Acusan de negligencia a padres en Gales por la muerte de su hija discapacitada
Kaylea Titford falleció a los 16 años en 2020
El padre de una adolescente discapacitada que fue encontrada muerta en su casa le dijo a un tribunal que pudo haber hecho más para ayudarla.
Kaylea Titford, de 16 años, pesaba 146 kilos cuando murió en octubre de 2020 en su casa en Newtown, Powys, Gales, donde fue encontrada tirada entre ropa y sábanas ensuciadas.
Al presentar pruebas el miércoles, David Elias K.C., defensor, le preguntó a su padre Alun Titford, quien niega haber cometido homicidio involuntario, si pudo haber hecho más para ayudar a Kaylea.
Él respondió: “Sí. Pude haber hecho más”.
A Titford, de 45 años, se le preguntó si había sido el mejor padre que podría haber sido para cualquiera de sus seis hijos.
Contestó: “No”.
“No sé hacerlo bien”.
El trabajador de mudanzas dijo que Kaylea era una niña “encantadora”.
Declaró a la corte que llevaba a su hija, que sufría de espina bífida y usaba una silla de ruedas, a citas médicas y ayudaba a cuidarla, pero conforme fue creciendo, él ayudó menos.
Él dijo: “Me desentendí. No hice mucho por ella”.
“Ella estaba creciendo y yo simplemente no me sentía cómodo”.
Dijo que quien cuidaba a Kaylea era su madre, Sarah Lloyd-Jones, quien se declaró culpable de homicidio involuntario por negligencia grave.
“Supuse que todo se estaba atendiendo”, dijo.
Titford mencionó que el peso de Kaylea se volvió más difícil de manejar a medida que crecía.
El tribunal escuchó que el servicio de dietistas que trataba a Kaylea la dio de alta y los trabajadores sociales dejaron de visitarla.
Narró que “la mayoría de los días” Kaylea gritaba si sus hermanos o padres entraban en su habitación y no quería que estuvieran allí.
El tribunal escuchó que la noche antes de su muerte, Titford le envió un mensaje a su hija justo después de las 10:30 pm y le dijo: “Deja de gritar porque le cae mal a tu pecho”.
Le dijo a la corte que Kaylea estaba resfriada y él pensó que uno de sus hermanos estaba en su habitación cuando ella no quería que estuvieran allí.
Dijo que no podía oír lo que se decía, pero que podía oír los gritos de Kaylea.
A la mañana siguiente, dijo, Lloyd-Jones lo despertó llorando y le dijo que Kaylea estaba muerta, así que fue a verla.
Él testificó: “La toqué y me di cuenta”.
Llamaron a la madre de Titford y ella marcó a los servicios de emergencia.
Cuando llegaron los paramédicos, Titford estaba sentado en las escaleras, escuchó el jurado, y no volvió a la habitación de Kaylea.
Dijo: “No podía. Estaba demasiado triste”.
Cuando se le preguntó por qué la habitación de Kaylea estaba tan desordenada, Titford dijo: “Es que no tirábamos nada”.
Titford dijo que Lloyd-Jones, que trabajaba como cuidadora, no había hablado de ningún problema o dificultad con la higiene de Kaylea.
La corte escuchó el 23 de febrero de 2020 que Lloyd-Jones le envió un mensaje a Titford diciendo: “Basta. No aguanto más mi vida. Basta de todo”.
Él respondió: “Bueno. Entonces me tomaré el día libre, ¿de acuerdo?”.
Dijo que “de vez en cuando” había discusiones sobre lo que estaban haciendo otros miembros de la familia y que “lo hablamos entre todos”.
Titford, de Colwyn, Newtown, niega homicidio involuntario por negligencia grave y un cargo alternativo de causar o permitir la muerte de un niño.