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Penalti de Cristiano Ronaldo sella la victoria del Manchester United en un juego de suspenso contra el Arsenal

Manchester United 3-2 Arsenal: El controvertido primer partido de Emile Smith Rowe sacudió a los anfitriones, pero se defendieron de forma valiente mientras Ralf Rangnick observaba desde las gradas

Mark Critchley
Viernes, 03 de diciembre de 2021 11:34 EST
Cristiano Ronaldo celebra el gol de penalti con Jadon Sancho
Cristiano Ronaldo celebra el gol de penalti con Jadon Sancho (AFP via Getty Images)
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Si ya te aburrió el interminable debate sobre si Cristiano Ronaldo es una ayuda o un estorbo para el Manchester United, malas noticias, esto es solo el comienzo. El debate no se irá pronto, en parte porque él tampoco se marchará pronto. Así como Old Trafford se prepara para entrar en la era del gegenpressing (juego defensivo agresivo e intenso) y se presta aún más atención a lo que él hace sin el balón, sigue ganando partidos con lo que hace con él.

Eso podría ignorar algunos de los matices particulares en los argumentos sobre el papel de Ronaldo en este equipo, en ambos lados de las casas en guerra, y en verdad no cuenta la historia completa de esta victoria 3-2 sobre el Arsenal de Mikel Arteta. Se trató del último partido de Michael Carrick como entrenador y tal vez su última noche como empleado del United, pero es un debate que está listo para continuar. Y, en última instancia, solo importa la opinión de una persona.

¿Puede Ronaldo trabajar en el ultra intenso sistema gegenpressing de Ralf Rangnick? El técnico interino del United tendrá que juzgar eso por lo que ve, y lo que presenció desde su asiento en el palco de directores es lo que los habituales de Old Trafford han visto durante toda la temporada: una actuación del United marcada por momentos de brillantez e ineptitud distribuidos uniformemente, pero un partido que al final se ganó por los goles de Ronaldo.

Un partido que alguna vez fue el clásico del fútbol inglés se desgastó un poco en los últimos años, pero lo que le faltaba en calidad a este encuentro de dos rivales modernos, lo compensó en entretenimiento. El Arsenal fue el mejor equipo por puntos, en definitiva el segundo mejor en otros aspectos. Lo mismo sucedió con el United. Cualquiera podría haber ganado en el balance de juego. El equipo de Ronaldo, quien remató sus pases, lo hizo.

Los dos goles que marcaron la diferencia entre la victoria y la derrota no fueron espectaculares, un gol sencillo y un penalti, de hecho, pero los números detrás de ellos sí lo son. Estos fueron los números 800 y 801 en la carrera de Ronaldo para clubes y selecciones de países. Hay muchas preguntas sobre la mudanza para traerlo de regreso, pero él las responde al ser a menudo el que marca la diferencia.

Incluso antes del inicio del partido, y en vísperas de un nuevo y audaz comienzo para uno de estos clubes, este juego luchó por escapar de su histórico pasado. Los seguidores del Arsenal que viajaban disfrutaron de un coro de “Ganamos la liga en Manchester”, que se remonta a una época en la que Smith Rowe apenas había dejado los pañales.

Casi al mismo tiempo, parte de Stretford End desplegó una pancarta que decía “ESTÁNDARES” debajo de las imágenes de Eric Cantona, Roy Keane y Bryan Robson. Pero tal es el cóctel embriagador de angustia y nostalgia en el United en estos días, también hubo un homenaje a la leyenda del club que fue considerada responsable en última instancia de esos deslizamientos de estándares en los últimos tiempos.

Cristiano Ronaldo hace el gol ganador desde el manchón penal
Cristiano Ronaldo hace el gol ganador desde el manchón penal (Getty Images)

Se aclamó a Ole Gunnar Solskjaer con un estandarte propio colgado en Stretford End en esta primera salida de Old Trafford desde su partida, lo cual demuestra que no hubo alguna duda real de que su leyenda perdurará. Y los homenajes tampoco terminaron ahí, ya que el United quedó mal de la forma calamitosa que definió los últimos días del noruego.

Este fue el peor gol que concedió el United en, digamos, dos semanas, el noveno consecutivo en la liga en Old Trafford sin una respuesta en el otro extremo, de hecho, el primero en la era de la Premier League. Llegó cuando, mientras intentaba defender una esquina del Arsenal, el muy difamado Fred pisó el tobillo de De Gea, lo cual dejó a su portero herido en el suelo.

Como el United no pudo despejar adecuadamente sus líneas y De Gea se quedó abajo, Smith Rowe enlazó el balón desde el borde del área a una red sin protección. El árbitro Martin Atkinson no había hecho sonar su silbato antes de que el balón cruzara la línea. Las repeticiones de televisión confirmaron que, como De Gea había sido derribado por su propio compañero de equipo, Atkinson no tenía motivos para hacerlo. El gol se mantendría.

United, liderado por De Gea, argumentó su caso en vano. Rangnick tal vez se preguntó en qué se había metido, no solo entonces, sino durante la mayor parte de una primera mitad en la que los jugadores a los que debía moldear y transformar en los cuatro primeros contendientes parecían cualquier cosa menos eso. Sin embargo, incluso en su peor momento con Solskjaer, este equipo demostró que puede marcar un gol de la nada.

Mucho se ha dicho y escrito sobre los principios de Rangnick y su creencia de que un equipo es más peligroso justo después de recuperar la posesión. Hubo ocho segundos entre la intercepción de Harry Maguire de un despeje perdido de Ben White y el final de Bruno Fernandes que superó a Aaron Ramsdale para igualar, con un juego de pies sublime de Jadon Sancho y una buena asistencia de Fred en el medio.

El United emergió para la segunda parte con más determinación y Ronaldo, que había pasado gran parte de la primera parte disparando desde posiciones inoportunas, comenzó a mejorar en su toma de decisiones. Ya se había acercado poco después del reinicio cuando, dos minutos después, encontró espacio dentro del área de seis yardas para convertir un centro bajo de Marcus Rashford para el gol 800 de su carrera.

El Arsenal se puso al tanto casi de inmediato, Gabriel Martinelli tuvo mucho espacio a la derecha, con suficiente tiempo en sus manos para pasarle el balón a Martin Odegaard para un tiro bajo y perforador que por poco golpea a su compañero de equipo Pierre-Emerick Aubameyang y se arrastró dentro del segundo poste, justo fuera del alcance de De Gea.

Sin embargo, en uno de los temas recurrentes de la noche, Odegaard pasó de héroe a villano, al conceder una penalti con un desafío imprudente sobre Fred, que también tuvo altibajos. Fernandes asumió funciones de cobrar penaltis hasta ahora esta temporada, pero ya no. Ronaldo tomó el balón, lo colocó en el suelo y golpeó fuerte y directo en el medio de la portería de Ramsdale. Ronaldo no fallaría. Rara vez lo hace, Ralf.

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