Hotel California: comienza el juicio por manuscritos de los Eagles
Comenzará un insólito proceso penal a raíz de la letra de un clásico del rock
A mediados de los 70, los Eagles estaban trabajando en una nueva canción evocadora y enigmática.
En un cuaderno amarillo rayado, Don Henley, con la ayuda del cofundador de la banda Glenn Frey, anotó algunas ideas sobre “a dark desert highway (una oscura carretera desierta)” y “a lovely place (un lugar encantador)” con una apariencia lujosa y matices siniestros. Y algo con hielo, quizá caviar, Taittinger o champán rosado.
Como resultado, la canción, Hotel California, se convirtió en uno de los sencillos más icónicos del rock. Y casi medio siglo después, esas páginas manuscritas se convirtieron en el centro de un inusual juicio penal que comenzará el miércoles.
El librero Glenn Horowitz, el excustodio del Salón de la Fama del Rock and Roll, Craig Inciardi, y el vendedor de recuerdos Edward Kosinski están acusados de conspirar para poseer e intentar vender manuscritos de Hotel California y otros éxitos de los Eagles sin tener los derechos.
Los tres se han declarado inocentes y sus abogados aseguraron que no cometieron ningún delito con los documentos, los cuales adquirieron a través de un escritor que había trabajado con los Eagles. Pero el fiscal del distrito de Manhattan afirma que los acusados se complotaron para ocultar cómo obtuvieron los documentos, a pesar de saber que Don Henley informó que las páginas eran robadas.
Las disputas por objetos de colección valiosos abundan, pero los juicios penales como éste son raros. Muchas disputas se resuelven en privado, por medio de demandas o acuerdos para devolver los objetos.
Asimismo, un profesor de derecho de la Universidad de Illinois que estudia situaciones de este tipo, se refirió al caso y expresó: “Si al devolver los objetos la gente evita un proceso penal, entonces los devuelven y listo”.
Sin embargo, el caso de los manuscritos de esta famosa banda tiene sus particularidades.
De hecho, el testigo estrella de la fiscalía, Henley, representa una de ellas. El cantante dará su testimonio entre las pausas de la gira de la banda. El juicio sin jurado ofrecerá una mirada a la vida y obra de los Eagles durante el ascenso de su estrellato, allá por los años 70.
En la causa están involucradas más de 80 páginas de borradores de las letras del exitoso álbum de 1976 Hotel California, incluida la letra de la canción principal, ganadora de un Grammyy líder de las listas de éxitos. Contiene uno de los riffs más reconocibles del rock clásico, uno de los solos más renombrados y una de las frases más citadas y, posiblemente, sobrecitadas: “You can check out any time you like, but you can never leave (Puedes hacer el check-out cuando quieras, pero nunca te puedes ir”.
Henley aseguró que la canción trata sobre “el lado oscuro del sueño americano”.
El año pasado, solo en Estados Unidos, la escucharon más de 220.000.000 de veces y obtuvo 136.000 reproducciones en la radio, según Luminate, la empresa de datos de la industria del entretenimiento. Además, el álbum Hotel California vendió 26.000.000 de copias en todo el país a lo largo de los años, sólo superado por un disco de grandes éxitos de ellos mismos y el sencillo 'Thriller' de Michael Jackson
Las páginas en disputa también incluyen letras de canciones como 'Life in the Fast Lane' y 'New Kid in Town'. El mánager de la banda, Irving Azoff, calificó los documentos como “piezas irremplazables de la historia musical”.
Los tres acusados por el hecho, Horowitz, Inciardi y Kosinki, enfrentan cargos de conspiración para poseer bienes robados y otros delitos diversos.
A pesar de esto, no están acusados por robar los manuscritos y la fiscalía aún tiene que determinar si fueron robados o no. Por su parte, la defensa sostiene que eso no es cierto.
También se ha hecho mención de los vínculos del grupo musical con Ed Sanders, un escritor que fue cofundador de otra banda de rock contracultural de los años 60, The Fugs. A finales de los 70 y principios de los 80, el hombre trabajó en una biografía autorizada de los Eagles que nunca llegó a publicarse.
Pero no está acusado de ningún delito en el caso. Le dejamos un mensaje en busca de comentarios.,
Al parecer, el escritor le vendió las páginas a Horowitz, que a su vez las vendió a Inciardi y Kosinski.
Por un lado, Horowitz ha gestionado importantes ventas de libros y archivos, y ya estuvo comprometido en algunas disputas por derechos de autor. Una de ellas estaba relacionada con la autora de Lo que el viento se llevó, Margaret Mitchell, y se resolvió.
Por otro lado, Inciardi trabajó en importantes exposiciones para el Salón de la Fama del Rock de Clevelandy Kosinski fue el director de la tienda de recuerdos Gotta Have It! Collectibles, conocida por subastar las posesiones personales de los famosos, tan personales que hasta Madonna los demandó para intentar detener una venta que incluía sus calzoncillos de látex. Sin embargo, la cantante no tuvo éxito.
Don Henley declaró ante un gran jurado que nunca le dio la letra de la canción al biógrafo, según los documentos judiciales presentados por los abogados de Kosinski. Aun así, los abogados defensores señalaron que planean investigar los recuerdos que tiene el compositor de esa época.
“Creemos que Henley proporcionó por voluntad propia la letra de la canción al señor Sanders”, aseguró el abogado Scott Edelman en el tribunal la semana pasada.
Según consta en la denuncia, Sanders le dijo a Horowitz en 2005 que, mientras trabajaba en el libro de los Eagles, le enviaban la información que solicitaba desde la casa de Henley en Malibú, California.
Entonces, la empresa de Kosinski ofreció algunas páginas en subasta en 2012. Luego, los abogados presentaron una reclamación. Acto seguido, los tres hombres, empezaron a dar versiones distintas sobre la procedencia de los manuscritos.
En una de las historias, Sanders encontró las páginas tiradas en un camerino. En otro relato, contó que las consiguió de un ayudante de escenario o mientras recopilaba “un montón de material relacionado con los Eagles de distintas personas”. En otra más, Horowitz aseguró que las obtuvo de Frey, una versión de los hechos que según señaló Horowitz en 2017 “haría que esto desapareciera de una vez por todas”. Frey había muerto el año anterior a esa declaración.
Además, en la acusación figuran intercambios de correos electrónicos de 2012 entre Inciardi y Horowitz en los que hablan sobre cómo conseguir los manuscritos y convencer a los subastadores. “Simplemente necesita que le den un trato suave y que le aseguren que no va a ir preso”, figura en uno de ellos.
Al parecer, Sanders confirmó algunas de las distintas explicaciones, y no está claro qué pudo haber transmitido verbalmente. Pero, por lo visto, rechazó el cuento del camerino.
Luego, Kosinki reenvió una de las coartadas al abogado del artista, que fue aprobada por Sanders. Agregado a lo anterior, Kosinski también le indicó a la casa de subastas Sotheby's que el músico no tenía “ningún derecho” sobre los documentos y pidió que se mantuviera a los posibles compradores al margen de las quejas de Henley.
Sotheby's incluyó la letra de la canción Hotel California en una subasta de 2016, pero la retiró tras conocer que los derechos estaban en disputa. De todas formas, el establecimiento no está implicado en el caso y se negaron a hacer declaraciones.
En los documentos judiciales, figura que Don Henley compró algunos borradores de las letras en privado a Gotta Have It! por USD 8.500 en 2012, al mismo tiempo que presentaba denuncias a la policía.
Los abogados defensores alegan que el cantante contrató a fiscales famosos para que se hicieran cargo de su causa en lugar de realizar una demanda civil por su cuenta.
Desde el despacho del fiscal colaboraron de cerca con el equipo de abogados de Henley, y un investigador llegó a pedir entradas para un concierto de los Eagles, hasta que un fiscal dijo que la idea era “completamente inapropiada”, de acuerdo a lo que afirman los abogados de Kosinki en la denuncia.
Los fiscales rechazaron las preguntas sobre sus motivaciones por considerarlas “una teoría conspiranóica más que una defensa legal”.
Por último, el año pasado, escribieron en los informes: “Son los acusados, no los fiscales, quienes están siendo juzgados”.
Traducción de María Luz Ávila