La casa de Villa Fiorito, lugar donde Maradona pasó los primeros años de su vida
¿Qué es del hogar que albergó los primeros años de vida de Diego Armando Maradona?
A media hora del centro de la ciudad en la gran ciudad autónoma de Buenos Aires se encuentra Villa Fiorito, un barrio que desde sus inicios contó con la categoría de interés social, donde muchas personas de escasos recursos viven al día los estragos de una sociedad argentina impactada por la pobreza que se ha agravado por la crisis económica en el sur.
Una casa, en la calle Azamor número 523, es motivo de admiración en medio de la humilde colonia, pues en ese lugar creció el más grande ídolo del fútbol argentino y uno de los más importantes de la historia de este deporte: Diego Armando Maradona.
La modesta casita con techo de chapa y piso de tierra sigue en pie, rodeada por un panorama que cambió desde que el “eterno 10” dejó sus calles para alcanzar la gloria en la élite del futbol mundial. Las calles ya no son de terracería y el alumbrado cubre más de lo que aquellas noches a media luz, acaparadas por las estrellas, techaban sobre el sueño de la familia Maradona.
“Tengo un recuerdo feliz de mi infancia, aunque si debo definir con una sola palabra a Villa Fiorito, digo lucha”.
Con esa frase, Diego dejaba ver lo que desde el inicio lo llevó a vivir en constantes batallas, primero para salir de las calles y luego para intentar dejar aquello que lo dañaba…
Pero aquí el punto de inflexión nace con la pregunta ¿Por qué un lugar tan emblemático sigue en las aras de la marginalidad?
La propiedad ya no pertenece a los Maradona desde hace mucho tiempo. Cuando las cosas empezaron a funcionar para Diego, la familia tuvo la oportunidad de mudarse a otro sitio mejor, y la madre de Diego, Doña Tota, prácticamente le regaló la casa a una de las vecinas.
La persona a la que le fue regalada la propiedad la dejó hace ya bastante tiempo porque tuvo conflictos con la pareja y abandonó la casa con uno de sus hijos. Actualmente el sitio es habitado por un vecino que no es bien visto entre todos los condóminos, y poco se ve rondar entre las calles del vecindario.
En la casa aún se perciben las consecuencias de una pobreza extrema, pues el patio está cubierto con restos de cartones, maderas, plásticos, chatarras y basura.
Muy cerca de la casa, también se ubicaba un potrero, donde el ídolo de la Argentina dió sus primeras muestras de calidad con la pelota, divirtiéndose con los amigos vecinos para tratar de olvidar las penas que dentro del hogar se enfrentaban.
La pequeña cancha dió paso a otras obras urbanas, dejando casi en el olvido la que algún día vió jugar al autor de “la mano de Dios”.
Con el tiempo, ni los actos políticos de los Kirchner, ni algún otro empresario acaudalado pudo sacar de lo ordinario a la propiedad, por lo que los sueños de un posible museo o altar conmemorativo a Diego Maradona siguen siendo solamente eso, sueños.