otros países africanos. En el retrato de los líderes que asistieron a la reciente cumbre entre Rusia y África, el presidente ruso Vladímir Putin se ve al lado de Ibrahim Traore, el joven oficial militar que tomó el poder en Burkina Faso en septiembre del año pasado.
Fue un momento incómodo para otros líderes africanos. “La normalización y dignificación de las insurrecciones militares debería inquietar a nuestro gran continente”, escribió el secretario de Exteriores de Kenia al publicar la foto esta semana.
Ahora Burkina Faso y otro país africano gobernado por una junta militar, Mali, han asumido la inusual postura de decir que cualquier intervención militar en Níger tras el golpe de la semana pasada será considerada una declaración de guerra contra ellos también.
De tal manera desafiaron a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO, o ECOWAS por sus siglas en inglés), que el domingo advirtió que podría usar la fuerza si la junta militar de Níger no restablece al presidente democráticamente elegido, Mohamed Bazoum, en espacio de una semana. Otro país gobernado por golpistas, Guinea, en un comunicado por separado apoyó a la junta de Níger y pidió a ECOWAS “recuperar la cordura”.
Los apoyos al golpe en Níger complican la respuesta internacional y ponen a prueba la voluntad de los países vecinos. Reflejan además lo que advirtió un estudio de Naciones Unidas el mes pasado tras sondear a miles de ciudadanos de países africanos que recientemente pasaron por golpes militares u otras transiciones políticas no democráticas.
“Un posible escenario regional podría ser que las juntas militares de Mali, Guinea y Burkina Faso se unan” para contrarrestar cualquier respuesta regional a los golpes militares, dice el reporte. Advirtió que podrían desafiar sanciones y organizar elecciones, con ayuda de “nuevas alianzas internacionales”.
El reporte dice que “paradójicamente”, el apoyo popular a los recientes golpes en África es “sintomático de una nueva ola de aspiración democrática que se está esparciendo por todo el continente”, cuando poblaciones jóvenes se ven frustradas con los sistemas políticos y económicos vigentes y exigen cambios más rápidos que los provocados por elecciones.
Muchos simplemente ansían seguridad en momentos en que extremistas islámicos aumentan su alcance en el Sahel, la zona árida al sur del Desierto de Sahara. “Creo que un régimen militar en Níger podrá coordinar mejor sus acciones militares con Mali y Burkina Faso para combatir el terrorismo”, dijo a The Associated Press Harber Cisse, un ciudadano de Mali que vive en Guinea. Cree que el presidente democráticamente elegido de Níger, Mohamed Bazoum, “se está haciendo la vista gorda” y permitiendo que extremistas entren a Mali.
Los que recuerdan golpes pasados en la región no están necesariamente asombrados por los anuncios militares y las protestas en las calles. El estudio de la ONU halló optimismo y entusiasmo junto con ansiedad hacia el futuro, aparte de una impaciencia que ha llevado a varios golpes militares, en cuestión de pocos meses y en más de un país. Hubo cuatro golpes de Estado en África en 2021, la mayor cantidad en un solo año en dos décadas.
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Contribuyeron a esta nota los corresponsales Baba Ahmed en Bamako, Mali y Sam Mednick en Niamey, Níger.