Hija de Bill Gates revela que su padre tiene Asperger; el empresario reflexionó sobre el autismo en su libro
El multimillonario cofundador de Microsoft nunca ha hablado públicamente de tener síndrome de Asperger, un diagnóstico que antes se daba a algunas personas autistas
Phoebe Gates parece haber revelado que su padre, Bill Gates, tiene “síndrome de Asperger”.
Durante el episodio de esta semana del pódcast Call Her Daddy, la presentadora Alex Cooper preguntó a la hija de 22 años del multimillonario cofundador de Microsoft cuál había sido su experiencia a la hora de llevar hombres a casa a conocer a su padre.
Su respuesta: “Para el chico, aterrador. Para mí, es divertidísimo porque mi padre es bastante torpe socialmente. Como ha dicho antes, tiene Asperger. Así que, para mí, es muy gracioso”.
The Independent se puso en contacto con los representantes de Bill para recabar sus comentarios.
El ingeniero de software (69 años) nunca ha hablado públicamente de tener síndrome de Asperger, un diagnóstico que antes se daba a algunas personas autistas. Desde entonces, el término se ha fusionado con otras afecciones que forman parte del trastorno del espectro autista (TEA). Las personas con TEA pueden presentar dificultades sociales y de comunicación, intereses obsesivos y comportamientos repetitivos.
En sus memorias de 2025, Source Code, Gates dijo que creía que le habrían diagnosticado alguna forma de TEA si fuera un niño criado en la actualidad.
“Si fuera un niño hoy, probablemente me diagnosticarían [trastorno del] espectro autista. Durante mi infancia, no existía una comprensión generalizada sobre el hecho de que los cerebros de algunas personas procesan la información de forma diferente a los de otras”, escribió.
“Mis padres no tenían guías ni libros de texto que les ayudaran a comprender por qué su hijo se obsesionaba tanto con ciertos proyectos, no captaba las señales sociales y podía ser grosero e inapropiado sin parecer darse cuenta de su efecto en los demás”, añadió.

Bill también señaló que el término “neurodivergente”, utilizado para describir a las personas cuyo cerebro se forma o funciona de forma diferente, no se acuñó hasta la década de los 90.
Las pruebas formales para detectar el TEA no se introdujeron hasta los años 80 y, para entonces, Bill ya tenía entre 20 y 30 años.
En una entrevista concedida en febrero al portal de noticias Axios, Bill contó cómo se dio cuenta de que era diferente a sus compañeros.
“Siempre supe que era diferente en aspectos como mi nivel de energía e intensidad, y que simplemente me iba y empezaba a estudiar. Esos comportamientos confundían a la gente”, expresó, y continuó: “Y es un poco confuso cuando eres un niño y eres diferente, o la gente reacciona ante ti con extrañeza, o tus habilidades sociales no dan la talla —estás fallando en varias cosas”.
“Mis padres —quizá de forma algo involuntaria, porque no había un diagnóstico— me ayudaron mucho al explicarme las cosas de cierta forma y al empujarme a socializar”, continuó.
Bill también relató cuál fue su reacción la primera vez que alguien le sugirió que tenía TEA: “Alguien me dijo: ‘¿Estás en el espectro?’ Fue hace como 25 años, y recuerdo que pensé: ‘¿Qué demonios? Dirijo una maldita empresa’. Y luego me di cuenta de que probablemente era cierto. La verdad es que lo del espectro es confuso”.
Traducción de Sara Pignatiello