Coronavirus: Destina México 340 mdd a potenciales vacunas contra COVID-19
México tiene casi un millón de contagiados confirmados de COVID-19 y cerca de cien mil muertes oficiales, aunque el propio gobierno reconoció este mes que las muertes pueden rondar las 140.000
México ha destinado 340 millones de dólares a esfuerzos multilaterales y bilaterales para contar con vacunas contra el coronavirus cuando estén disponibles, negociaciones que han sido “en extremo complicadas”, dijo el miércoles a The Associated Press Martha Delgado, subsecretaria de Relaciones Exteriores para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos.
“Estamos hablando de que estamos comprando algo que no existe (...), que se está apartando un bien que todos quieren en el mundo, altísimamente deseado (y) un producto del que depende la vida o muerte. Todas esas sutilezas le ponen mucha presión a una negociación”, señaló la funcionaria.
Frente a iniciativas como la de Donald Trump de sacar a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, una medida que podría ser revertida si pierde las elecciones, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ha sido un firme defensor del multilateralismo y con la llegada de la pandemia apoyó todo tipo de estrategias bajo coordinación de la ONU para que los países puedan tener un acceso equitativo tanto a medicinas como las eventuales vacunas contra COVID-19.
Delgado explicó que México tiene tres líneas de actuación de cara a las vacunas: participar en foros multinacionales en los que se coordinan esfuerzos para frenar la pandemia, establecer acuerdos con farmacéuticas a través de los gobiernos de sus respectivos países y desarrollar proyectos de investigación propios.
En el primer terreno, una de las apuestas más importantes es la participación de México en COVAX, la única iniciativa mundial que trabaja con los gobiernos y los fabricantes para garantizar que las vacunas estén disponibles en todo el mundo tanto para los países de ingresos más altos como para los de menores ingresos. Para ello, el gobierno accedió a la compra anticipada de vacunas para 20% de la población, una inversión de 160 millones de dólares, indicó Delgado.
Por otra parte, México firmó tres acuerdos con compañías privadas. Uno con AstraZeneca, la farmacéutica que trabaja con la universidad de Oxford, según el cual el país envasará y distribuirá la vacuna para toda América Latina y se quedará con 77.4 millones de dosis cuando esté disponible. Otro de los acuerdos es con la multinacional Pfizer y el tercero con la empresa china CanSino Biologics, con la que México participará en los ensayos fase III y que, según la subsecretaria, proporcionará al país la ventaja de que estará probada “en nuestra genética”.
Asimismo, Delgado adelantó que está a punto de anunciarse otro acuerdo para participar en otros ensayos fase III de la vacuna de otra compañía, aunque no quiso adelantar más detalles. Agregó que se están apoyando proyectos de investigación nacionales, con fondos internacionales, que darán resultados más a largo plazo, con cuatro grupos de empresas e instituciones.
Delgado dijo que fueron acuerdos complicados porque las farmacéuticas tienen pactos estándar que hubo que adaptar a las leyes mexicanas.
México tiene casi un millón de contagiados confirmados de COVID-19 y cerca de cien mil muertes oficiales, aunque el propio gobierno reconoció este mes que las muertes pueden rondar las 140.000.
Aunque se trabaja con rapidez para obtener una vacuna, la Organización Panamericana de la Salud ha dejado claro que solo apoyará su distribución cuando haya demostrado ser segura y eficaz y después de ser revisada por las autoridades reguladoras.
Hasta entonces, los países deben garantizar una respuesta sostenida para evitar contagios, subrayó la OPS.
“Las pruebas, el tratamiento y el aislamiento de casos, así como la localización de contactos son parte de una buena estrategia de vigilancia, y son pocos los países que están haciendo esto bien en nuestra región”, enfatizó este mes la directora de la OPS, Carissa F. Etienne.
En el caso mexicano las principales críticas de los expertos han sido por la falta de pruebas y las indicaciones contradictorias de las autoridades sobre el uso de cubrebocas.