Entrevista a Rebecca Romijn: “Quise hacer justicia a mi personaje trans e interpretarla lo más sexy posible”
La supermodelo convertida en actriz, que ahora llegó al espacio con ‘Star Trek: Strange New Worlds’, habla con Adam White sobre interpretar a mujeres perseguidas, por qué no volvería a interpretar a su personaje trans de ‘Ugly Betty’ y sus conflictos con Brett Ratner en el set de ‘X-Men 3’
En 2006, los creadores de la entonces incipiente serie de comedia Ugly Betty propusieron un giro salvaje en la trama de la primera temporada: el misterioso villano cubierto de vendajes y que vivía en el sótano de una editorial de revistas de moda se revelaría como el descendiente transgénero de una dinastía de medios, que fingió su muerte antes de someterse a una cirugía de reasignación de género. “Alex” regresaría como Alexis Meade, un estrafalario bombón que intentaría hacerse cargo de la empresa.
Pero los creadores no eran estúpidos. Fue en 2006, y una historia tan arriesgada requería un caballo de Troya. Y aquí es donde entra la supermodelo convertida en actriz Rebecca Romijn, entonces mejor conocida por ser la mutante más azul y desnuda de la franquicia de X-Men.
“A los ejecutivos en ese momento no les encantó la idea del personaje”, recuerda hoy la mujer de 50 años. “En ese entonces, tras bambalinas la serie estaba dirigida por un ‘club de Toby’. Y para tratar de hacerlo apetecible para el club de Toby... me propusieron. Y aproveché la oportunidad”. Ella sabía que era un asunto bastante importante. “Nunca me elegirían para ese papel hoy, pero siento que ayudó a abrir puertas para la comunidad trans. Al menos eso es lo que me gustaría pensar. No quiero darme demasiadas palmaditas en la espalda”.
Le digo que, independientemente del extraño diálogo de mal gusto sobre transicionar, el tratamiento de Alexis en la serie ha envejecido relativamente bien para su época; además, Romijn era una mujer cisgénero que interpretaba a una mujer transgénero (o sea no era Eddie Redmayne con una peluca de mala calidad), y Alexis era tan escandalosa y sexy como cualquier otra fashionista en la serie. “Quise hacerle justicia a ese personaje e interpretarla lo más sexy posible”. Estalla en una carcajada.
Romijn (por si tienes curiosidad, se pronuncia como “roumein”) está bebiendo agua helada en un hotel de Londres. Vestida con una chaqueta de cuero, con una melena rubia con corte bob, tiene una energía majestuosa y punk, además de la altura y la estructura ósea de alguien que pasó gran parte de los años noventa agraciando las portadas de las revistas. En 1998, Maxim colocó una sola palabra junto a una foto de ella en la playa: “Diosa”.
En ese entonces, no necesariamente hubieras imaginado que Romijn, quien acababa de dar sus primeros pasos en la actuación, pronto se convertiría en sinónimo de los oprimidos y perseguidos en la pantalla, humanos e inhumanos por igual. Con un toque inusual, y de total coincidencia, afirma, sus tres personajes más destacados nadan en aguas similares.
En la serie de Paramount+ Star Trek: Strange New Worlds, un nuevo capítulo divertido y de gran contenido temático de la longeva franquicia, ella es Una, teniente comandante del USS Enterprise, quien ha ocultado que es una extraterrestre con genes aumentados (y por lo tanto ilegales). “Ella sintió que su única opción era esconderse”, un abogado espacial argumenta en un episodio de la segunda temporada, en el que llevan a Una a juicio por ocultar su verdadera identidad. “Al igual que los millones antes que ella que tuvieron que ocultar a quién adoraban, a quién amaban, cómo se veían realmente, todo porque hacía que los demás se sintieran incómodos o asustados”.
Es una línea de diálogo, señala Romijn, similar a una que pronuncia su personaje de X-Men, Mystique, una cambiaformas cubierta de cientos de escamas. “¿Por qué no conservar el disfraz todo el tiempo? ¿Y ser igual a todos los demás?”, le preguntan en X2 de 2003. “Porque no debería ser necesario que lo hagamos”, Mystique responde.
Uno de los aspectos poderosos de Star Trek, señala Romijn, es que sus alegorías se pueden entender sin importar la perspectiva con que se aborden. “La historia de Una es sobre el prejuicio y la persecución, pero podría ser religiosa, podría ser racial, podría ser sobre inmigrantes, podría ser sobre la comunidad trans y los derechos de las personas trans. Depende mucho de quién eres en la audiencia y cómo lo recibes”.
Gente mucho más trekkie que yo me compartió la opinión de que Strange New Worlds es la mejor serie de Star Trek en años, tan animada y colorida como conmovedora. Tiene lugar una década antes de los eventos de la serie original, y Anson Mount interpreta al capitán Christopher Pike, el predecesor inmediato del capitán Kirk. Hay intriga intergaláctica, un joven Spock y Uhura, y un suministro aparentemente interminable de llamadas de socorro de planetas lejanos.
Para Romijn, la serie representa un sueño hecho realidad: ella era una nerd adolescente amante de la ciencia ficción que una vez consideró a The Empire Strikes Back como su película favorita, y cuya madre le enseñó a temprana edad el universo de Star Trek.
“Despertó mi curiosidad sobre el mundo y sobre si estamos solos en el universo, ¡lo cual, por supuesto, no lo estamos!”. Voltea los ojos. “Sería tan egoísta de nuestra parte pensarlo”. Cuando la eligieron para Strange New Worlds y se probó el uniforme dorado por primera vez, comenzó a llorar. “Mi mamá murió hace unos seis años, y siento que de alguna manera ella me trajo aquí. Cuando entré en el set de Enterprise, simplemente...” Baja su voz a un susurro. “‘¡Mamá, mira dónde estamos!’”.
Romijn creció en California y se describe a sí misma como una “geek del teatro musical” que nunca tuvo la intención de modelar. Pero cuando mides 1,80 m (5 pies y 11 pulgadas) y tienes una cara que puede detener el tráfico, es inevitable. A mediados de los 90, era una de las modelos más activas de la industria, aparecía en todo, desde Allure hasta GQ y desfilaba en las pasarelas de Victoria’s Secret. Sin embargo, actuar era su verdadera pasión. “No ha habido muchas historias de éxito de modelos de renombre que hayan intentado dar ese salto”, observa. “Sabía que tenía que trabajar duro para ser mejor, siempre aventurarme y siempre atreverme a fracasar e incurrir en riesgos. He procurado nunca ir a lo seguro”.
Gravitó hacia papeles que superaron las expectativas. Fue una dama barbuda en la comedia Dirty Work de 1998, coqueteó con Austin Powers en The Spy Who Shagged Me de 1999 e interpretó memorablemente a la hermosa pero grotescamente desordenada novia paleontóloga de Ross en Friends. “Rechacé muchísimos papeles de mujer trofeo. Era una pérdida de mi tiempo. ¿Pero la vagabunda bonita? ¡Lo quiero!”. Sin embargo, lamenta no haber luchado por el papel de chica Bond que finalmente interpretó Denise Richards en The World Is Not Enough. “Me llevaron a una audición para... ¿cómo se llamaba? ¿Christmas Jones? Me hubiera encantado eso. Pero nunca sucedió”.
Hubo algunos pasos en falso (por ejemplo, por favor, no vean la espantosa nueva versión de Rollerball de John McTiernan), pero por lo demás su trabajo ha sido de calidad. Es brillante como una ladrona de joyas al estilo Gatúbela en la subestimada película noir Femme Fatale de Brian De Palma, que aún se encuentra entre sus favoritos personales. “Fue una experiencia espectacular, a pesar de que fracasó en la taquilla”, ríe. “Brian es todo un visionario y un genio. La filmamos en París, y después de haber modelado en París cuando era pobre, regresar allí para estar en una película, fue como, ‘¡Yupi!’”.
Al mismo tiempo, Romijn se teñía de Mystique, la mano derecha de Magneto de Ian McKellen, con una amenaza de otro mundo. Pero las películas de X-Men apenas rozaron la superficie de la compleja historia de su personaje. Eso, cuenta, se debió a los gastos de simplemente tenerla en el set. “El disfraz tardaba nueve horas en aplicarse, por lo que no podía trabajar tantas horas”, recuerda. Todos los días le aplicaban un juego de prótesis escamosas azules en el cuerpo, que cree que costaron US$15.000 cada uno. “Utilizaban un juego nuevo cada vez, por lo que estábamos un poco limitados”.
Desde que la trilogía original de X-Men llegó a su fin (en el 2011 surgió una franquicia de precuela que reinventó a Mystique con Jennifer Lawrence), muchos miembros de su elenco han discutido su problemática historia de producción y las dificultades fuera de cámara con Bryan Singer, quien dirigió las dos primeras películas de la serie. Alan Cumming y Halle Berry han hablado de un intento de intervención con Singer por el presunto consumo de drogas del director en el set de X2. (En los últimos años, Singer también ha negado repetidas acusaciones de conducta sexual inapropiada).
Romijn es consciente de que Singer ha “tenido una buena cantidad de cosas” en los años transcurridos —“cosas” que han tenido grandes repercusiones— y que ella ha lidiado con la forma de abordar sus recuerdos positivos de él. “Es un cineasta fantástico, ¿sabes? Fue increíble verlo trabajar. Y tienes que decidir si quieres intentar separar esas dos cosas. Sé que el otro elenco lo confrontó sobre cosas. Pero yo no era parte de eso. No estuve allí para eso, así que realmente no puedo hablar de eso”.
“Hubo drama en el set, lo presencié y escuché mucho al respecto. Y a veces no llegaba preparado. Pero llegaba y, sin ningún tipo de preparación, dirigía la escena más increíble que podía armar porque es un gran cineasta”. Agrega que ella no “quiere exhibir a nadie...” Hace una pausa. “Excepto a Brett Ratner”.
Ratner, director de películas como Rush Hour y Red Dragon, reemplazó a Singer en X-Men: The Last Stand, que marcó la última interpretación sustancial de Romijn como Mystique. En 2017, seis mujeres, incluidas las actrices Olivia Munn y Natasha Henstridge, acusaron a Ratner de agresión y acoso sexual, acusaciones que Ratner en ese momento disputó “categóricamente” a través de su abogado. Elliot Page, quien interpretó a Shadowcat en X-Men: The Last Stand, también acusó a Ratner de acoso sexual en el set de la película.
“No estaba contenta de trabajar con él”, Romijn continúa. “Pero ya lo cancelaron. No he hablado de nada con respecto a #MeToo, porque tuve dos problemas importantes con dos directores con los que he trabajado, y ambos ya recibieron su merecido, uno de ellos es Brett Ratner”. Le digo que siempre imagino que es una carga pesada decidir si hacer pública una mala experiencia en un set de filmación. “Sí, yo solo...” Niega con la cabeza. “No sentí que necesitaba decir nada. Sé que las dos personas con las que trabajé se lo merecían y recibieron su merecido”. No quiere revelar más detalles. “No voy a... No necesito decir nada más”, insiste.
Sin embargo, independientemente de cómo terminó su tiempo como Mystique, todavía le encantaría volver a interpretar el papel algún día, así como el de Alexis en una nueva versión de Ugly Betty. Aunque cree que esto último es poco probable. “Pienso que deberían elegir a una actriz trans para Alexis”, afirma. “Sería lo correcto”.
Star Trek: Strange New Worlds se transmite en Paramount+, y la segunda temporada se estrena cada jueves
Traducción de Michelle Padilla