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¿Por qué se celebra a la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre?

El 12 de diciembre marca una de las fechas de mayor devoción y tradición en México, conoce las restricciones que habrá en la Basílica para los peregrinos que ya llegan.

Soledad Villa
Martes, 12 de diciembre de 2023 12:39 EST
Los devotos de la Virgen de Guadalupe se preparan para celebrar su festividad en México

El gobierno de la Ciudad de México estima la llegada de más de millones de visitantes a partir de hoy, 12 de diciembre, por la celebración de la Virgen de Guadalupe.

Las autoridades locales pusieron ya en práctica un operativo de seguridad y adelantaron la aplicación del “alcoholímetro”, un programa para detectar conductores que han ingerido bebidas alcohólicas, luego de que a inicios de semana un grupo de peregrinos que viajaba en bici fuera embestido por un automovilista en estado etílico.

Para evitar aglomeraciones, y ante la emergencia sanitaria que continúa, se anunciaron las siguientes medidas:

  • No se realizarán misas
  • No se permitirá pernoctar en el atrio del templo ni en las inmediaciones del mismo
  • Dentro de la Basílica, se mantendrá un tránsito fluido, los peregrinos demorarán entre 5 y 15 minutos de “reja a reja”
  • El uso de cubrebocas será obligatorio
  • Se recomienda a los visitantes contar con esquema completo de vacunación
  • Se recomienda no llevar menores de edad ni adolescentes

¿Por qué los fieles peregrinan a la Basílica cada año?

El 12 de diciembre es el día de la Virgen de Guadalupe, y el recinto en el monte del Tepeyac, guarda el Ayate en el que, según la tradición, milagrosamente quedó grabada la imagen de la Virgen Morena de rasgos mestizos que Juan Diego presentó al Obispo para conseguir que se le construyera un templo, como le habría mandado la madre de Dios en una primera aparición.

La controversia sobre la tradición de la Guadalupana

Según la tradición católica en México, la misma madre de Jesucristo se le apareció a un indígena chichimeca en cuatro ocasiones en 1531. Los españoles tenían pocos años de haber conquistado tierras aztecas, y los frailes aún dictaban la doctrina de evangelización, encontrando cierta resistencia entre los pueblos que durante siglos habían adorado a dioses “paganos”.

La historia se conoce gracias al relato náhuatl de 1556, Nican Mopohua, atribuido a Antonio Valeriano, un noble indígena, quien aseguró haber escuchado los testimonios de viva voz del propio Juan Diego, quien habría vivido bajo la tutela de su tío al quedar huérfano, y habría enviudado pocos años antes de las apariciones.

Según estudios, Juan Diego desarrolló el gusto por caminar a solas después de perder a su esposa y fue llamado “El Peregrino” por sus vecinos. Iba y venía desde su casa hasta Tlatelolco para escuchar misa y asistir al catecismo.

Justo al norte de la Ciudad de México, en donde hoy se encuentra la Basílica, antes de la conquista se hallaba un adoratorio a Tonantzin, la “diosa madre”, a quienes los nativos seguían adorando según sus costumbres. Al respecto, Fray Bernardino de Sahagún, uno de los cronistas de la conquista escribió:

“Ahí en Tepeaca, donde ahora está la iglesia que usted mandó construir, hacían muchos sacrificios a honra de una diosa de nombre Tonantzin y venían de muy lejanas tierras, de más de veinte leguas, de todas las comarcas de México, y traían muchas ofrendas. Venían hombres y mujeres, y mozos y mozas a estas fiestas, era grande el concurso de gente en estos días, y todos decían -vamos a la fiesta de Tonantzin-. Y ahora que está allí edificada la iglesia de Guadalupe, también la llaman Tonantzin…”

Al contrario de lo que se cree, la Virgen de Guadalupe, ya existía en España, y es considerada la patrona de la evangelización del nuevo mundo, de hecho, Hernán Cortés llegó a costas mesoamericanas con un estandarte con su imagen. Sin embargo, ésta fue modificada en el ayate, incluyendo un ángel con alas tricolor a sus pies, a pesar de que la bandera mexicana no utilizó estos colores sino a partir de 1821.

A pesar de ser un acontecimiento de gran relevancia para la iglesia Católica, Fray Juan de Zumárraga, el obispo de la Nueva España, nunca escribió nada al respecto de las apariciones, siendo que los frailes franciscanos fueron los únicos cronistas de la conquista y de los primeros años de la vida en el nuevo mundo.

Fue hasta 1649 que el relato aparecería en el libro de crónicas indígenas: Huei tlamahuizoltica omonexiti in ilhuícac tlatohcacihuapilli Santa María Totlazonantzin Guadalupe in nican huei altepenáhuac México itocayocan Tepeyácac (Por un gran milagro apareció la reina celestial, nuestra preciosa madre Santa María de Guadalupe, cerca del gran altépetl de México, ahí donde llaman Tepeyacac).

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