‘Ripley’: ¿Es la miniserie de Netflix tan buena como la versión de 1999?
La serie de ocho episodios es visualmente espectacular, pero el actor Andrew Scott no convence en el papel principal
Describir a Tom Ripley como un estafador reduce a este personaje complejo y polifacético a una especie de caricatura unidimensional. La creación más prolífica de Patricia Highsmith (el personaje aparece en cinco de sus novelas, escritas en el transcurso de 37 años) se parece más a un fantasma. Es un amante del lujo que se desliza, de manera algo turbia y seductora, por los lugares más elegantes del planeta. Adquiere tanto identidades como riquezas, y acumula una larga lista de víctimas durante sus viajes. Para muchos, siempre tendrá el rostro de Matt Damon, quien lo interpretó en El talentoso Sr. Ripley, la glamorosa adaptación de 1999 de la primera novela de Highsmith en la que aparece el personaje. Y esto probablemente sea lo que perjudica la nueva versión de Netflix.
Ya disponible en el servicio de streaming, Ripley, una miniserie de ocho episodios, es en realidad bastante entretenida. Los acantilados de la costa de Amalfi y las callejuelas de Capri son retratados de una manera exquisita, y la fotografía en blanco y negro hace imposible ignorar lo costosa que parece haber sido la producción. Tampoco molesta la duración de los episodios, uno de los cuales finaliza a los 74 minutos. Una escena clave, por ejemplo, que nos muestra un asesinato y la frenética limpieza posterior, se extiende por unos agónicos y tensos 20 minutos.
Lo que sí falla en Ripley es Andrew Scott, su protagonista. Scott suele ser muy buen actor, pero en este caso no logra calzar con el personaje. Highsmith describe a Ripley como un trepador social con una impasibilidad desconcertante. Tiene un aire a la vez encantador y cándido; es decir, cuando no está dando una golpiza a alguien con el remo de un bote. Scott, en cambio, lo interpreta como una persona abiertamente macabra, un sociópata que recorre amenazante los salones de baile de la alta sociedad. Vestido con una chaqueta de cuero y con el cabello engominado, se parece más al dueño de un club de strippers que a un intruso que penetra en el mundo íntimo de la sociedad aristocrática. Uno nunca termina de acostumbrarse.
La historia inicia en el año 1961, cuando vemos a Ripley en las calles de Manhattan ejecutando estafas de poca monta para sobrevivir. De repente, recibe un tentador encargo: viajar a Italia con el patrocinio de un magnate naviero para congraciarse con su hijo, Dickie Greenleaf (interpretado por Johnny Flynn), con el objetivo de animarlo a que vuelva al negocio familiar y abandone su vida de esplendorosa indolencia en Europa. Ripley había conocido a Dickie en la universidad a través de amigos (o al menos eso afirma), y acepta con gusto el recado. Una vez en Italia, se las arregla para encontrarse con Dickie y su inquieta esposa Marge (Dakota Fanning), usando sus encantos para introducirse en su mundo de ocio, recreo y represión sexual latente.
La historia se desarrolla a partir de este punto, respetando a pie de la letra los giros de trama de la novela de Highsmith. El acento estadounidense de Flynn es un poco confuso, pero logra evocar una versión bastante simpática de Dickie. Fanning derrocha fuerza, siempre lanzando miradas frías y parece desconfiar de todos a su alrededor. Sin embargo, es imposible no hacer la comparación con el filme de 1999, especialmente en lo que respecta al reparto. Después de todo, fue uno de los mejores conjuntos actorales de los 90. Jude Law estaba en el auge de su reputación como actor carilinda, mientras Gwyneth Paltrow transmitiía una tristeza intrigante. La diferencia más notoria es que Freddie Miles, el juguetón rival de Ripley, en la serie es interpretado de una manera acartonada y monótona por Eliot Sumner. Por el contrario, en 1999, Philip Seymour Hoffman le dio vida al personaje con gran extravagancia y seguridad.
Sin embargo,Ripley es lejos de ser un fracaso total, principalmente porque se basa en un texto tan cautivador. Definitivamente, haría falta mucha incompetencia para arruinarlo. Lo cierto es que está ensombrecida por el fantasma de las excelentes adaptaciones anteriores, con las cuales es imposible no compararla. Especialmente porque ahora mismo, en el carrusel de Netflix, la película de 1999 está siendo promocionada justo al lado de la versión de Andrew Scott. ¿A quién se le ocurrió semejante idea?
‘Ripley’ ya está disponible en Netflix
Traducción de Sara Pignatiello