Vientos animan incendios forestales en California
Los bomberos cavaban zanjas y protegían perímetros mientras los vientos animaban un voraz incendio forestal en el norte de California
Los bomberos cavaban zanjas y protegían perímetros mientras los vientos animaban un voraz incendio forestal en el norte de California.
“Tenemos una batalla contra este incendio frente a nosotros, y estos vientos nos van a dificultar las cosas”, comentó el sábado Keith Wade, portavoz del Departamento de Protección Forestal contra Incendios.
El incendio Caldor en la Sierra Nevada de California ya ha destruido una gran cantidad de casas y el viernes las autoridades clausuraron un trecho de 74 kilómetros (46 millas) de la Carretera Interestatal 50, la vía que vincula a la capital estatal, Sacramento con Lake Tahoe en la frontera con Nevada.
La carretera tuvo que ser clausurada debido a que escombros arrojados por las llamas cayeron en la vía y por la amenaza de vientos de entre 32 y 48 kilómetros por hora (entre 20 y 30 millas por hora).
Para la tarde del sábado los vientos “se combinaron con la maleza seca para crear condiciones climáticas sumamente adversas”, indicó el servicio de meteorología.
Los vientos ascendieron a 65 kph (40 mph) el sábado.
La carretera es un punto estratégico en la batalla contra las llamas, que estallaron hace pocos días y creció a 10 veces su tamaño original debido a la fuerza de los vientos.
“Vamos a dedicar todos nuestros esfuerzos en contener este incendio al sur” de la carretera, indicó Eric Schwab, funcionario del departamento de protección forestal.
Los bomberos avanzaron por el flanco occidental del incendio y quemaron maleza para privarle de combustible y para evitar que alcance a la comunidad evacuada de Pollock Pines. Por el noreste, los bomberos protegían cabañas en una zona de densos bosques.
El incendio Caldor ha devorado 310 kilómetros cuadrados (120 millas cuadradas), avanzando en zonas leñosas y terrenos escarpados.
La conflagración es uno de más de diez incendios forestales que han castigado al norte de California, incinerando a por lo menos 700 viviendas en las comunidades de Greenville y Grizzly Flats en la Sierra Nevada.