Soldados violadores ya no quedan impunes en Sudán del Sur
Las violaciones de mujeres y niñas por parte de soldados en zonas en conflicto en Sudán del Sur ya no quedan impunes
Primero los soldados les robaron sus cosas. Después su comida. En su tercera visita, dice la mujer, la violaron a ella y a su nuera, hasta que ya no podían caminar.
Lo que diferencia estas agresiones en Sudán del Sur de otras violaciones perpetradas por soldados es que las mujeres hicieron las denuncias y los violadores fueron castigados.
Diez años después de que Sudán del Sur se independizó y a dos años del fin de una guerra civil, ya no hay combates en gran escala, pero sigue habiendo enfrentamientos entre comunidades y entre el gobierno y grupos que no firmaron el acuerdo de paz. Y se siguen usando las violaciones como un arma de guerra. Es muy raro que se haga justicia, pero unos juicios de septiembre pasado alientan las esperanzas de que los culpables sean condenados.
“Quedé traumatizada”, dijo la mayor de las dos mujeres, de 48 años, madre de ocho hijos, en declaraciones a la Associated Press en Yei, ciudad del sur del país. La AP normalmente no identifica a las víctimas de agresiones sexuales a menos que ellas den su consentimiento. La mujer dijo que sigue temiendo por su seguridad y que no se anima a volver a su pueblo, Adio.
Cuenta que siente cierto alivio porque sus dos atacantes fueron condenados a prisión después de que ella denunció la violación en mayo ante el jefe del ejército, que visitó su pueblo. Un nuevo jefe, en respuesta al malestar que generan esos delitos, envió jueces militares de la capital, Yuba, para que siguiesen su caso y los de otras diez mujeres y niñas que hicieron denuncias similares.
Al final de cuentas, 26 soldados fueron condenados, algunos por violación y otros por delitos como saqueo. Fue la primera vez que un soldado es condenado por una violación desde un episodio del 2016 en el Hotel Terrain, donde cinco trabajadoras de organismos internacionales de ayuda fueron violadas en grupo y una periodista local fue asesinada.
El ejército espera que estos juicios sirvan de advertencia a los soldados.
“Ofrecemos disculpas, no permitiremos que vuelva a suceder. Detendremos a la gente que lo haga”, expresó Michael Machar Malual, a cargo de las relaciones civiles con el ejército en el estado Ecuatoria Central, donde se encuentra Yei. Un vocero del gobierno no respondió a pedidos de comentarios.
La mujer espera que el veredicto aliente a otras sobrevivientes a denunciar sus violaciones en un país donde las agresiones sexuales son frecuentes.
Aproximadamente el 65% de las mujeres y niñas de Sudán del Sur han sufrido alguna forma de violencia física o sexual, según un informe de la UNICEF del 2019.
Entre julio y septiembre las Naciones Unidas informaron de un aumento del 88% en los episodios de violencia sexual relacionados con el conflicto comparado con el trimestre previo a pesar de que la violencia en términos generales mermaba. Indicó que hubo más de 260 “incidentes violentos” durante ese período, sin aclarar cuántos fueron violaciones.
Los pueblos de los alrededores de Yei han sido escenario de numerosos combates entre las fuerzas del gobierno y el Frente para la Salvación Nacional, que no firmó acuerdo de paz alguno.
Los civiles dicen que están en el medio de un fuego cruzado y que las mujeres a menudo son acusadas de apoyar a los rebeldes, y violadas, sobre todo si sus esposos no están en la zona.
En febrero fueron violadas tres mujeres y una niña de 14 años por soldados a unos 40 kilómetros (25 millas) de Yei, de acuerdo con un informe del organismo independiente que supervisa la implementación de los acuerdos de paz. Una mujer fue violada en grupo a punta de pistola, según el informe.
Cuando la AP visitó Yei en diciembre, tanto civiles como militares dijeron que la situación estaba mejorando y que había menos denuncias de violencia sexual desde los juicios. La vida se normaliza lentamente tras la guerra.
Pero algunos residentes afirman que sienten la misma inseguridad de siempre. Unas mujeres que regresaban del mercado dijeron que escondían los alimentos entre arbustos, temerosas de que soldados hambrientos se los roben en sus casas. La caída de los precios del petróleo y el COVID-19 generaron una crisis económica en la que los soldados no cobran desde hace meses. Expertos advierten que puede haber una hambruna.
Organizaciones de derechos humanos dicen que los recientes juicios son importantes, pero tan solo un primer paso y piden al gobierno una acción más firme.
“Esto debería ser una lección para aquellos con poder, especialmente los que están armados. Ahora saben que no pueden actuar con impunidad”, manifestó Riya William Yuyada, directora ejecutiva de una organización que pide rendición de cuentas al gobierno.
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La reportera de la Associated Press Maura Ajak colaboró en este despacho desde Yuba, Sudán del Sur.