Joven diagnosticada con cáncer de colon a los 22 años revela tres síntomas que todos deben conocer
La asistente de enseñanza de Cambridgeshire, Sophie Anderson, tenía solo 22 años cuando le diagnosticaron cáncer de intestino, después de mostrar síntomas por primera vez a los 18 años
Una asistente de enseñanza de 24 años combinó con orgullo su atuendo de festival de verano, un bikini azul y un abrigo peludo, con un bastón adornado con luces y dos bolsas para estomas, para celebrar el haber sobrevivido al cáncer de intestino en etapa tres.
Sophie Anderson fue diagnosticada con solo 22 años pero ahora está en remisión e, inspirada por la activista contra el cáncer de colon Dame Deborah James, está decidida a crear conciencia sobre la enfermedad, especialmente entre los jóvenes.
La pérdida repentina de peso, el paso de sangre y la incontinencia la llevaron a ser diagnosticada y atendida inicialmente justo después de cumplir 22 años, pero la enfermedad regresó con fuerza en octubre de 2020 cuando un tumor del tamaño de un balón de fútbol fue encontrado en su intestino, siendo intervenida posteriormente para salvar su vida.
Negándose a ser derrotada, Sophie, de Huntingdon, Cambridgeshire, Inglaterra, y con el apoyo de su novio Alex, un oficial de policía de 24 años, ahora está aprovechando al máximo la vida: “Me pasaron tantas cosas que ni siquiera debería estar aquí, pero aquí estoy.
“Fui al festival Secret Garden Party en Huntingdon en julio con mis amigos y todos nos vestimos especialmente.
“Había ganado peso y me sentía más confiada, y me puse un bikini azul y un abrigo de piel y cubrí mi bastón con lucecitas.
“Me sentí muy bien. Me lo pasé tan bien y me reí más de lo que lo había hecho en años”.
Sophie sufrió problemas de salud por primera vez en 2016, a los 18 años, tras comenzar un curso universitario para ser asistente médica de operaciones.
“Un día necesitaba ir al baño y me salió mucha sangre”.
“Fue extraño, pero no volvió a suceder por un tiempo, así que pensé que tal vez era algo de una sola vez.
“Entonces comencé a sentirme muy agobiada, hinchada constantemente y fatigada”.
Achacando su agotamiento al estrés, su estado de ánimo pronto decayó.
“Estaba bastante deprimida porque mi cuerpo se sentía muy débil y no podía precisar por qué”.
Abandonó la universidad en la Pascua de 2017, pues su salud mental se volvió cada vez más frágil, y volvió a casa con su mamá, Elizabeth Anderson, de 53 años, y su hermane, Ash Anderson, de 22, ambos asistentes de enseñanza. Acudió con su médico familiar, quien le diagnóstico depresión y ansiedad.
En julio de 2017, mientras trabajaba como cuidadora, comenzó a sangrar con más frecuencia: “A veces pasaba una semana sin nada. Luego pasaba muchas veces y me estreñía cada vez más”.
Al ver a diferentes médicos en los meses siguientes, le diagnosticaron trastornos digestivos, como síndrome de intestino irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, espasmos del colon y estreñimiento, pero nadie sospechó que tenía cáncer.
“Me asustaba mucho la idea de morir mientras dormía”
“Recuerdo haberle dicho a mi médico familiar que tengo antecedentes de cáncer de intestino en el lado de la familia de mi madre.
“Sin embargo, creo que, debido a mi edad, se asumió que no podía ser cáncer”.
Preocupada por que su trabajo como cuidadora la estaba estresando e impactando en su salud, Sophie se volvió asistente de enseñanza en la escuela de necesidades especiales de su ciudad, en diciembre de 2018.
Pero sus síntomas empeoraron y en el verano de 2019 los médicos le ordenaron hacer una dieta restringida para ver si tenía la enfermedad de Crohn.
Cuando, en septiembre, había perdido casi 13 kilos, la citaron para una colonoscopia para revisar el interior de sus intestinos, mientras que una biopsia reveló un mes después que tenía cáncer de intestino.
“Recuerdo sentirme aliviada al principio, porque significaba que en realidad había algo mal conmigo, pero creo que me sentí entumecida”, contó.
“Creo que no escuché nada más después de que dijeron esas palabras”.
Tras una operación de colostomía en la que se desvió un extremo del colon a través de una abertura en el abdomen, recibió tres rondas de quimioterapia a lo largo de seis semanas.
Después de eso, se sometió a una cirugía en el Hospital Addenbrookes en Cambridge en marzo de 2020 para extirpar un tumor del tamaño de una toronja de su intestino, así como una histerectomía completa.
Le extirparon parte del colon y el ovario izquierdo, donde el tumor había crecido bastante, y también se revirtió con éxito su estoma temporal para recolectar desechos.
Afortunadamente, las sesiones de quimioterapia fueron canceladas, pues se confirmó que estaba en remisión en julio.
“Nunca había llorado de felicidad, pero lloré [ese día] porque estaba muy emocionada y aliviada de volver al trabajo y seguir con mi vida”.
Mientras tanto, aunque Sophie sabía que su abuela, Hazel Cockrill, había muerto de cáncer de colon en 1998, no sabía que su abuelo, John Cockrill, también había fallecido por la misma enfermedad a la misma edad en 2011.
Las investigaciones revelaron que tenía el síndrome de Lynch, un gen hereditario que muestra un fuerte historial de cáncer de colon, también detectado póstumamente en el ADN de su abuelo, así como en su madre.
Sophie comentó: “Nunca se me ocurrió que yo podría tener lo mismo”.
Desafortunadamente, en octubre de 2020, se sintió mal nuevamente, y descubrió que el cáncer había regresado y se había extendido a sus ganglios linfáticos, convirtiéndose en etapa tres.
Esta vez, le dijeron que el tumor en su intestino era muy grande.
“Empecé a pensar que en realidad era algo que podría matarme”, confesó.
“Comenzó a sentirse muy real y a meterme ideas en la cabeza.
“Me asustaba mucho la idea de morir mientras dormía”, confesó.
Para tratar de reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía, estuvo en el hospital durante tres meses para recibir inmunoterapia, un tratamiento especializado contra el cáncer.
Se recuperó a pesar de sufrir un daño hepático significativo y la sospecha de sepsis, una reacción a una infección que puede poner en riesgo la vida.
Para junio de 2021, Sophie estaba lista para una operación de 14 horas que extirparía el tumor y parte de su vagina, recto, intestino, vejiga y coxis, hacia donde el tumor se había extendido.
También se sometió a una reconstrucción pélvica, se cortaron algunos de los nervios de la pierna izquierda debido al daño causado por el coxis y se le colocó una colostomía y una urostomía permanentes.
Ella dijo: “Me sentí entumecida.
“Los médicos enumeraron todo lo que necesitaba perder y comencé a pensar en cómo me afectaría cotidianamente y no tenía idea de lo que aún podría hacer.
“Tenía miedo de que mi vida pudiera terminar y que la cirugía ni siquiera funcionara”.
Sin garantías de cura, Sophie temía que el tratamiento fuera demasiado difícil de soportar.
El cirujano me dijo que el tumor en mi intestino que presionaba mis órganos tenía el tamaño de un balón de fútbol
“Tenía miedo de que pudiera quedar discapacitada porque temían que pudiera tener pie caído, lo cual afortunadamente no tuve, y no me gustaba pensar en la vida con dos estomas.
“Tenía miedo de perder mucho de mí misma y que tal vez ni siquiera valiera la pena”, admitió.
En junio de 2021, cuando llegó al Hospital St. Mark's, una unidad especializada en problemas del intestino en Londres, lo último que Sophie recuerda es que la anestesiaron.
“Recuerdo que me senté en la cama y me dijeron que iba a necesitar una epidural y luego no recuerdo nada hasta una semana después”, rememoró.
“Me dijeron que me desperté después de la cirugía y no dejaba de gritar”, agregó.
“Descubrieron que tenía una hemorragia interna, así que me llevaron de nuevo al quirófano durante cuatro horas y no volví en mí hasta cinco días después”.
Mientras tanto, sufrió un derrame cerebral, lo que significa que ahora a veces se siente confundida.
“El cirujano me dijo que el tumor en mi intestino que presionaba mis órganos tenía el tamaño de una pelota de fútbol”.
A pesar de su positivismo, ha sido increíblemente difícil para Sophie aceptar su extensa cirugía.
”Perder parte de mi vagina me hizo sentir que ya no era tan mujer”, confesó.
“Yo ya era completamente infértil, sin posibilidad de tener hijos biológicos debido a la cirugía. Luego, que me extirparan parte de la vagina también fue devastador”.
Y aunque la intimidad puede ser posible en el futuro, Sophie dice que no será algo inmediato.
“Siento que he perdido mucho de mi feminidad, especialmente porque la histerectomía significa que estoy pasando por la menopausia. Ha tenido un gran impacto en mí”, continuó.
“Alex y yo hemos estado juntos durante seis años y él ha sido un gran apoyo en todo momento. Hemos hablado de adoptar en el futuro, o de gestación subrogada. Pero simplemente tendremos que ver qué sucede”.
Durante dos meses después de sus operaciones, Sophie estuvo en cuidados intensivos, mientras se recuperaba de la cirugía, y poco a poco aprendió a manejar la vida cotidiana.
“Sabía lo que me iba a pasar, pero había estado en negación”, reconoció.
“Despertarme con dos bolsas en el estómago y no sentir mi pierna izquierda fue realmente aterrador. Me sentí rota”, expresó.
“Necesitaba la ayuda de cuatro personas para levantarme el primer día. Luego comencé a aprender a caminar con pasos muy, muy pequeños”.
Para agosto de 2021, Sophie estaba en casa y comenzaba lo que sería un año de recuperación, confiando en sus padres y su novio para ayudarla a recuperar su salud.
“Mi madre convirtió el comedor en mi dormitorio y lo hizo sentir hogareño con mis tarjetas de recuperación y los gatos dormidos en la cama”.
“Empecé a ser capaz de hacer mis estomas yo misma y mis propios vendajes y tomar mis analgésicos y a sentirme más independiente”.
Poco a poco, Sophie ha recuperado la mayor parte de su fuerza y, a principios del verano de este año, comenzó a hacer planes con amigos e incluso espera volver a trabajar el próximo mes.
“No había manejado mi auto por dos años porque no estaba lo suficientemente bien”, dijo.
“Pero en julio, finalmente pude conducirlo por el pueblo. Estaba muy nerviosa, pero sentí que finalmente tenía algo de independencia para ir a visitar a mis amigos”.
Sophie agregó: “Alex y yo también tuvimos una cita en un asador a 10 minutos de donde vivo en octubre. Me puse un vestido y un poco de maquillaje y me arreglé el pelo. Me sentí más humana.
“Alex ha sido genial. Venía a las citas conmigo y me visitaba en el hospital siempre que podía.
“Durante mucho tiempo, estuvimos casi en esta relación de cuidador-pareja y ahora estamos volviendo a ser una pareja normal nuevamente.
“Fue muy difícil, pero he tenido mucha suerte de tenerlo. [Alex] Ha sido realmente asombroso”.
Y Sophie estaba encantada de acompañar a sus amigos a algunos de los festivales de música de verano de este año.
Después del Secret Garden Festival, a principios de este mes fue al Wilderness Festival en Oxfordshire.
También realizó un viaje organizado por organizaciones benéficas a Bournemouth, Dorset, en julio, con otros jóvenes sobrevivientes de cáncer, para disfrutar de hacer kayak, cerámica y divertirse al lado del mar.
“Fue increíble volver al mar. Estaba nerviosa por mis estomas, pero estaban bien y fue muy divertido”, comentó.
Además de prepararse para regresar a su trabajo en la escuela en septiembre, Sophie desea crear conciencia sobre el cáncer de intestino y resaltar cómo puede afectar a los jóvenes.
La joven documentó valientemenete su propio progreso en vídeo con su teléfono. “Nadie parece buscar cáncer en gente menor de cierta edad”.
“Si alguien hubiera sospechado antes que tenía cáncer de intestino, probablemente ahora estaría en una mejor condición.
“Es muy importante reconocer los síntomas, como sangre, hinchazón o fatiga, incluso si eres joven, cuando es fácil ignorar ciertas cosas y pensar que desaparecerán”.
Este verano he hecho cosas que nunca creí que volvería a hacer
Sophie agregó: “Tienes que escuchar a tu cuerpo e insistir para que te hagan las pruebas correctas, porque esto podría salvarte la vida.
“Si, al crear conciencia, puedo lograr que una sola persona insista para hacerse una colonoscopia y obtener un diagnóstico temprano, valdrá la pena.
“No quiero que nadie más pase por lo que yo he pasado”.
Antes de volver al trabajo, Sophie tiene previsto un viaje a Plymouth, junto a la costa de Devon, a finales de agosto, donde visitará a familiares y amigos.
“Estoy tan feliz de estar aquí.
“Este verano he hecho cosas que nunca pensé que volvería a hacer”, celebró.
“He visto a otras chicas de mi edad con la misma enfermedad que no sobreviven y es difícil saber que no podrán crecer, tener una familia o ir a la playa, como lo estoy haciendo yo otra vez. Quiero aprovechar al máximo cada día ahora y celebrar lo que tengo y no lo que he perdido”, añadió.
Mientras tanto, Alex no podría estar más orgulloso de su novia.
“No puedo decir nada más que lo orgulloso que estoy de Sophie”, señaló.
“Ver todo lo que ella ha pasado ha sido lo más difícil que jamás enfrentaré.
“Después de la operación del año pasado y todo lo que pasó, cuando la vi caminar por primera vez sin apoyo ni muletas, nunca me sentí más orgulloso”, dijo.
“Pasar por todo eso y luego estar dispuesta a hablar de ello y tratar de ayudar a los demás, me hace amarla aún más. Todo eso me hizo darme cuenta de que lo que más amaba de ella era lo determinada que era. No lo sabía cuando la conocí, pero fue su determinación lo que hizo que me enamorara de ella”.
Para obtener más información sobre el cáncer de intestino, visita: https://www.bowelcanceruk.org.uk/