Bullying y suicidio, el riesgo al que están expuestos los adolescentes LGBTQI+
Es de vital importancia de crear una convivencia basada en la tolerancia, el respeto, el aprecio y el amor para combatir el acoso y prevenir el suicidio, sin embargo, hay opciones para aquellas personas que se sienten sumidas en la soledad y la deseperanza
Desde que salió de la lista de enfermedades mentales de la APA (American Psychological Association), la homosexualidad, como opción sexo-afectiva, continúa luchando contra la discriminación, pues aún hay un gran número de personas que la consideran una “desviación” y no una característica más de la personalidad, como en realidad es. El acoso motivado por la homofobia se vive de forma particular en los planteles escolares en donde, de por sí, hay situaciones de abuso constante.
“El acoso escolar es una problemática del sistema educativo que ha sido poco abordada, en especial el impacto en la salud mental de niños, niñas y adolescentes de grupos históricamente discriminados”, dicen los investigadores Juan Felipe Rivera Osorio y María Camila Arias Gómez en el artículo Acoso escolar contra jóvenes LGBT e implicaciones desde una perspectiva de salud, publicado en la Revista de la Universidad Industrial de Santander.
“Esta situación de discriminación, violencia y falta de red de apoyo genera depresión, insomnio, sentimientos de homofobia interiorizada, estrés, bajo rendimiento escolar, trastorno de estrés postraumático, ideación suicida, intento de suicidio y suicidio, baja autoestima y comportamientos de riesgo”, explican.
El suicidio es la tercera causa de principal de muerte entre adolescentes, sin embargo, los jóvenes con una orientación o expresión sexual diferente a la heterosexual tienen 4 veces más probabilidades de buscar quitarse la vida, afirma el doctor Harold S. Koplewicz del Child Mind Institute.
Según el experto, la primera y más importante herramienta para que los adolescentes desarrollen una autoestima saludable es la confianza y apertura de sus padres para aceptar su identidad. Sin embargo, el papel de los tutores es mucho más importante en cuanto a educar en la tolerancia, es en realidad, la única forma de acabar con el acoso y el abuso.
Una encuesta realizada por la Gay, Lesbian, and Straight Education Network, resalta que aproximadamente el 90 por ciento de los estudiantes gay, lesbianas, transgénero o bisexuales de escuela media y preparatoria en Estados Unidos aceptaron haber sido acosados física o verbalmente en 2009.
El bullying es “una conducta de hostigamiento o persecución física, verbal o psicológica que realiza una persona o grupo de mayor poder contra otra, a quien elige como blanco de repetidos ataques”, y que supone un factor estresante para quien la sufre. Cuando se cronifica puede originar: una fobia escolar, cefaleas, trastornos del aprendizaje, depresión y en última instancia acabar en suicidio, dice el artículo El suicidio en gays, lesbianas y bisexuales adolescentes, escrito por Alejandro Duro Padilla de la Universidad Autónoma de Madrid.
Por su parte, el resto de los adultos que rodean a los jóvenes, como los maestros, deben ser sensibles a los sentimientos de tristeza, ira o rechazo que puedan experimentar los adolescentes, sobre todo, aquellos que puedan manifestar depresión, pues la mayoría de quienes intentan o cometen suicidio experimenta esa enfermedad.
La tecnología ha vuelto ineludible el bombardeo de mensajes que sugieren que ser homosexual es anormal o inmoral, no importa en donde se encuentre el sujeto acosado, habrá manera de hacérselos llegar. El Dr. Koplewicz afirma que, a veces, son los padres de los jóvenes adolescentes “los últimos en enterarse”.
“Es crucial para nosotros como padres iniciar una conversación con nuestros hijos antes de que pasen por la pubertad, para discutir los sentimientos sexuales y la tolerancia hacia las diferentes orientaciones sexuales. Si su hijo se siente culpable en secreto o avergonzado de los pensamientos sexuales que está teniendo, usted debe saberlo para poder dar seguridad a su hijo de que no hay nada malo con los diferentes pensamientos sexuales o la sexualidad en general”, escribe el especialista.
Legislaciones conservadoras son un riesgo para los jóvenes
Recientemente en Florida se promulgó la ley conocida como “No digas gay”, que prohíbe la educación sexual y de identidad de género desde el kinder y hasta el tercer grado; mientras que, a partir del tercer grado, los maestros podrán abordar el tema de una forma “apropiada para la edad”, es decir, podrán responder preguntas pero no “planificar lecciones” para hablar de ello. Una medida que margina y señala a la comunidad LGBTQ.
El gobernador Ron DeSantis, uno de los posibles candidatos presidenciales para 2024, ha dicho junto con otros republicanos, que son los padres, y no los maestros, quienes deben de educar a sus hijos sobre la orientación sexual y la identidad de género.
“Nos aseguraremos de que los padres puedan enviar a sus hijos a la escuela a recibir una educación, no un adoctrinamiento”, dijo el gobernador, que también limitó los libros que pueden encontrarse en las bibliotecas de las escuelas públicas.
Hace casi 6 años en Florida, 49 personas fueron asesinadas en un atentado al club nocturno Gay Pulse, uno de los más letales de la historia del país.
Poco a poco, las escuelas han endurecido sus reglas en cuanto a la educación y la enseñanza, llegando a prohibir que los maestros expresen a sus alumnos su identidad o preferencia sexual, pues la ley contempla que los padres demanden a los centros escolares cuando sus hijos, a su entender, reciban clases “inapropiadas”.
Otros cuatro estados: Louisiana, Mississippi, Oklahoma y Texas, actualmente tienen leyes que prohíben la educación sexual en las aulas o la limitan a la actividad heterosexual.
¿Qué opciones hay?
En muchos países existe ayuda gratuita telefónica y en línea para aquellas personas que tienen ideas o pensamientos suicidas. Whatsapp tiene líneas de asistencia internacionales, en México la UNAM pone a disposición diferentes recursos también.
Sin duda, el primer paso es hablarlo, ya sea con alguien cercano o un familiar, sin embargo, lo mejor siempre será acudir con un especialista.