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Analysis

El hallazgo de dientes de dos millones de años revela secretos de los antiguos humanos

Los dientes prehistóricos ofrecen pistas clave sobre nuestros orígenes, según explica Ian Towle

Lunes, 09 de junio de 2025 17:12 EDT
Los primeros registros de fosas dentales aparecieron en Paranthropus robustus, una especie del sur de África
Los primeros registros de fosas dentales aparecieron en Paranthropus robustus, una especie del sur de África (PA)
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El esmalte que recubre nuestros dientes quizá no parezca, a primera vista, el lugar más evidente para buscar pistas sobre la evolución. Sin embargo, puede revelar mucho más de lo que imaginamos acerca de las relaciones entre nuestros antepasados fósiles y sus parientes.

En nuestro nuevo estudio, publicado en Journal of Human Evolution, exploramos un aspecto poco habitual del esmalte: su ausencia.

Descubrimos que las pequeñas marcas en la superficie de dientes fósiles no siempre indican desnutrición o enfermedad. Por el contrario, podrían tener un significado evolutivo inesperado.

Quizá te estés preguntando por qué debería importarnos.

Para quienes, como yo, intentan entender cómo evolucionó el ser humano y cómo se conectan entre sí nuestros antepasados y parientes, los dientes resultan fundamentales. Cada nuevo indicio en los fósiles dentales podría ofrecernos una herramienta más para reconstruir nuestro árbol genealógico.

Dos dientes de Paranthropus robustus, hallados en la cantera principal de Drimolen, presentan picaduras uniformes, circulares y poco profundas
Dos dientes de Paranthropus robustus, hallados en la cantera principal de Drimolen, presentan picaduras uniformes, circulares y poco profundas (Journal of Human Evolution)

Uniformes, circulares y superficiales

Estas marcas en el esmalte dental se identificaron por primera vez en Paranthropus robustus, una especie sudafricana estrechamente relacionada con nuestro género, Homo. Llaman la atención por su forma y tamaño notablemente consistentes: son uniformes, circulares y poco profundos.

En un principio, se creyó que estas marcas eran exclusivas de P. robustus. Sin embargo, investigaciones más recientes revelan que también aparecen en otras especies de Paranthropus del este de África. Incluso se han detectado en algunos individuos de Australopithecus, un género que posiblemente dio origen tanto a Homo como a Paranthropus.

Durante mucho tiempo, se asumió que estas marcas eran defectos provocados por estrés, enfermedades o malnutrición durante la infancia. Pero su regularidad, tanto entre especies como a lo largo del tiempo y en distintas regiones, sugiere otro origen, quizás evolutivo.

Estas marcas son sutiles. Aparecen agrupadas en zonas específicas de la corona dental y no van acompañadas de otros signos de daño o anomalía.

Dos millones de años de evolución

Analizamos dientes fósiles de homininos (los humanos y nuestros parientes extintos más cercanos) hallados en el Valle de Omo, en Etiopía, un lugar donde es posible rastrear más de dos millones de años de evolución humana. También los comparamos con fósiles provenientes de yacimientos en el sur de África, como Drimolen, Swartkrans y Kromdraai.

La colección de fósiles del Valle de Omo incluye dientes atribuidos a Paranthropus, Australopithecus y Homo, los tres géneros de homininos más recientes y conocidos. Esto nos permitió rastrear la presencia de las características marcas a lo largo de distintas ramas de nuestro árbol evolutivo.

Lo que descubrimos fue inesperado: las marcas uniformes aparecen con frecuencia tanto en Paranthropus del este como del sur de África y también en los dientes más antiguos de Australopithecus del este africano, con una antigüedad de hasta tres millones de años. Sin embargo, estas marcas están notablemente ausentes en Australopithecus del sur de África y en nuestro propio género, Homo.

Marcas en los dientes no robustos de Omo
Marcas en los dientes no robustos de Omo (Journal of Human Evolution)

¿Un defecto o un rasgo?

Si estas marcas uniformes fueran consecuencia del estrés, la enfermedad o la malnutrición, esperaríamos que estuvieran relacionados con factores como el tamaño del diente, el grosor del esmalte o que aparecieran tanto en los dientes frontales como en los posteriores. Pero no es lo que vemos.

Además, los defectos relacionados con el estrés suelen aparecer como bandas horizontales y afectan a todos los dientes que se están desarrollando durante ese período. Pero eso no es lo que vemos con estas marcas.

Creemos que estas marcas tienen un origen genético y del desarrollo. Probablemente, surgieron como un efecto secundario de cambios en la forma en que estas especies producían el esmalte dental. Incluso podrían cumplir una función específica que aún no comprendemos.

Por eso, proponemos que estas marcas uniformes y circulares no se consideren un defecto, sino una característica distintiva.

Una comparación moderna

La hipótesis de un origen genético cobra fuerza cuando la comparamos con una condición poco común en humanos actuales llamada amelogénesis imperfecta, que afecta la formación del esmalte dental.

Hoy en día, esta alteración se presenta en aproximadamente una de cada mil personas. En contraste, las marcas uniformes que observamos en los fósiles aparecen en hasta la mitad de los individuos del género Paranthropus.

Aunque probablemente tienen una base genética, sostenemos que estas marcas fueron demasiado frecuentes como para considerarlos una enfermedad perjudicial. Además, se mantuvieron con una prevalencia similar durante millones de años.

Marcas en el esmalte dental de Paranthropus
Marcas en el esmalte dental de Paranthropus (Journal of Human Evolution)

Un nuevo marcador evolutivo

Si estas marcas uniformes tienen un origen genético, podrían convertirse en una nueva herramienta para rastrear relaciones evolutivas.

Actualmente, ya usamos rasgos sutiles de los dientes, como el grosor del esmalte, la forma de las cúspides o los patrones de desgaste, para identificar especies. Estas marcas podrían sumarse como un marcador diagnóstico adicional.

Por ejemplo, nuestros hallazgos refuerzan la idea de que Paranthropus forma un grupo monofilético, es decir, que todas sus especies comparten un antepasado común relativamente reciente y no que evolucionaron de forma independiente a partir de distintos Australopithecus.

Además, no encontramos estas marcas en Australopithecus africanus, a pesar de haber analizado más de 500 dientes del sur de África. En cambio, sí aparecen en los primeros ejemplares de Australopithecus hallados en el valle de Omo.

Este rasgo podría ayudarnos a ubicar en el tiempo y el espacio el punto exacto en el que Paranthropus se separó del resto y comenzó su propio camino evolutivo.

Un caso intrigante

Uno de los casos más curiosos es el de Homo floresiensis, la especie apodada “el hobbit” que vivió en Indonesia. Según imágenes ya publicadas, sus dientes muestran un patrón de marcas sorprendentemente similar al que observamos en Paranthropus.

Si se confirma, esto podría indicar que su historia evolutiva está más vinculada a especies tempranas de Australopithecus que al propio género Homo. No obstante, H. floresiensis también presenta posibles patologías óseas y dentales, por lo que se necesita más investigación antes de llegar a conclusiones firmes.

Además, aún debemos comprender mejor los procesos biológicos que originan estas marcas antes de utilizarlos sistemáticamente como criterio para clasificar especies. Aun así, a través de nuestro estudio determinamos que se trata de un rasgo hereditario, ausente tanto en los primates actuales como en el género Homo, salvo en casos excepcionales de amelogénesis imperfecta.

Por eso, este patrón de marcas podría convertirse en una herramienta valiosa y hasta ahora poco explorada para profundizar en las relaciones evolutivas entre los distintos homininos fósiles.

Ian Towle es investigador en Antropología Biológica en la Universidad de Monash.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation y se reproduce aquí bajo licencia Creative Commons. Lee el artículo original.

Traducción de Leticia Zampedri

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