“Si gana, será una versión cristiana de la Sharia”: Comunidad dividida por oraciones del entrenador de fútbol
La Corte Suprema de EE.UU. se dispone a dictar otro fallo con enormes repercusiones, escribe Andrew Buncombe desde Bremerton
Hay mucho sobre el caso del entrenador Joe Kennedy con lo que la gente de Bremerton no está de acuerdo.
No están de acuerdo en cuanto a cuándo de verdad comenzó a orar con los jugadores del equipo de fútbol americano de Bremerton High School. No hay consenso sobre si esas oraciones comenzaron como un “acto privado”, que se hizo público, o si siempre las había hecho en los casilleros antes de que “The Knights” salieran al campo.
No existe una opinión general en cuanto a la cuestión de si algunos estudiantes se habrán sentido obligados o presionados a orar, dado que Kennedy ocupaba, como cualquier entrenador, una posición de influencia y autoridad. ¿Había violado las normas constitucionales sobre la separación de gobierno y religión?.
Y a medida que el tema se ha abierto camino, desde las líneas de banda de un campo deportivo en la región metropolitana de Seattle, hasta los jueces de la Corte Suprema de EE.UU., ahora claramente conservadora, existen diferencias de opinión en cuanto a si las libertades religiosas del entrenador de 53 años fueron pisoteadas.
Sin embargo, en lo que sí está de acuerdo la gente es en que la cuestión del entrenador, y su insistencia en que se le permitiera orar en las líneas de banda, ha dividido por completo a esta comunidad costera, a veces de maneras que pueden ser difíciles de reparar.
Paul Peterson, un ingeniero del astillero público, conoce a Kennedy desde hace más de una década y se fastidiaban entre ellos en el trabajo. Sin embargo, Peterson dice que no ha hablado con él cara a cara durante varios años (también dice que Kennedy nunca oró en público en el astillero).
“Lo que hizo estuvo mal”, dice Peterson, de 53 años, padre de cinco hijos, uno de los cuales fue entrenado brevemente por Kennedy.
“Si gana el caso… devolverán la oración en la escuela. Van a implementar una versión cristiana de la ley Sharia [sistema legal islámico bastante estricto]”.
Sin embargo, una madre con un hijo en la escuela, Nicola Pedersen, dice que Kennedy tenía todo el derecho a rezar y que despedirlo fue “ridículo”.
“Los estudiantes no se quejaron, los estudiantes oraban. No hubo ningún problema. No debería haber sido un problema”, dice, estacionada afuera de la escuela secundaria esperando para recoger a su hijo adolescente.
“Y si los maestros de jardín de infantes pueden colocar carteles sobre la comunidad LGBTQ, entonces un entrenador de fútbol debería tener derecho a rezar”.
Kennedy, quien dice que tuvo antecedentes difíciles y problemáticos, y pasó 20 años en los Marines, fue contratado por la escuela secundaria para ser entrenador asistente en 2008. Para entonces, Kennedy era un cristiano devoto que había nacido de nuevo.
Ha dicho que mientras decidía si aceptar el trabajo, se topó con una película de 2006, Facing the Giants, dirigida y protagonizada por Alex Kendrick, como un entrenador de fútbol de la escuela secundaria que ayuda a terminar su racha perdedora al rezar antes de los juegos. Decidió que ese sería su ejemplo.
Contó que comenzó como un momento “privado”, a menudo en la mitad de la cancha, o en la yarda 50, en el campo de fútbol americano y, a veces, los estudiantes decidían unirse a él.
Esto pareció continuar durante varios años sin que de verdad llamara la atención de las autoridades. Sin embargo, cuando el asunto se hizo público (los informes sugieren que el entrenador de un equipo contrario elogió al director de la escuela por permitir las oraciones posteriores al partido), los funcionarios intentaron intervenir.
Al inicio, parecía haber un compromiso en el que el entrenador limitaría sus oraciones. Pero cuando eso fracasó, Kennedy alertó a los medios y los invitó a verlo a él y a los estudiantes orar en el próximo juego, la imagen de octubre de 2015 de él arrodillado en el suelo, rodeado de sus jugadores, los del equipo contrario, así como miembros del público, en los titulares de todo el país.
Al mes siguiente, después de que Kennedy realizara otra oración posterior al juego, el distrito escolar de Bremerton lo colocó en licencia administrativa. No fue recontratado.
Kennedy, cuyos abogados dijeron que le habían dicho que no se dirigiera más a los medios hasta después de que se resolviera el caso, declaró que simplemente quiere recuperar su trabajo, a pesar de que los observadores señalan que vendió su casa, renunció al trabajo en el astillero y se mudó a Florida hace dos años.
Mientras tanto, para los conservadores religiosos, la suspensión de Kennedy convirtió al entrenador en una causa en torno a la cual movilizarse.
Al año siguiente de su suspensión, Kennedy asistió a un evento de campaña electoral realizado por Donald Trump, donde el candidato republicano habló de su caso y le pidió a Kennedy que se pusiera de pie y se identificara ante la audiencia.
“Me suspendieron y luego, al final del año, me dieron un informe adverso sobre lo bien que hice mi trabajo”, le dijo Kennedy a Trump.
Trump respondió: “Es bastante indignante. Creo que es indignante. Creo que es muy, muy triste e indignante”.
Kennedy demandó al distrito escolar de Bremerton, afirmó que sus derechos habían sido pisoteados. Sin embargo, el tribunal falló en su contra, al igual que un tribunal de apelaciones del Noveno Circuito, en San Francisco, donde el juez Milan Smith acusó a Kennedy de orquestar una “narrativa engañosa”.
Si bien la Corte Suprema de EE.UU. se había negado a tomar el caso, los jueces Samuel Alito, Clarence Thomas, Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh calificaron el razonamiento del Noveno Circuito como “preocupante”. Según la sentencia del 9º, “los maestros y entrenadores de las escuelas públicas pueden ser despedidos si se involucran en cualquier expresión que no sea del agrado de la escuela mientras están de servicio”.
Esta primavera, el caso llegó ante el tribunal supremo de la nación, donde los abogados de Kennedy, respaldados por un grupo llamado First Liberty Institute, argumentaron que se habían abusado de sus derechos constitucionales de libertad de expresión y libertad religiosa. Dijeron que quería recuperar su trabajo. Un informe del New York Timesdetalló que el tribunal se inclinó “hacia el entrenador” durante los argumentos orales que se realizaron en abril.
El abogado Paul Clement les expresó a los jueces de la audiencia Kennedy vs. Distrito escolar de Bremerton que las oraciones del entrenador en la línea de la yarda 0 eran “discursos privados” protegidos por la Primera Enmienda. Comentó que era similar a un jugador persignándose después de anotar.
Los abogados del distrito escolar, que cuenta con el apoyo de un grupo activista diferente, Americans United for Separation of Church and State (AU), no estuvieron de acuerdo.
“Su práctica de oración arrebató el control del distrito sobre los propios eventos del distrito, interfirió con la libertad religiosa de los estudiantes y sometió al distrito a riesgos sustanciales de litigio”, argumentaron.
La presidenta y directora ejecutiva de la AU, Rachel Laser, afirma que Kennedy se ha presentado a sí mismo como el “pequeño hombre” que es acosado por la escuela. Sin embargo, ella dice que es él quien impone sus puntos de vista religiosos a los demás.
Ella le dice a The Independent que, como entrenador de un equipo deportivo, y cuyo trabajo implicaba no solo la tutoría, sino también la selección del equipo y posiblemente cartas de apoyo para ir a la universidad, tuvo una enorme influencia “cuando eres el entrenador de la escuela pública y estás orando en el lugar y hora en que se reúne el equipo después de un partido”.
“Cuando el entrenador se hincó en la yarda 50 una vez que los estudiantes entraron al vestidor, la escuela no tuvo ningún problema con eso”, dice, desde Washington D.C.
“Pero cuando oró bajo las luces en la yarda 50 después del apretón de manos, cuando se reunió el equipo, eso creó presión para que los estudiantes se unieran”.
Los abogados de Kennedy niegan cualquier sugerencia de que el exentrenador trate de “hacer historia”.
Hiram Sasser, del First Liberty Institute, dice que Kennedy “solo quiere recuperar su trabajo”.
Sasser también rechaza la afirmación del padre, Peterson, quien afirmó que se implementaría una “versión cristiana de la ley Sharia”.
“Obviamente no. Nuestra solicitud de alivio en el caso es muy limitada: solo que el entrenador puede orar en silencio por sí mismo durante 15 a 30 segundos después del juego. Si un recién llegado lo presenciara, la persona asumiría que se está atando el zapato”, dice.
En una de varias declaraciones en vídeo con muy buena producción y publicadas en el sitio web de sus abogados, Kennedy dice sobre su motivación para llevar su caso a la Corte Suprema: “Es algo así como doble. La primera es, ya sabes, al marine que hay en mí le gusta pelear, y después de pasar 20 años defendiendo la Constitución, debería aplicarse a mí. Así que eso fue una parte de eso”.
Agrega: “La otra parte es que habría sido un hipócrita por cada uno de estos muchachos que entrené a lo largo de los años. Quiero decir, se volvió incómodo y al final me costó todo. Pero era lo correcto. Y siempre practico lo que predico y trato de predicar con el ejemplo”.
El caso es observado de cerca y se da cuando la Corte Suprema, la cual tiene una mayoría conservadora de 6-3, ya parece dispuesta a desbaratar una ley establecida, a saber, el derecho de la mujer a elegir un aborto legal, como lo garantiza el veredictoRoe vs. Wadede 1973. Se espera una decisión a finales de este verano.
Muchos asociados con el caso de Bremerton creen que el tribunal bien podría fallar a favor de Kennedy, aunque pocos creen que la situación no se habría desarrollado de la misma manera si el entrenador no hubiera sido un hombre blanco o si hubiera tratado de decir oraciones musulmanas.
“Es una colina difícil de escalar, pero los hechos del caso, las leyes de nuestro país y los estadounidenses religiosos y no religiosos por igual, se inclinan del lado del distrito escolar de Bremerton y los estudiantes”, dice Laser.
¿Por qué es una batalla tan difícil de ganar?
“Nos enfrentamos a un tribunal que, de una manera sin precedentes, falló a favor no solo de una religión, sino de los cristianos conservadores”, dice.
En Bremerton, muchos líderes religiosos, quizás sorprendentemente, se han puesto del lado del distrito escolar, no del entrenador.
El reverendo Gregory Reffner, pastor de la Iglesia Metodista Unida de Brownsville, y la reverenda Kathleen Kingslight, sacerdotisa de la Iglesia Episcopal de St Paul, se encontraban entre un grupo de líderes religiosos que volaron a Washington D.C. para hablar en una conferencia de prensa antes de que el caso fuera presentado en la Corte.
Reffner le dice a The Independent que la libertad religiosa solo se puede garantizar para todos al mantener la religión fuera de las escuelas y del gobierno. Eso no significa que la gente tenga que renunciar a sus creencias. Él dice que a los cristianos se les ha permitido ocupar posiciones singularmente poderosas en la nación.
Sin embargo, dice: “La separación de la iglesia y el estado en realidad protege la libertad religiosa de los cristianos”.
Kingslight dice que trata de darle a Kennedy el beneficio de la duda y confía en que él busca ayudar a los estudiantes. Sin embargo, ella dice: “La Iglesia y el gobierno deben permanecer en sus carriles separados”.
Bremerton tiene una población de alrededor de 30.000 habitantes, su economía y cultura están influenciadas desde hace mucho tiempo por la base naval estadounidense que alberga. Durante la década de 1980, sufrió un grave declive económico, pero ahora vive un repunte, en parte debido a su importancia como comunidad dormitorio para Seattle, a la cual se puede llegar fácilmente en un viaje en ferry de una hora a través de Puget Sound.
Muchos en ambos lados están sorprendidos de que el caso basado en los hechos ocurridos en la escuela secundaria de la ciudad esté ahora ante la Corte Suprema.
“Creo que los niños necesitan alguna dirección a esa edad, así que ponemos a nuestros niños a jugar fútbol”, dice Rob Hancock, un mecánico de automóviles, quien dice que pasó un tiempo en la cárcel y desearía haber tenido un mentor como el entrenador Kennedy.
Dan Thompson, un exoficial naval, quien se dirigía a una farmacia de Bremerton en una tarde reciente, dice que como la educación es tan importante para los jóvenes, deben existir reglas. Dice que el entrenador los rompió.
“No creo que la escuela y la religión deban mezclarse”, dice. “Si la gente quiere hacer religión, debe mantenerla en privado”.