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ELN espera conseguir en Cuba cese al fuego realista

El Ejército de Liberación Nacional colombiano espera conseguir un cese al fuego realista y medible a partir de unas negociaciones con el gobierno de su país que arrancarán el martes en la isla, la tercera ronda entre las partes con el objetivo de lograr un acuerdo total de paz

Andrea Rodriguez
Lunes, 01 de mayo de 2023 18:52 EDT
CUBA-COLOMBIA ELN
CUBA-COLOMBIA ELN (AP)

El Ejército de Liberación Nacional (ELN) colombiano espera conseguir un cese al fuego realista y medible a partir de unas negociaciones con el gobierno de su país que arrancarán el martes en la isla, la tercera ronda entre las partes con el objetivo final de lograr un acuerdo total de paz.

“La opinión que tenemos nosotros es que tenemos que pactar un cese” que sea “totalmente lograble, medible y evaluable”, dijo a un grupo de periodistas el comandante Pablo Beltrán, el alias que usa Israel Ramírez Pineda, quien está a cargo de los diálogos en La Habana.

“Cese preliminar, no de fin de conflicto. Nos interesa que funcione 100 por 100 ciento sin errores, que no sea tan elemental... Pero tampoco que sea tan pesado y tan complejo que sea difícil de cumplir”, expresó el líder rebelde.

Para lograrlo, partirán de la experiencia de un alto al fuego temporal realizado por el ELN en 2017 cuando el Papa visitó Colombia, agregó Beltrán.

El objetivo es que, dado que hay tanta suspicacia en la sociedad colombiana sobre un proceso de paz, se pueda contribuir a construir confianza para avances mayores.

Este será el tercer ciclo de las conversaciones –luego de pasar por Venezuela y México en los meses anteriores-- y los objetivos que se trazó la mesa de diálogo —cuya continuidad en la isla se anunció desde mediados de abril— son trabajar sobre la participación de la sociedad civil en el proceso de paz, las acciones humanitarias y este eventual acuerdo de cese de acciones armadas.

Parte de la desconfianza en el avance del proceso creció luego de que las autoridades colombianas cuestionaran al ELN su voluntad política real, después de un ataque con explosivos en marzo pasado a miembros del Ejército que mató a nueve uniformados.

Según Beltrán, un convenio para el alto de acciones realmente cumplible va “a demostrar la capacidad de la mesa para hacer acuerdos con realismo”.

El actual proceso de paz con el ELN se reanudó en noviembre del año pasado, luego de más de cuatro años de suspensión, cuando el entonces presidente Iván Duque interrumpió los diálogos iniciados por su predecesor Juan Manuel Santos, y tras un ataque de la guerrilla a una escuela de policías.

Ahora, con el gobierno del izquierdista, Gustavo Petro la mesa de conversaciones se reactivó.

Beltrán también reiteró que para venir a Cuba se hicieron dos reuniones con todos y cada uno de los frentes guerrilleros y con ellos se acordó una serie de parámetros para abordar en este ciclo sobre el acuerdo de cese al fuego y sobre la participación de la sociedad civil.

En realidad, las conversaciones entre el gobierno colombiano y el ELN comenzaron en 2017 en Quito, Ecuador, antes de que Duque las suspendiera en 2019.

Cuba, Noruega, Brasil, Chile y México son los principales garantes del proceso de paz, que tiene como antecedente otro que se desarrolló por casi cuatro años en la nación caribeña entre el gobierno colombiano y la otra organización guerrillera, las Fuerzas Armadas de Revolucionarias de Colombia (FARC) que en 2016 se convirtió en partido político.

Beltrán lamentó que la violencia en el país se llevara vidas de todas las partes, pero señaló que mientras las bajas militares o policiales tienen mucha visibilidad mediática se desconocen las irregularidades que estos cometen con los guerrilleros.

A manera de ejemplo, indicó que en la localidad de Buenaventura fueron ejecutados siete guerrilleros capturado vivos, un hecho que se llevó a la mesa para demandar investigación. Beltrán no ofreció más detalles.

Beltrán reconoció además el papel de Cuba que no entregó a los líderes guerrilleros —incluyendo él mismo— en la suspensión de las conversaciones en 2019 como lo exigía Duque. La Habana argumentó que el protocolo estipulaba su deber de proteger a las delegaciones.

El gesto le valió que el entonces presidente estadounidense Donald Trump, aliado político de Duque, incluyera a la nación caribeña entre los países patrocinadores del terrorismo, una inculpación que todavía no cesa pese al reinicio de los diálogos y al pedido expreso de Petro.

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