Brasil enfrenta a militares acusados de planear un golpe de Estado en un juicio histórico

Cuando el teniente coronel Mauro Cid llegó el martes al Supremo Tribunal de Brasil para declarar contra su antiguo aliado, el general Walter Braga Netto, exministro de Defensa, no saludó al oficial de rango superior.
Fue una ruptura del protocolo militar que subrayó cómo el ejército, que en su día fue muy popular en el país, se ha visto dividido y sacudido por los escándalos mientras Brasil juzga un caso muy mediático en el que se acusa a altos oficiales militares de ayudar al expresidente Jair Bolsonaro a intentar dar un golpe de Estado para permanecer en el poder después de perder unas elecciones.
Los analistas apuntaron que la comparecencia de los dos hombres ante un tribunal civil supuso un cambio histórico con respecto a la impunidad que los altos mandos militares han disfrutado desde que el país sufrió dos décadas de régimen militar entre 1964 y 1985.
"Poner a un coronel frente a un general nivela el campo de juego y señala que, para el sistema de justicia, todos los acusados son iguales", afirmó Lucas Figueiredo, autor de varios libros sobre la dictadura de brasileña. "La verdad prevalecerá".
Acusaciones de golpe de Estado
Cid, un exayudante de Bolsonaro que alcanzó un acuerdo para colaborar con las autoridades, ya declaró que Braga Netto participó en una reunión en noviembre de 2022 durante la cual oficiales militares discutieron planes para impedir que el actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, asumiera el cargo.
Braga Netto es un estrecho aliado de Bolsonaro que también se desempeñó como jefe de gabinete del expresidente y fue su compañero de fórmula en 2022.
Los oficiales están siendo juzgados junto al exmandatario, varios mandos militares y algunos civiles más. Enfrentan cinco cargos, incluyendo intento de golpe de Estado, participación en una organización criminal armada, intento de abolición violenta del Estado de derecho democrático, daño agravado y degradación del patrimonio histórico.
El veredicto del caso se espera para finales de 2025.
Cid afirma que, en los días posteriores a la derrota de Bolsonaro ante Lula, fue llamado a la oficina de Braga Netto y se le entregó una bolsa con dinero en efectivo para distribuir entre los partidarios de Bolsonaro acampados frente al cuartel general del ejército. Braga Netto niega los hechos y califica a Cid de traidor.
Los dos hombres fueron citados el martes en el Supremo Tribunal para una confrontación, un paso en el procedimiento legal brasileño en el que el juez y ambas partes pueden interrogar a los testigos sobre las discrepancias en sus testimonios.
El examen se llevó a cabo a puerta cerrada por orden del juez Alexandre de Moraes, quien preside la investigación del golpe y no proporcionó más detalles sobre la decisión. La ley brasileña permite celebrar vistas a puerta cerrada cuando se trata de asuntos de seguridad nacional o profundamente personales.
Braga Netto llegó al tribunal en la capital del país, Brasilia, desde su celda en Río de Janeiro, donde está detenido desde diciembre por obstrucción a la justicia.
Un empleado del alto tribunal que presenció la declaración contó a The Associated Press que tanto Braga Netto como Cid se mantuvieron mayormente fieles a sus versiones contradictorias de los hechos y evitaron incluso mirarse a pesar de estar sentados enfrente.
El empleado habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a informar a la prensa.
En un intercambio acalorado, el exministro de Defensa respondió que Cid era un “mentiroso”, dijo el abogado de Braga Netto, José Luis Oliveira.
La decisión de Moraes de citar a ambos hombres para ser interrogados al mismo tiempo indicó la falta de confianza del magistrado en sus testimonios, según expertos legales y funcionarios.
El ejército ha tenido impunidad durante mucho tiempo
El hecho de que los dos hombres comparecieran ante un tribunal civil supuso una ruptura con respecto a las décadas de impunidad de las que habían disfrutado los altos mandos militares.
Nadie en Brasil ha entrado en prisión por cargos relacionados con la dictadura militar, a diferencia de lo ocurrido en países vecinos como Argentina y Chile. Y Bolsonaro, a pesar de enfrentar una maraña de cargos legales graves, sigue siendo el rostro de la oposición del país a Lula.
El último general brasileño en ser encarcelado fue Argemiro de Assis Brasil, quien fue arrestado en 1964 por oponerse al golpe de Estado en el que el ejército tomó el poder.
Desde el inicio del proceso, miembros del estamento militar han afirmado que el juicio en el Supremo Tribunal es una vergüenza para las Fuerzas Armadas.
“Este tipo de cuestionamientos no ayudan a las Fuerzas Armadas", señaló el general Roberto Peternelli, excongresista afiliado al Partido Liberal de Bolsonaro. “En mi opinión, terminan perjudicando al país”.
Los acusados intentaron evitar los tribunales civiles solicitando un juicio en el Superior Tribunal Militar, donde según expertos legales era más probable que encontraran comprensión.
El tribunal militar, que maneja solo unas pocas docenas de procesos al año, rechazó los casos.
“Los miembros del tribunal militar entendieron que, aunque perpetrados por personal militar, estos no son delitos militares”, apuntó Alexandre Knopfholz, profesor de derecho en UniCuritiba.
Millones de brasileños han seguido el caso por televisión durante los últimos dos años, desde las redadas en las que la policía federal arrestó a sospechosos y confiscó documentos hasta los testimonios en el tribunal.
Aun así, algunos expertos dudan de que Cid y Braga Netto terminen cumpliendo la totalidad de sus posibles condenas entre rejas, incluso si son declarados culpables.
“Estamos en el medio de la investigación. No debemos olvidar que todos los militares golpistas en la historia de Brasil fueron indultados”, recordó Fabio Victor, autor de un libro sobre los vínculos entre el ejército y la política después de la transición democrática en 1985.
Pero "el hecho de que los generales se hayan convertido en acusados por un intento de golpe de Estado muestra cierta evolución", reconoció.
____
Hughes informó desde Río de Janeiro.
___
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.