El segundo hombre más alto del mundo apuesta por una medalla de oro en los Juegos Paralímpicos en un deporte que cambió su vida
En su ciudad natal (Chalus, Irán), ‘Mehrzad’ era objeto de miradas y burlas de sus compañeros por su enfermedad. Ahora es el arma más poderosa del equipo iraní de voleibol sentado
Durante casi una década, Morteza Mehrzadselakjani se negó a dejar su casa en la ciudad iraní de Chalus, en la costa del Mar Caspio.
Solo en el santuario protector de su dormitorio, con sus libros y su música, se sentía a salvo de las miradas de los locales y de las crueles burlas de sus compañeros.
“Me daba mucha vergüenza. Pensaba que era un bicho raro”, relató.
Mehrzad, como se le conoce, siembre había sido mucho más alto que sus compañeros de escuela, debido a una condición genética conocida como acromegalia, la cual desencadena un exceso de hormonas de crecimiento.
Cuando tenía 13 años, volvía a casa desde la escuela en bicicleta cuando sufrió una terrible caída, y se fracturó la pelvis. Esta fractura generó complicaciones que limitaron el crecimiento de su pierna derecha, que es 15 cm más corta que la izquierda.
Con 2,43 m de estatura, Mehrzad es el segundo hombre más alto del mundo; y, ahora, puede decirse que es la estrella deportiva más famosa de Irán, con el apodo “Arma Fatal”.
Sentado, Mehrzad (36) mide 1,82 m, lo que lo convierte en el jugador de mayor impacto en el voleibol sentado.
En un deporte que juegan equipos de seis en una cancha de 10 por 6 m, es justo decir que Mehrzad es una presencia amenazadora e intimidante para sus rivales, quienes intercambian miradas de preocupación cuando lo ven arrastrarse desde el banquillo.
Ha llevado a Irán a ganar el oro en los últimos dos Juegos Paralímpicos, y hoy su equipo obtuvo un lugar en las semifinales tras una contundente victoria en la fase de grupos contra Alemania. Egipto será su próximo rival en semifinales.
“Agradezco que digan que soy el mejor, pero no lo soy”, dijo Mehrzad, y añadió: “Este es el mejor equipo del mundo gracias a todos nosotros”.
El entrenador Hadi Rezaeigarkani fue quien incluyó a Mehrzad en el equipo iraní, y quien ahora protege lealmente a su tímido pupilo de la atención de los medios durante los Juegos, acompañándolo frente a los reporteros con los ojos clavados en el suelo.
Hace tres años, en los Juegos de Tokio, donde Mehrzad fue nombrado jugador del torneo, los organizadores japoneses elaboraron una cama especial para él en la Villa Olímpica. En esta ocasión, sin embargo, debe dormir en el piso.
“[Mehrzad] es un campeón, y estas cosas insignificantes no lo distraerán de sus ambiciones”, dijo Rezaeigarkani. Y añadió: “Ha superado muchas cosas, así que no importa dónde duerma.”
“Cuando la gente lo mira, ve a un campeón. Es respetado en todo el mundo por su forma de jugar. El deporte le ha dado todo, ha cambiado su vida”, expresó.
Sería fácil pensar que Irán es un equipo de un solo jugador, pero las estadísticas no respaldan esto. Mehrzad es un arma potente, pero también se le utiliza esporádicamente. Durante el juego contra Alemania, pasó mucho tiempo en el banquillo mientras su equipo eliminaba al rival en sets corridos.
Su compañero Hossein Golestani es el máximo anotador del equipo en París, y rechaza las sugerencias de que el aparentemente inevitable trayecto de Irán hacia un tercer título olímpico se deba a un solo jugador.
“Somos 12 jugadores, y todos hacemos del equipo lo que es. No podemos ganar sin el equipo completo”, expresó.
Y agregó: “Todos cooperamos, y nos inspiramos mutuamente a jugar lo mejor posible. Tenemos un sueño en común: volver a ser campeones en esta competencia paralímpica. Esa es nuestra única ambición; no importa contra quien nos enfrentemos o lo que diga la gente”.
En su país, los partidos de Mehrzad son transmitidos en horarios de máxima audiencia, dominan las noticias y la cobertura televisiva, y están a la altura de la atención que recibieron los tres medallistas de oro iraníes en los recientes Juegos Olímpicos.
Por otro lado, la participación de Irán en París ha estado rodeada de controversia. Aunque en el país se prohíbe a las mujeres practicar ciertos deportes, lo que viola las reglas de la Carta Olímpica, este hecho es ampliamente ignorado. Asimismo, hace dos años, varios atletas fueron ejecutados durante la represión de las protestas en defensa de los derechos humanos que siguieron a la muerte de la activista Mahsa Amini bajo custodia.
Además, está la ironía de ver a un equipo de jugadores amputados competir por un país que habitualmente castiga delitos menores con amputaciones. Hace apenas unas semanas, un hombre perdió cuatro dedos de la mano derecha en la Prisión Central de Qom, al sur de Teherán, tras ser acusado de robarle seis ovejas a un miembro de la Guardia Revolucionaria Islámica.
Esta no es la lucha de Mehrzad. Sin embargo, puede que su participación en los Juegos Paralímpicos muestre el lado más humano de la historia a quienes piden exclusiones y boicots.
Durante estos eventos, nunca faltan las frases trilladas sobre el poder que tiene el deporte para cambiar vidas. Pero, en el caso del segundo hombre más alto del mundo, dicen la verdad.
Traducción de Sara Pignatiello