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Mamuts se extinguieron por el cambio climático y no por los cazadores humanos, según estudio

Un estudio pionero sugiere que el cambio climático hizo que fuera demasiado húmedo para que los animales gigantes sobrevivieran

Harry Cockburn
Jueves, 21 de octubre de 2021 13:14 EDT
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Durante unos cinco millones de años, varias especies de mamut caminaron por la Tierra y vivieron en África, Asia, Europa y América.

La última especie en aparecer -el mamut lanudo de pelaje- evolucionó en Asia oriental hace unos 600 mil años y sobrevivió hasta que el último se extinguió en la isla rusa de Wrangel, en el océano Ártico, hasta hace tan sólo 4 mil años.

Pero, ¿fueron los humanos los responsables de su desaparición? ¿O fue otra cosa?

Se sabe que durante milenios, los humanos y los mamuts coexistieron: la gente dibujó mamuts en las paredes de las cuevas hace 30 mil años.

Los humanos también cazaban mamuts, utilizando sus esqueletos para construir refugios, sus colmillos para tallar arpones; el instrumento musical más antiguo del mundo es una flauta tallada en hueso de mamut.

Pero ahora una nueva investigación sugiere que no fue la presión humana la que acabó llevando a los mamuts a la extinción, sino los antiguos cambios en el clima que hicieron que fuera demasiado húmedo para que pudieran sobrevivir.

En un innovador proyecto de investigación de 10 años de duración, genetistas de la Universidad de Cambridge y la Universidad de Copenhague han analizado el antiguo ADN ambiental y dicen haber demostrado que los mamuts se extinguieron debido al calentamiento del clima.

Afirman que cuando el hielo se retiró tras la última glaciación, una rápida transformación del clima hizo que fuera demasiado húmedo para mantener el nivel de vegetación que los animales gigantes necesitaban para sobrevivir.

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El equipo utilizó una técnica denominada “secuenciación de ADN en escopeta” para analizar los restos vegetales y animales del entorno -incluyendo orina, heces y células de la piel- tomados de muestras de suelo recogidas cuidadosamente durante un periodo de 20 años en los lugares del Ártico donde se encontraron restos de mamuts.

Esta nueva técnica -similar a los métodos utilizados durante la pandemia de covid para analizar las aguas residuales con el fin de analizar la propagación del virus- significa que los científicos ya no tienen que depender de las muestras de ADN de los huesos o los dientes y esperan reunir suficiente material genético para recrear un perfil de ADN antiguo.

El profesor Eske Willerslev, del St. John’s College de Cambridge, aseguró: “los científicos han discutido durante 100 años acerca de por qué se extinguieron los mamuts. Se ha culpado a los humanos porque los animales habían sobrevivido durante millones de años sin que el cambio climático acabara con ellos, pero cuando vivían junto a los humanos no duraban mucho y se nos acusaba de cazarlos hasta la muerte.

“Por fin hemos podido demostrar que el problema no fue sólo el cambio climático, sino la velocidad del mismo, que fue el último clavo en el ataúd: no fueron capaces de adaptarse con la suficiente rapidez cuando el paisaje se transformó drásticamente y su alimento empezó a escasear”.

Y añadió: “a medida que el clima se calentaba, los árboles y las plantas de los humedales tomaron el relevo y sustituyeron los hábitats de pastizales de los mamuts. Y debemos recordar que había muchos animales que eran más fáciles de cazar que un mamut lanudo gigante: podían crecer hasta la altura de un autobús de dos pisos”.

A pesar de las duras condiciones en las que vivían, los animales habrían prosperado. Además de los mamuts lanudos, también vivían rebaños de renos y rinocerontes lanudos, todos ellos alimentados por la abundante vegetación que incluía hierbas, flores, plantas y pequeños arbustos. Los mamuts vegetarianos se alimentaban de todo ello y probablemente utilizaban sus colmillos para apartar la nieve antes de arrancar las hierbas duras.

El Dr. Yucheng Wang, primer autor del trabajo e investigador asociado del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge, declaró: “la Era de Hielo más reciente -llamada Pleistoceno- terminó hace 12 mil años, cuando los glaciares empezaron a derretirse y disminuyó el radio de acción de las manadas de mamuts”.

“Se pensaba que los mamuts empezaron a extinguirse entonces, pero también descubrimos que en realidad sobrevivieron más allá de la Era de Hielo, en diferentes regiones del Ártico, y hasta el Holoceno -la época en la que vivimos actualmente-, mucho más de lo que los científicos pensaban”.

“Nos adentramos en los intrincados detalles del ADN ambiental y trazamos un mapa de la propagación de la población de estos mamíferos y mostramos cómo se hace cada vez más pequeña y su diversidad genética también se reduce, lo que hizo aún más difícil su supervivencia”.

Y añadió: “cuando el clima se volvió más húmedo y el hielo empezó a derretirse, se formaron lagos, ríos y pantanos. El ecosistema cambió y la biomasa de la vegetación se redujo y no habría podido sostener a las manadas de mamuts.

“Hemos demostrado que el cambio climático, en concreto las precipitaciones, impulsa directamente el cambio de la vegetación: los humanos no tuvieron ningún impacto en ellos según nuestros modelos”.

Dado que la actual crisis climática se agrava debido a las emisiones antropogénicas, aunque los humanos no hayan sido los culpables en el pasado, ahora ya estamos contribuyendo a un gran evento de extinción.

El profesor Willerslev señaló que la velocidad de los cambios que afectaron a los mamuts era “una dura lección de la historia y muestra lo impredecible que es el cambio climático”.

“Una vez que algo se pierde, no hay vuelta atrás. Las precipitaciones fueron la causa de la extinción de los mamuts lanudos por los cambios en las plantas. El cambio se produjo tan rápidamente que no pudieron adaptarse y evolucionar para sobrevivir”, argumentó.

“Esto demuestra que no hay nada garantizado cuando se trata del impacto de cambios drásticos en el clima. Los primeros seres humanos vieron cómo el mundo cambiaba hasta volverse irreconocible, algo que podría volver a suceder fácilmente y no podemos dar por sentado que estaremos presentes para presenciarlo. Lo único que podemos predecir con certeza es que el cambio será masivo”.

La investigación se publica en la revista Nature.

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