Tiburones venenosos viven en el río Támesis de Londres
El Támesis es ahora el hogar de los tiburones tope, que pueden llegar a medir hasta dos metros y vivir 50 años
Los tiburones han convertido el Támesis en su hogar gracias a los extraordinarios esfuerzos de conservación que han sacado al río de la capital del abismo.
El Támesis fue declarado “biológicamente muerto” en 1957 debido a los niveles extremos de contaminación, pero ahora rebosa de vida tras más de 60 años de trabajo medioambiental.
La marea del Támesis alberga más de 115 especies de peces (entre ellos el tiburón cazón, el liso y el mielga), 92 especies de aves y cuenta con casi 600 hectáreas de marismas, que son un hábitat crucial para toda una serie de especies silvestres.
Los tiburones tope pueden llegar a medir hasta dos metros y vivir 50 años, mientras que los mielgas liberan veneno de sus aletas.
Otras especies sorprendentes que viven en el Támesis son los caballitos de mar, las anguilas y las focas.
El extraordinario cambio se ha revelado en el primer reporte sobre el estado del Támesis elaborado por la ZSL (Sociedad Zoológica de Londres), el primer examen completo de la salud del río.
La directora del programa de conservación de la ZSL para la recuperación de los ecosistemas de los humedales, Alison Debney, dijo: “Los estuarios son uno de nuestros ecosistemas más olvidados y amenazados. Nos proporcionan agua limpia, nos protegen de las inundaciones y son un importante vivero de peces y otra fauna”.
El estuario del Támesis y sus hábitats asociados de “carbono azul” son de vital importancia en nuestra lucha por mitigar el cambio climático y construir un futuro fuerte y resistente para la naturaleza y las personas.
“Este reporte nos ha permitido ver realmente cuánto ha avanzado el Támesis en su camino hacia la recuperación desde que fue declarado biológicamente muerto, y en algunos casos, establecer líneas de base para construir en el futuro.”
El reporte destaca el impacto de los esfuerzos de conservación dedicados y encontró que el panorama general era brillante para la naturaleza, con evidencia de un aumento en una gama de especies de aves, mamíferos marinos y hábitats naturales como las marismas que capturan carbono.
Sin embargo, el cambio climático ha incrementado la temperatura de las aguas de la capital en 32,3° Fahrenheit (0,2° Celsius) en promedio al año, lo que, combinado con el aumento del nivel del mar asociado, dibuja un “panorama preocupante”, según el reporte.