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Tres mujeres asesinadas sin motivo por hombres sin hogar: ¿Qué revela sobre ola de delincuencia en EE.UU.?

Michelle Alyssa Go, Sandra Shells y Brianna Kupfer fueron asesinadas sin premeditación, algo que conmocionó a EE.UU. Sus muertes evidencian la falta de vivienda, los delitos violentos y la violencia de género, escribe Rachel Sharp

Miércoles, 19 de enero de 2022 13:59 EST
(The Independent)
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Michelle Alyssa Go tomaba un tren. Sandra Shells esperaba un autobús. Brianna Kupfer trabajaba en su turno en una tienda de muebles.

A las tres mujeres las asesinaron tres hombres sin hogar en los que parecen ser actos de violencia no premeditados.

Sus asesinatos, que ocurrieron en solo tres días de la semana pasada, una vez más pusieron en el centro de atención las preocupaciones sobre un aumento en los delitos violentos y la falta de vivienda en las principales ciudades de EE.UU.

Go estaba de pie en el andén de la estación de Times Square en la ciudad de Nueva York alrededor de las 9:40 am (hora local) del sábado.

A la mujer de 40 años, que vivía en el Upper West Side de Manhattan y trabajaba para el gigante consultor Deloitte, la empujaron frente a un tren del metro en lo que las autoridades describieron como un “ataque no provocado”. Ella murió en el lugar.

A Martial Simon, una persona sin hogar de 61 años, lo arrestaron por el asesinato de Go poco después. Esto luego de que la policía dijo que abordó un tren y se acercó a algunos oficiales para contarles lo que había hecho.

Según la hermana de Simon, él sufría de una enfermedad mental mucho antes de que supuestamente empujara a la mujer asiático-estadounidense a su muerte.

Josette Simon le comentó al New York Post que su hermano menor sufre de esquizofrenia y que una vez le rogó a un hospital que no lo diera de alta porque sabía que dejaría de tomar su medicación.

La última vez que hablaron, él le expresó a su hermana que “ellos” estaban escondidos en los armarios, observándolo, aseguró ella.

Después de su arresto, Simon, que ha sido arrestado varias veces, afirmó que mató a Go porque él es “Dios”.

Michelle Go fotografiada con su familia antes de su muerte el sábado
Michelle Go fotografiada con su familia antes de su muerte el sábado (CeFaan Kim/Twitter)

La policía de Los Ángeles declaró que el hombre acusado de matar a Shells también la atacó “sin provocación y sin motivo”.

Para la mujer de 70 años, era un día normal ir a su trabajo como enfermera en el Centro Médico del Condado de Los Ángeles-USC el jueves temprano.

Esperaba en una parada de autobús en el centro de Los Ángeles cuando Kerry Bell le dio un puñetazo en la cabeza, lo que la hizo caer y golpearse la cabeza contra el suelo, según el Departamento de Policía de Los Ángeles.

Días después, Shells falleció a causa de sus heridas en el mismo hospital en el que él había dedicado 38 años de su vida a trabajar. Sus vecinos y los funcionarios del hospital dicen que planeaba jubilarse pronto.

Encontraron a Bell, un hombre sin hogar de 48 años con múltiples arrestos en su historial, durmiendo cerca de la escena del ataque. Lo arrestaron y acusaron de intento de asesinato.

Menos de nueve horas después de que atacaran a Shells en el centro de Los Ángeles, se encontró a Kupfer muerta en un charco de sangre dentro de la tienda de muebles de lujo donde trabajaba en un área próspera de la ciudad.

Sandra Shells fue enfermera por casi cuatro décadas, antes de que la mataran en su trayecto a casa
Sandra Shells fue enfermera por casi cuatro décadas, antes de que la mataran en su trayecto a casa (KABC)

La estudiante de posgrado de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles) de 24 años trabajaba en su turno como consultora en Croft House en North La Brea Avenue alrededor de la 1:50 pm (hora del Pacífico) del jueves por la tarde.

Un hombre con una máscara, que los investigadores creen que es un indigente, entró en la tienda y la mató a puñaladas.

Las imágenes de vigilancia lo grabaron salir tranquilamente por la puerta trasera de la tienda y bajar por un callejón lejos de la escena.

Un cliente encontró a Kupfer sangrando en el suelo unos 20 minutos después, la declararon muerta en el lugar.

La policía identificó a Shawn Laval Smith, de 31 años, el martes por la noche como el sospechoso buscado por su asesinato. Le advirtió al público que debe ser considerado armado y peligroso.

Seis días después, los investigadores siguen buscando al sospechoso que se cree que atacó sin motivo aparente a la joven de 24 años. Una recompensa por información que conduzca al arresto del asesino superó los US$250.000 el martes.

El devastado padre de Kupfer, Todd Kupfer, culpó al aumento de la delincuencia en la ciudad por el asesinato de su hija y criticó a los políticos por permitir que los delincuentes caminen por las calles.

“El crimen de verdad está en aumento, y tenemos muchos criminales en las calles que no deberían estar afuera”, le comentó a Fox News.

“Tenemos muchos políticos que de alguna manera se olvidaron de la población y piensan que la clave para ser elegido es apoyar al estrato más bajo de nuestra sociedad y darles derechos y de alguna manera esa es la respuesta para obtener votos”.

Apuñalaron fatalmente a Brianna Kupfer mientras trabajaba en una tienda de muebles de lujo
Apuñalaron fatalmente a Brianna Kupfer mientras trabajaba en una tienda de muebles de lujo (LinkedIn)

La ola de crímenes en EE.UU.

Mucho se ha hablado sobre el aumento de la delincuencia en las principales ciudades durante el último año. Esto alimenta los temores de que EE.UU. regrese a los oscuros días de las décadas de 1970 a 1990, cuando la delincuencia se apoderó de vastas zonas del país.

En la ciudad de Nueva York, los delitos violentos alcanzaron su nivel más alto en seis años durante 2021.

Los datos de la policía de Nueva York muestran que la cantidad de delitos graves, que consisten en asesinato y homicidio intencional, violación, robo, asalto por delito grave, allanamiento de morada, hurto mayor y hurto mayor de automóviles, superó los 100.000 por primera vez desde 2016.

Se registraron un total de 102.731 delitos graves, un aumento del 7,5 por ciento con respecto a los 95.593 delitos graves en 2020.

La última vez que hubo una cifra más alta que esta fue en 2015, cuando se registraron 105.453 delitos graves.

Individualmente, cada uno de los delitos graves aumentó en el último año, con la excepción del robo que cayó en un 17,3 por ciento.

Los asesinatos aumentaron un 3,8 por ciento a 486 en 2021, el número más alto en una década, y los delitos graves aumentaron un 10,9 por ciento en un solo año.

Sin embargo, aunque las cifras muestran un aumento innegable, aún es mucho más bajo que las tasas de delincuencia observadas en la década de 1990.

En 1990, hubo más de cinco veces la cantidad de delitos mayores que en 2021, con 527,257 ese año.

En 2000, todavía había cerca del doble del número en 2021, con 184.652 registrados.

Es una historia similar en Los Ángeles, donde las cifras de LAPD revelan que hubo casi tres veces menos delitos violentos en 2021 que hace tres décadas en la década de 1990.

El número de delitos violentos se situó en 88.919 en 1992, frente a los 30.078 registrados el año pasado.

El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, da una actualización sobre las estadísticas de crimen en la ciudad
El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, da una actualización sobre las estadísticas de crimen en la ciudad (Oficina del alcalde de LA/Twitter )

Dicho esto, los delitos violentos aumentaron un 3,9 por ciento interanual en 2021, y más personas fueron víctimas de tiroteos que en cualquier otro año desde 2008.

En 2021, los homicidios aumentaron de manera similar al número más alto en 15 años, con 397 asesinatos, un aumento del 11,8 por ciento desde 2020 y un aumento del 53,9 por ciento desde 2019 antes de la pandemia.

Al anunciar las cifras en una conferencia de prensa la semana pasada, el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, dijo que el aumento de los delitos violentos fue el resultado de los eventos de los últimos dos años.

“Tenemos dos cosas juntas: el trauma de los últimos dos años y la crisis de salud mental que surgió de esta pandemia. Y tenemos muchas más armas por ahí”, aseguró.

“Esas cosas juntas nos han hecho ver más violencia”.

Crisis de personas sin hogar

Específicamente entre la comunidad de personas sin hogar, los expertos dicen que han notado un aumento en la violencia durante la pandemia.

El reverendo Andy Bales, director ejecutivo y presidente de Union Rescue Mission en Skid Row en Los Ángeles, le dice a The Independent que lo que ha visto en los últimos dos años es diferente a todo lo que ha visto durante los 35 años que ha trabajado para apoyar a las personas que no tienen vivienda.

“En verdad veo violencia y comportamientos entre las personas devastadas por la falta de vivienda que nunca había visto en los últimos 35 años”, asegura.

“La mayoría de las veces es violencia hacia otras personas sin hogar y ellos sufren la peor parte”.

“Pero en Los Ángeles, el 70 por ciento de las personas devastadas por la falta de vivienda están en las calles, por lo que esto presenta condiciones en las que los peatones en su camino al trabajo se encontrarán con personas que sufren diferentes estados de enfermedad mental”.

Y agrega: “En Los Ángeles, hay campamentos donde quiera que vayas y las personas que tienen dificultades [por la vivienda] están en todas partes”.

Si bien Nueva York tiene una ley de “derecho a la vivienda” que exige que la ciudad brinde refugio de emergencia a las personas sin hogar, Los Ángeles no tiene una ley como esta.

En consecuencia, más personas sin hogar duermen en tiendas de campaña y campamentos improvisados en las calles de la ciudad que en albergues.

Alrededor de 8.000 personas viven en el infame barrio de Skid Row en el centro de Los Ángeles, conocido por ser uno de los campamentos para personas sin hogar más grandes de todo el país.

“Ningún lugar deja a las personas en las calles como LA deja a las personas en las calles y esto afecta mental, física y socialmente a las personas sin hogar, en todos los sentidos”, dice el reverendo Bales.

El reverendo Bales dice que cuando llegó la pandemia, afectó la salud mental de la población ya vulnerable.

El infame campamento de personas sin hogar, Skid Row, en el centro de Los Ángeles es el hogar de alrededor 8.000 personas
El infame campamento de personas sin hogar, Skid Row, en el centro de Los Ángeles es el hogar de alrededor 8.000 personas (AFP via Getty Images)

La pandemia y la división en el mundo en este momento han exacerbado las ya frágiles condiciones de salud mental de tantos”, asevera.

“Si usted y yo somos honestos, todos los días estamos un poco hasta el límite con todo lo que sucede en el mundo, así que imagine a alguien que ya se encuentra en una condición frágil y ahora es presionado por todos lados por lo que enfrentamos”.

“Es un momento abrumador y no hay nada que exacerbe la frágil salud mental más que dejar a las personas en las calles sin ningún lugar a donde ir y sin ayuda real”.

Problemas de salud mental “cíclicos”

Jacquelyn Simone, directora de políticas de la Coalition for the Homeless, también notó que la inestabilidad de la vivienda, el abuso de sustancias y las enfermedades mentales empeoraron para la población indigente de la ciudad de Nueva York durante la pandemia.

“Ha sido muy difícil para los neoyorquinos sin hogar acceder a los servicios de atención de salud mental y abuso de sustancias porque el servicio de salud se ha visto muy abrumado por la pandemia”, le comenta a The Independent.

“Algunas unidades psiquiátricas se reutilizaron como parte de la respuesta a la pandemia y los proveedores que cambiaron a la telemedicina [ordenar medicina mediante aplicaciones, internet y demás] no eran accesibles para las personas sin hogar que no tienen acceso a la tecnología”.

“Entonces, cuando las personas han estado en medio de crisis de salud mental, no han podido acceder a la atención que necesitan”.

Los problemas de salud mental y la falta de vivienda son “cíclicos”, dice, ya que la enfermedad mental puede llevar a las personas a la falta de vivienda, mientras que la inestabilidad de la falta de vivienda también puede exacerbar la enfermedad subyacente.

“La gente necesita la estabilidad de la vivienda para poder abordar la adicción a las sustancias y los problemas de salud mental”, opina ella.

La investigación de la Coalition for the Homeless reveló que la falta de vivienda en la ciudad de Nueva York ha alcanzado los niveles más altos desde la Gran Depresión de la década de 1930, con un 20 por ciento más que hace una década.

En octubre había 48.723 personas sin hogar, incluidos 15.346 niños durmiendo en los albergues de la ciudad.

La cantidad de adultos solteros en albergues se disparó un 92 por ciento en la última década a un nivel casi récord de 18.370 en octubre de 2021.

Y estas cifras están lejos de revelar la imagen real, dice Simone.

Estos datos solo capturan la cantidad de personas que duermen en refugios para personas sin hogar y no la gran cantidad de personas que duermen en tiendas de campaña y en las puertas de las calles y en las estaciones de metro de la ciudad.

Una persona sin hogar duerme en un vagón de metro de Nueva York
Una persona sin hogar duerme en un vagón de metro de Nueva York (AFP via Getty Images)

Simone explica que no existe una medición precisa de la población indigente de la ciudad de Nueva York, pero las investigaciones muestran que es más probable que esté conformada por adultos solteros.

Los estudios también encontraron que la mayoría de las personas sin hogar sufren de enfermedades mentales o problemas de salud graves y que los adultos solteros sin hogar suelen tener tasas más altas de enfermedades mentales graves y trastornos de adicción que las personas de familias sin hogar.

Simone advierte que una ligera caída en las familias que viven en refugios durante la pandemia también podría revertirse pronto después de que la moratoria de desalojos de Nueva York llegara a su fin este mes.

Si bien el empeoramiento de la situación llevó a un aumento de la violencia entre las personas desplazadas, Simone advierte sobre la suposición de que las personas sin hogar son propensas a ser violentas.

“Es importante tener en cuenta que no todas las personas sin hogar son violentas y no todas las personas violentas son personas sin hogar”, aclara ella.

“Muchos delitos son cometidos por personas que tienen una vivienda estable, pero los titulares no informan su situación de vivienda de la misma forma que lo hacen si se trata de una persona sin hogar. Así que esto exige un replanteamiento”.

Repensar los titulares

Simone dice que la enfermedad mental tampoco significa que una persona se volverá violenta.

“Es importante no generalizar que todas las personas sin hogar o que padecen enfermedades mentales son peligrosas basándonos en algunos ejemplos trágicos y desgarradores”, comenta.

“De hecho, es más probable que las personas sin hogar sean víctimas que perpetradores de delitos”.

En los últimos cuatro años, los arrestos en refugios para personas sin hogar han disminuido de forma constante, según datos de la policía de Nueva York.

Los datos, que representan arrestos que ocurren en refugios para personas indigentes y no reflejan la ubicación del presunto delito o la asociación del sospechoso con el refugio, muestran que se realizaron 725 arrestos en los primeros tres trimestres de 2018, frente a 758 en el mismo periodo en 2020 y de 1.648 antes de que comenzara la pandemia en 2019.

“La conclusión es que claramente tenemos una crisis de vivienda histórica en EE.UU. y la pandemia ha resaltado esa vulnerabilidad en el sistema de vivienda”, expresa Simone.

“Sabemos que brindar programas de vivienda es una forma impactante de abordar la falta de hogares y las enfermedades mentales, por lo que mejoraría significativamente la seguridad pública de todo mundo si ayudáramos a todos a obtener esta estabilidad”.

El foco debe estar en medidas “preventivas” para que las personas no caigan en las grietas de la sociedad y degeneren en violencia, asegura.

“Creo que hay una variedad de razones por las que debemos asegurarnos que las personas tengan acceso a una vivienda estable y un apoyo de salud mental adecuado, y el avance de la seguridad pública es una de ellas”, opina.

“No todas las personas con enfermedades mentales son violentas, pero si las personas pueden caer a través de la red de seguridad social y no recibir la atención médica mental y la vivienda estable que necesitan para prosperar, hace que todo mundo esté menos seguro, tanto esa persona como las personas a las que encuentro."

La policía de Los Ángeles difundió estas fotografías de Shawn Laval Smith
La policía de Los Ángeles difundió estas fotografías de Shawn Laval Smith (Departamento de Policía de Los Ángeles)

El reverendo Bales dice que debe haber una respuesta similar a la de FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) para ayudar a llevar a la población sin hogar de Los Ángeles a refugios de emergencia y brindar apoyo para la salud mental y las adicciones y tutelas a quienes lo necesitan.

“Hay 70.000 personas en las calles todas las noches solo en Los Ángeles; es una receta para el desastre”, añade.

“Tenemos una heroína en camino al trabajo lista para dar todo en el hospital y retirarse pronto y pierde la vida sin ninguna causa o razón real”.

“Luego empujan a otra dama frente a un tren en Nueva York y otra muere a puñaladas en una tienda de muebles, es demasiado”.

La violencia contra las mujeres

Y la realidad es que las mujeres, como estas tres víctimas, a menudo son vistas como blancos fáciles de actos violentos sin causa aparente, Christian Nunes, presidenta de NOW (Organización Nacional de Mujeres) le dice a The Independent.

“Por desgracia, las mujeres se convierten rápidamente en el blanco de la sociedad, por lo que tenemos que trabajar continuamente para proteger a las mujeres y las niñas”, asegura.

Nunes explica que todos los tipos de violencia contra las mujeres han aumentado en los últimos años, algo que es impulsado por la percepción que tiene la sociedad de las mujeres.

“Desde que surgió el covid-19, la violencia contra las mujeres se ha intensificado: estamos viendo más violencia doméstica y de pareja, violencia sexual y violencia tanto en el hogar como en los espacios de primera línea”, puntualiza.

Nunes atribuye esto a un aumento de la misoginia y la masculinidad tóxica y un creciente movimiento antifeminista en la sociedad.

“La misoginia y la masculinidad tóxica se han vuelto más aceptables socialmente y la sociedad se ha vuelto insensible al valor de las mujeres”, aclara.

Nunes dice que esto es evidente en el tratamiento de las sobrevivientes de agresiones sexuales a las que se culpa mientras sus atacantes quedan libres y en las leyes de aborto que dicen que “las mujeres no tienen derecho a tomar decisiones sobre sus propios cuerpos”.

“A medida que nos hacemos insensibles al maltrato de las mujeres, se vuelve más fácil volvernos más insensibles a la violencia contra las mujeres”, expresa.

“También hay un movimiento antifeminista en el que cada vez que una mujer se defiende y habla de misoginia, la gente lo convierte en algo negativo y culpa al feminismo”.

“Eso se convierte en una agresión internalizada hacia las mujeres, la agresión se convierte en odio y el odio en violencia”.

El jefe asistente del jefe del NYPD, Jason Wilcox, difunde los detaller de la muerte de Michelle Go
El jefe asistente del jefe del NYPD, Jason Wilcox, difunde los detaller de la muerte de Michelle Go (NYPD News)

Estos “problemas subyacentes sobre cómo se percibe a las mujeres” y la creciente aceptación de este trato a las mujeres se filtran en todas las partes de la sociedad, dice Nunes, lo que hace que las mujeres sean vulnerables como objetivos de ataques sin premeditación.

Nunes dice que las leyes sobre la violencia de género y un mejor acceso a los recursos de salud mental podrían mejorar la seguridad pública de mujeres como Go, Shells y Kupfer.

“Es nuestra responsabilidad colectiva como sociedad dejar de ser insensibles a la violencia; no es la norma y no es aceptable”, asevera ella.

Michelle Alyssa Go debería poder tomar un tren, Sandra Shells debería poder esperar un autobús y Brianna Kupfer debería poder trabajar su turno en una tienda de muebles sin miedo.

Como dice Nunes: "No deberían tener que vivir con miedo en absoluto".

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