En “Origin” Ava DuVernay y Aunjanue Ellis-Taylor indagan el surgimiento del racismo
Ava DuVernay no dejaba de oír que tenía que leer “Caste: The Origins of Our Discontents” (“Casta: El origen de lo que nos divide”). Tenía el libro de Isabel Wilkerson incluso antes de que se publicara en 2020. Oprah Winfrey no paraba de decirle que lo leyera. Pero ella lo pospuso. Le parecía una lectura imponente y los ejemplares seguían proliferando en su casa.
“En un momento dado, un director de alto perfil me dijo: ‘Escuché que tienes el libro’”, dice DuVernay. “Y yo estaba como, ‘Sí, tengo un par de ejemplares’. Él dijo: ‘No, escuché que lo estarás filmando’. Le dije: ‘¿Cómo si estuviera haciendo una película?‘. Así que pensé que más me valía leerlo”.
Pero incluso una vez que abrió el libro de Wilkerson, DuVernay tardó algunas lecturas antes de realmente comprenderlo. “Caste”, un éxito de ventas publicado poco antes de la muerte de George Floyd, reformula el racismo estadounidense a través de estratificaciones históricas de casta. “La raza, en los Estados Unidos, es el agente visible de la fuerza invisible de la casta”, escribió Wilkerson. “La casta son los huesos, la raza es la piel”.
Para DuVernay, quien a través de filmes como el documental “The 13th” (“Enmienda XIII”) y “Selma” (“Selma: el poder de un sueño”) ha iluminado la historia de Estados Unidos con rigor y pasión, la tesis de “Caste” fue reveladora.
“Estaba tan envuelta en la idea de la raza como mujer negra. Ese era el lente a través del cual me veía a mí misma y me veía el mundo”, dijo DuVernay. “Eso era lo que pensaba”.
“Origin”, la nueva película de DuVernay, no es una adaptación directa del libro de Wilkerson. DuVernay, quien escribió el guion, lo centra en Wilkerson (Aunjanue Ellis-Taylor), siguiendo a la autora mientras investiga para su libro y navega por sus propias alegrías y tragedias personales. La película toma un trabajo pesado de investigación histórica y sociológica y lo transforma en un drama profundamente humanista, así como en una historia de detectives trotamundos.
“Ella es Indiana Jones. Está dando la vuelta al mundo en busca del santo grial”, dice Ellis-Taylor. “Ella está en este proceso de descubrimiento y luego, en medio de esa cacería mundial, pierde, y su pérdida es inconmensurable. Pero ella todavía está buscando. Eso es un héroe. Ese es un héroe cinematográfico”.
DuVernay y Ellis-Taylor se reunieron para una entrevista el mes pasado en las oficinas de Neon, que recientemente estrenó “Origin” en Estados Unidos. Su experiencia filmándola aún era muy fresca. Ellis-Taylor aún no había visto la película terminada y no estaba segura de que fuera a hacerlo. “Fue algo muy personal para mí”, dijo. “No quiero compartirlo con nadie todavía”.
Algunos han pasado por alto “Origin” desde su debut en el Festival de Cine de Venecia. DuVernay ha lamentado la ausencia de Ellis-Taylor en la pompa de la temporada de premios. Pero subestimar “Origin” sería un error. La película, que llegó a numerosas listas de las mejores del año, incluida la de AP, es audazmente original en la forma en que fusiona grandes ideas con calidez emocional.
Si “Caste” buscaba describir algunas de las jerarquías hechas por el hombre que se repiten a lo largo de la historia, “Origin” es en sí misma una obra que trasciende de manera audaz y hermosa las limitaciones convencionales de Hollywood.
Para el filme, DuVernay y su socio productor, Paul Garnes recaudaron de manera independiente 38 millones de dólares con la ayuda de filántropos, entre ellos la Fundación Ford, la Fundación MacArthur y la Fundación Robert Wood Johnson, muchos de los cuales tenían poca experiencia en Hollywood, pero creían en la película. Melinda Gates también es una de sus productoras. Estrellas de la NBA como Chris Paul invirtieron.
“Estamos en una industria y en una sociedad donde todo tiene una etiqueta. Si hay una directora negra y una protagonista negra, tiene que ser sobre cosas que les importan”, dice DuVernay. “Mi esperanza es que de alguna manera podamos romper la casta”.
“Origin” comienza con una recreación dramática del tiroteo en el que fue asesinado el joven afroestadounidense Trayvon Martin y luego se sumerge en viñetas históricas que incluyen la Alemania nazi, el Mississippi segregado y la experiencia de los dalits en la India. Se adentra en relatos históricos mientras captura la vida de Wilkerson con su esposo (Jon Bernthal) y su madre (Emily Yancy), dramas íntimos que contrarrestan y aclaran conmovedoramente algunas de las estructuras sociales que Wilkerson traza mientras busca las raíces del racismo.
“Quería algo donde su viaje personal e íntimo corriera a la par, reflejara, desafiara y realmente complementara esta enorme verdad universal que en verdad no conocemos”, dice DuVernay. “Y sentí que en algún lugar había puntos en los que podían complementarse. Uno no siempre conduce perfectamente al otro, sino que estaban en una conversación”.
Ellis-Taylor, nominada al Oscar por “King Richard” (“Rey Richard: Una familia ganadora”), había actuado en la miniserie de DuVernay de 2019 “When They See Us”, sobre el caso de la corredora de Central Park de 1989. Firmó para “Origin” sin ver el guion. “Había leído ‘The Warmth of Other Suns’, dice, aludiendo al libro anterior de Wilkerson. “Entonces, ¿qué podría salir mal?”
DuVernay describe la realización de “Origin” como centrada en su trabajo con Ellis-Taylor, una colaboración basada en su conexión personal mutua con el material.
“Esas cosas de las que habla sobre las bases de la casta, son cosas con las que yo convivía. No son ideas abstractas. Esa es mi realidad”, dice Ellis-Taylor, quien se crio en Mississippi.
Ver la raza como una casta era, para Ellis-Taylor, un nuevo paradigma revelador.
“Eso me emociona. Enciende mi fuego”, dice. “Y creo que esta película es una película peligrosa. Si hace el trabajo que quiero que haga en los cines, debería hacer enojar a la gente. Debería hacer enojar a la gente. Me sentí como un soldado en esa batalla”.
DuVernay dice que está lista para recibir “comentarios feos” sobre la película. Una prominente defensora de la inclusión en el cine y la primera mujer afroestadounidense en dirigir una película de acción con un presupuesto de 100 millones de dólares, está acostumbrada a las batallas culturales que a menudo acompañan a las discusiones francas sobre la raza.
“Estoy acostumbrada. Pero en ‘Selma’ no estaba preparada y me dolió. Me dolió cuando la gente me atacó sobre LBJ (Lyndon B. Johnson en ‘Selma’) y decían que estaba acabando con el legado de la gente y que estaba equivocada y cómo me atrevía a hacer esto y aquello cuando estaba haciendo avanzar la perspectiva de un grupo de personas que generalmente no tienen una historia contada desde su punto de vista”, dice DuVernay. “Parece que cada vez que hago eso, me equivoco. He sentido esa intolerancia y he sentido esa ira”.
“En esta ocasión, estoy preparada para ello de una manera que no había estado antes”, agrega DuVernay. “Y mi preparación implica: lidiar con eso. No voy a pelear contigo. Está ahí. Hazlo”.
A pesar de esto, la reacción más común del público a “Origin” ha sido una efusión de emoción. Los cinéfilos suelen salir del cine secándose los ojos. Lejos de ser académica, el poder de la película se construye a través de su humanidad directa, lo que DuVernay llama “15 pequeñas historias de amor”.
En el medio hay algunos episodios históricos dolorosos. Pero incluso al filmarlos, como el tiroteo de Martin, la directora no los encuentra agonizantes.
“Mi experiencia en el rodaje de este tipo de películas antes me ha dado un conjunto de músculos y herramientas en los que no me molesta, y de hecho me siento empoderada y reforzada porque puedo ser la narradora de estas historias”, dice DuVernay.
“Origen” se rodó rápidamente, en 37 días y tres países diferentes, a principios de 2023. DuVernay la terminó a tiempo para Venecia en septiembre. Fue un proceso lo suficientemente rápido como para que Ellis-Taylor tuviera problemas para ubicarlo cronológicamente en su mente.
“Creo que sé por qué”, dice. “Porque no se siente real. Se siente como un milagro”.
DuVernay dice que “Origin” es la película de la que está más orgullosa, en parte por la forma en que la realizó fuera del sistema de estudios. Cada película anterior se ha sentido para DuVernay, quien comenzó en la industria como publicista, como una prueba, ya sea para sí misma o para demostrar su talento detrás de la cámara. Su película anterior, “A Wrinkle in Time” (“Un pliegue en el tiempo”), para Walt Disney Co., adaptó una novela famosa por ser difícil de adaptar. La experiencia de “Origen” fue diferente.
“Ha cambiado todo lo que sé sobre mí y mi trabajo. Trabajar con una libertad y un abandono, pero con una sensación de certeza en mis habilidades. No sentirme como, ‘Oh, no fui a la escuela de cine y sólo estoy intentando’”, dice DuVernay. “Esto fue simplemente libertad”.
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