Un Maracaná casi vacío, testigo de nueva debacle de Brasil
Difícilmente el impacto de la derrota que sufrió Brasil el sábado será tan masivo y duradero como el que causó el tropiezo en la final mundialista de 1950 ante Uruguay, en un Maracaná que podía albergar entonces a 200.000 personas
Neymar dijo que prefería enfrentar a Argentina el equipo de su amigo Lionel Messi, en la final de la Copa América, aunque vaticinó que Brasil ganaría. El presidente brasileño Jair Bolsonaro le espetó a su homólogo argentino Alberto Fernández un pronóstico de 5-0 en el marcador.
Las casas de apuestas daban como favorito a Brasil. Y la selección argentina, el clásico rival sudamericano, llegaba al partido arrastrando una sequía de títulos que empañaba la trayectoria de Messi.
Difícilmente el impacto de la derrota que sufrió Brasil el sábado será tan masivo, profundo y duradero como el que causó el tropiezo en la final mundialista de 1950 ante Uruguay, en un Maracaná que podía albergar entonces a 200.000 personas.
Pero la nueva versión del “Maracanazo”, ante menos de 10.000 personas y en medio de la pandemia, será dolorosa de todos modos.
Sobre todo por el rival.
Ángel Di María aprovechó una de las pocas muestras de fragilidad defensiva que Brasil evidenció en el certamen y Argentina cumplió una eficaz labor defensiva para vencer el sábado 1-0 a Brasil en la final de la Copa América.
El campeón no pudo revalidar su título en un certamen del que quedó como sede por segunda edición consecutiva, tras descartarse a Colombia y a la propia Argentina como coanfitrionas.
La oferta de Bolsonaro para albergar el certamen a tan sólo un par de semanas de su inauguración causó controversia en el país con el segundo mayor número de muertos en el mundo a consecuencia del coronavirus. La cifra rebasa actualmente los 530.000.
Los propios jugadores de Brasil, respaldados por su técnico Tite, amagaron con un boicot al torneo. Desistieron unos días después.
Y terminaron llorando la derrota en la final. Fue su primer tropiezo en partidos oficiales desde que Bélgica los echó en los cuartos de final de la Copa del Mundo de 2018.
Esas son los únicos dos reveses de Tite en encuentros oficiales. Y los dos han dejado honda frustración en Neymar, el astro que se perdió la coronación en la Copa América de 2019, por una lesión grave.
Aunque acudió a abrazar afectuosamente a Messi tras el partido, el astro del París Saint-Germain se despojó de su medalla de segundo puesto en cuanto se la colocaron en el podio.
En las cinco ocasiones anteriores que Brasil había sido anfitrión de la Copa América, se había coronado, en 1919, 1922, 1949, 1989 y 2019.
Recién en junio, pocos dudaban que esa perfección se mantendría.
Brasil comenzó el certamen en forma arrolladora, con un 3-0 sobre Venezuela en el partido inaugural y un 4-0 ante Perú en el segundo encuentro. Un primer aviso de riesgo llegó ante Colombia, que ganaba por 1-0 hasta que un tanto en que medió un balonazo al árbitro y otro gol en los descuentos permitió a la Canarinha dar la vuelta al marcador.
Sin Neymar y otros titulares, el equipo de Tite firmó un empate 1-1 frente a Ecuador en la última fecha. Y en la fase de eliminación directa ganó con lo justo.
Primero superó 1-0 Chile, en un partido que se complicó a raíz de la expulsión de Gabriel Jesús por una patada voladora. El ariete del Manchester City fue suspendido dos encuentros, y el ataque brasileño lo echó de menos en los momentos en que más ideas le faltaron frente a los argentinos.
Otra victoria por la mínima sobre Perú en semifinales bastó para colocar a la Seleção en el encuentro por el cetro, el cual marcó la extinción de la buena fortuna.
Atrás, Renan Lodi dudó en el tanto de Di María. Adelante, buena parte del encuentro se diluyó en avances desordenados que se toparon con un eficaz esquema defensivo planteado por el estratega argentino Lionel Scaloni.
Herido en el orgullo. Brasil tendrá que concentrarse ahora en la eliminatoria mundialista que se reanuda en septiembre.