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Madres venezolanas deportadas piden ayuda a Melania Trump para reunirse con sus hijos

Regina Garcia Cano,Juan Arraez
Viernes, 05 de septiembre de 2025 12:22 EDT
VENEZUELA-MADRES DEPORTADAS
VENEZUELA-MADRES DEPORTADAS (AP)

María Alejandra Rubio no ha visto a su hijo en cinco meses. Fueron separados en Estados Unidos cuando fue detenida para ser deportada a su natal Venezuela y el menor fue enviado a vivir con un amigo de la familia.

Rubio dice que las autoridades estadounidenses de inmigración le hicieron creer que abordaría un avión a Venezuela con Anyerson, su hijo de ocho años. Pero el mes pasado, cuando hizo el viaje de varias horas, lo hizo sin él.

Con el corazón roto, Rubio ahora forma parte de un grupo de madres y abuelas venezolanas que apelan a la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, para que las ayude a ver a sus hijos y nietos nuevamente. Las integrantes del grupo, respaldadas por el gobierno de Venezuela, dicen que, el mes pasado, enviaron una carta a Trump solicitando su ayuda.

“Él me dice, ‘mamá quiero estar contigo. Quiero regresarme a mi país contigo’”, dijo Rubio sobre sus llamadas con Anyerson, quien está en Georgia. “Entonces, yo quisiera que en realidad la primera dama se ponga la mano en el corazón y nos responda la carta”.

Hasta el momento, la oficina del presidente Donald Trump no ha respondido a una solicitud de comentarios de The Associated Press con respecto a la carta. El gobierno de Venezuela dijo el jueves a la AP que la misiva, fechada el 18 de agosto, fue enviada a la Casa Blanca a través de un servicio privado de mensajería.

“Le pedimos como madres que eleve nuestra voz, que ayude a nuestros niños a regresar a sus hogares, que sea un puente para la justicia y la humanidad que usted misma invoca”, escribieron las integrantes del grupo, según una copia de la carta compartida con la AP. “Le pedimos que escuche el clamor de las familias, que esta política de separación no siga sucediendo, que simplemente deporten a las madres junto a sus hijos”.

Los venezolanos han sido expulsados de forma constante a su país de origen este año desde que el presidente venezolano Nicolás Maduro, bajo presión de la Casa Blanca, eliminó su política de larga data de no aceptar deportados de Estados Unidos. Los inmigrantes ahora llegan regularmente al aeropuerto situado en las afueras de Caracas, la capital, en vuelos operados por un contratista del gobierno estadounidense o por la aerolínea estatal de Venezuela.

El gobierno de Maduro ha dicho que más de 10.000 migrantes, incluidos varios niños, habían regresado al país sudamericano a mediados de agosto. Pero no todos los padres han viajado con sus hijos.

Entre los menores separados de sus padres estaba Maikelys Espinoza, de dos años. Permaneció en Estados Unidos después de que su madre fuera deportada a Venezuela y su padre fuera enviado a una prisión de máxima seguridad en El Salvador cuando Trump invocó una ley de tiempos de guerra del siglo XVIII para deportar rápidamente a cientos de inmigrantes.

El gobierno de Estados Unidos dijo que la separación de Maikelys estaba justificada porque las autoridades estadounidenses habían vinculado a sus padres con la pandilla Tren de Aragua, con sede en Venezuela, que el presidente republicano designó como organización terrorista. La niña se reunió con su madre a mediados de mayo en Venezuela y con su padre en julio, cuando fue liberado de la prisión salvadoreña.

Maduro agradeció públicamente al presidente Trump tras la llegada de Maikelys a Venezuela. Estados Unidos no reconoce a Maduro como presidente del país, pero ha negociado varias acciones con su gobierno este año, entre ellas, la liberación de varios estadounidenses detenidos en la nación sudamericana. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos ha dicho que el regreso de menores a Venezuela podría llevar tiempo.

“A diferencia del régimen ilegítimo de Maduro, Estados Unidos no utiliza a los niños como moneda de cambio, y no nos apresuraremos a trasladar a menores no acompañados antes de evaluar a fondo lo que es mejor para ellos”, publicó el 8 de agosto en X la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado.

Al igual que los funcionarios del gobierno venezolano, las madres y abuelas que firmaron la carta para solicitar el regreso de los niños a su país de origen califican su permanencia en Estados Unidos como un secuestro.

“Al tú no tener contacto con tu niño, al tú no saber dónde está tu niño, es un secuestro. Nosotros no sabemos dónde está”, dijo Syntia Cáceres el jueves, refiriéndose a su nieta Aurore, de cuatro años.

Cáceres dijo que su nieta fue colocada en un hogar de acogida en Georgia después de que su hijo fuera detenido en julio. Señaló que la familia que cuida de Aurore le permitió hablar con ella una vez el mes pasado, pero luego le informaron que los servicios de protección infantil le ordenaron a la familia que terminara cualquier contacto con la abuela.

Cáceres ahora quiere asegurarse de que su hijo y su nieta sean deportados juntos cuando llegue el momento.

“Si van a deportar a la gente, que la deporten, no importa, pero con sus hijos”, dijo. “Si (el presidente Trump) no nos quiere allá en su país, no importa, está bien. Depórtennos, mándennos de regreso, pero todos juntos”.

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García Cano informó desde Ciudad de México. La periodista de The Associated Press Michelle L. Price contribuyó desde Washington.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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