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‘Tinder Swindler’ vs. ‘Inventing Anna’: ¿Por qué tratamos tan mal a las víctimas de las estafas románticas?

Dos artistas del engaño tenían el mismo plan: ganarse la confianza de los demás y manipularlos para que les dieran los ahorros de toda su vida; sin embargo, las víctimas de uno son tratadas con mayor desdén que las del otro: Kate Ng explora las razones

Viernes, 11 de febrero de 2022 14:47 EST
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“¿Quién diablos pide US$100.000 en préstamos para un hombre con el que pasó tres días? Te lo merecías”.

The Tinder Swindler simplemente muestra lo estúpidas que se vuelven las mujeres cuando se enamoran”.

¿Dónde puedo encontrar a estas estúpidas mujeres de The Tinder Swindler que me regalarán algo lindo?”.

Fueron comentarios como estos los que inundaron las redes sociales tras el lanzamiento de The Tinder Swindler la semana pasada. El documental de Netflix, que se estrenó el 2 de febrero, sigue a un grupo de mujeres que se vieron envueltas en una estafa romántica tan intrincada y tan extrema que a algunas de ellas les costó cientos de miles de dólares de su bolsillo.

Shimon Hayut, o "Simon Leviev", como lo conocían sus víctimas, engañaba a las mujeres para que creyeran que tenían una relación genuina antes de pedirles dinero. La narrativa del documental cuenta cómo las mujeres, Cecilie Fjellhøy, Pernilla Sjöholm y Ayleen Charlotte, conocieron a Hayut a través de Tinder y cómo él las manipuló para que le dieran su dinero.

Presentándose a sí mismo como el hijo del multimillonario magnate de los diamantes, Lev Leviev, Hayut comenzaba cada romance colmando a las mujeres de lujosos regalos, vuelos en un jet privado aparentemente de su propiedad, y promesas de amor y compromiso. Pero una vez que se aseguraba su confianza, Hayut comenzaba a pedirles grandes cantidades de dinero con el pretexto de que necesitaba proteger su identidad de sus “enemigos”.

Fjellhøy, que tenía 29 años cuando conoció a Hayut en 2019, dice que la estafaron con más de US$270.000, mientras que Sjöholm dice que le dio al estafador al menos US$45.000. Después de las estafas, las mujeres crearon una página de GoFundMe para tratar de recaudar suficiente dinero para pagar sus deudas, todo mientras Hayut, quien fue sentenciado a 15 meses de cárcel pero fue liberado después de solo cinco, ha quedado libre.

Ahora, Netflix lanzó una nueva serie basada en otra estafadora famosa: Anna Sorokin, más conocida por su identidad falsa como heredera alemana, Anna Delvey. Inventing Anna trata sobre la periodista Vivian Kent, que está basada en la periodista real Jessica Pressler cuyo artículo para The Cut de 2018 sobre los crímenes de Sorokin inspiró la serie, y sobre cómo ella desentraña la complicada red que Sorokin tejió a su alrededor mientras fingía ser una socialite que se abría camino en la Ciudad de Nueva York.

No mucho después de que Sorokin fuera acusada de hurto mayor y hurto en 2017, una de sus víctimas, Rachel DeLoache Williams, reveló que Sorokin la había estafado con US$65.000 durante el transcurso de su amistad.

En esencia, lo que hicieron Sorokin y Hayut es similar. Pasaron meses ganándose la confianza de sus víctimas y no les dieron ninguna razón para creer que les exprimirían los bolsillos.

Sin embargo, la diferencia en la respuesta a lo que hicieron los estafadores ha sido marcada. En el caso de Hayut, hay una cantidad excesiva de atención hacia las mujeres que inicialmente se sintieron atraídas por él en Tinder porque se presentaba a sí mismo como un multimillonario, y muchas personas se remontan al tropo misógino de la “mujer cazafortunas”.

Gran parte de la conversación en las redes sociales en torno a The Tinder Swindler parece pasar por alto el grave fraude que cometió Hayut y, en cambio, se burla y culpa a las mujeres cuyas vidas afectó. Peor aún, al calificarlas de “cazafortunas”, muchos críticos han tergiversado toda la narrativa para representar a las víctimas de Hayut como depredadoras.

Por el contrario, el engrandecimiento de Sorokin en la cultura pop ha arrojado una gran sombra sobre sus víctimas, reduciéndolas hasta el punto de casi no existir. Como señala el Evening Standard, Inventing Anna a veces parece “caer en esta automitologización de Robin Hood”, en la que Sorokin se anuncia casi como una heroína por estafar a bancos, hoteles y a la élite de Nueva York mientras vivía como una socialite.

No olvidemos que Sorokin es una criminal convicta, declarada culpable de robo de servicios y hurto mayor. Fue sentenciada de cuatro a doce años en una prisión estatal, pero fue liberada dos años después. Luego, el ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) la detuvo nuevamente en abril de 2021 por quedarse más tiempo del que tenía permitido en su visa y ha estado bajo la custodia del ICE desde entonces.

La Dra. Elisabeth Carter, lingüista forense, criminóloga y profesora asistente en la Universidad de Kingston en Londres, comentó para The Independent que las víctimas de las estafas románticas parecen encontrarse en el extremo de más virulencia pública que las de otros tipos de estafas. Esto, asevera, se alimenta de la idea de que las víctimas de fraude tienen “cierto nivel de complicidad” para que la estafa funcione.

“Tienen que dar la información o el dinero en algún momento [para que la estafa funcione]. Eso da pie a que la gente ajena a la situación se quede con la narrativa de que has sido parte de ello y, por lo tanto, es tu culpa”, explica.

“Pero el fraude romántico, y casi todos los tipos de fraude, involucran un nivel de engaño previo y manipulación. La víctima toma sus decisiones en una realidad que ha sido tan distorsionada que no se le puede culpar en absoluto: ha sido engañada previamente y manipulada para tomar estas decisiones, al igual que ocurre con el control coercitivo”.

Las estafas románticas son particularmente dañinas porque las víctimas no solo pierden dinero, también pierden una relación que creían que era real.

Es más común de lo que pensamos, también. Una nueva investigación de la campaña Take Five to Stop Fraud de UK Finance y de la Asociación de Citas en Línea descubrió que al 38 por ciento de las personas que han salido con alguien en línea durante el último año se les ha pedido dinero, a pesar de que nunca haberse conocido en persona.

Carter dice: “Específicamente, este tipo de estafas son muy crueles y generalizadas. Pueden durar mucho tiempo: una de las víctimas en The Tinder Swindler estuvo en una relación [con Hayut] durante 14 meses, y no puedes simplemente desconectarte, tienes sentimientos residuales”.

Ella lo compara con la violencia familiar y el maltrato, en el que las víctimas a menudo “se dicen a sí mismas que esto está bien” y quedan atrapadas en relaciones abusivas.

“En el caso del fraude romántico, están diseñados para explotar tu confianza, amor y honestidad en una relación con el único fin de tomar tu dinero. Es muy difícil de superar. Pero la gente solo ve el dinero perdido y no el daño psicológico involucrado ni el engaño masivo previo al momento de hablar de dinero”, señala Carter.

Muchos críticos de las víctimas de Hayut han dicho que las mujeres se sintieron atraídas por el lujoso estilo de vida y la riqueza que él retrató en Tinder, y las han calificado de “cazafortunas” o “codiciosas”.

Antes del lanzamiento del programa, Fjellhøy dijo en una entrevista con Lorraine de ITV que ella y las otras mujeres habían sido culpadas a pesar de ser las víctimas. Ella declaró: “Sabíamos que esto podría pasar, pero ser llamadas cazafortunas por dar dinero, como dijimos, debemos haber sido las peores cazafortunas de la historia”.

Carter agrega que salir con alguien adinerado puede ser engañoso, y no es la razón por la que estas mujeres siguieron en una relación con Hayut.

Luego continúa: “Pudo ser la razón por la que lo empezaron, pero en Tinder, las personas toman decisiones rápidas basadas en una foto, una breve biografía y vistazos al estilo de vida de una pareja potencial todo el tiempo”.

“Pero el verdadero convencimiento no fue obra de la riqueza, fue obra del sigilo. Leemos en los documentos de prevención del fraude todo el tiempo: ‘No le des dinero a personas que no conoces’, pero las víctimas no le estaban dando dinero a alguien que no conocían. Le prestaban dinero a su novio o amigo; la gente le pasa dinero a sus familiares, amigos y socios todo el tiempo”, comenta.

El uso de “cazafortunas” también agrega un aire misógino a la reacción violenta, ya que a menudo se usa para referirse a mujeres con parejas adineradas.

“Hay algo acerca de las mujeres que buscan el amor y encuentran el amor en un hombre rico que a la gente no le gusta”, argumenta Carter. “Va en contra de los roles de género normativos de lo que se espera que sean las mujeres, que sea dócil y de buenos modales y que no está explícitamente interesada en el dinero o el sexo. Y luego, si las cosas resultan mal, culpan a la mujer”.

Pero en el caso de Sorokin, debido a que se le descubrió estafando a la “élite”, el énfasis en sus víctimas fue mucho menor. Esto a pesar de que Williams quedó tan traumatizada por el robo que cuando testificó ante el tribunal contra Sorokin durante el juicio, dijo: “Ojalá nunca hubiera conocido a Anna. Si pudiera volver atrás en el tiempo, es lo que haría. No le desearía esto a nadie”.

Ni Sorokin ni Hayut encajan en la estrecha narrativa que tenemos de que los estafadores son personas encapuchadas sentadas en una habitación oscura detrás de una computadora, tecleando códigos. En cambio, hicieron creer a la gente que tenían todo el dinero del mundo para ir de compras y vacaciones increíblemente caras, cuando la verdad era que ninguno de ellos tenía un centavo a su nombre.

“[Sorokin] no coincidía con esa narrativa, por lo que casi se trató como un asunto civil en lugar de uno penal”, asegura Carter. “La gente olvida todo el tiempo que es probable que un conocido, o incluso miembros de la familia, cometan abuso financiero y fraude, y no siempre esto proviene espontáneamente de parte de un total desconocido”.

“Muchas personas pensaron que los amigos de Delvey a quienes ella defraudó debían haber sabido que algo andaba mal ya que eran muy cercanos. Pero eso fue parte del fraude y el engaño previo. Cuando eres parte de la situación, es mucho menos probable que la cuestiones”.

“Nunca consideramos que nos va a pasar a nosotros. Crees que conoces a alguien, pero luego descubres que no es verdad”.

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