Sichel, un independiente que va por el oficialismo en Chile
Sebastián Sichel, un independiente que inesperadamente ganó las primarias de la centroderecha, compite por el oficialismo en las elecciones presidenciales del 21 de noviembre, posición a la que llega tras superar una vida de carencias luego de estudiar becado leyes
Sebastián Sichel, un independiente que sorpresivamente ganó las primarias de la centroderecha chilena, compite por el oficialismo en las elecciones presidenciales del 21 de noviembre, posición a la que llegó luego de superar un pasado de carencias tras estudiar leyes becado.
Sichel —44 años, abogado, casado, tres hijos— en su niñez vivió en una casa sin luz ni agua y a los 11 años aprendió a cocinar para alimentar a su hermana con el poco dinero que le dejaba su madre. Ahora se declara un chef frustrado y se autodefine como “libre, apasionado, intenso” y como “un alma libre por naturaleza... Entré a la política porque quiero y me voy cuando quiero”.
Militó más de una década en el centroizquierdista Partido Demócrata Cristiano (PDC), que lo postuló sin éxito a diputado en 2009 y 2013 y pasó por un pequeño partido liberal antes de girar a la centroderecha. Trabajó en el sector público y privado, y ocupó cargos durante los gobiernos de la socialista expresidenta Michelle Bachelet (2006-2010) y del centroderechista presidente Sebastián Piñera, de quien fue ministro de Desarrollo Social y director del Banco Estado, puesto que dejó en diciembre de 2020 para seguir sus aspiraciones presidenciales.
Después de mucho insistir, en julio último, la alianza oficialista lo dejó competir como independiente en sus primarias presidenciales, en las que sorpresivamente arrasó con un 49% de los votos, tras una campaña que destacó los sinsabores de su vida.
Dice que le molesta sentirse atado. “Eso es lo que queda de mi pasado hippie, siempre voy a tomar la mejor decisión posible para mantener mi libertad personal”.
Nació en 1977 y fue inscrito legalmente como Sebastián Sichel, el apellido del padre biológico al que conoció 30 años después. A los tres fue adoptado por un hippie que se casó con su madre y pasó a llamarse Sebastián Iglesias. Tras conocer a su papá volvió a apellidarse Sichel, según relata en entrevistas y en un libro biográfico publicado a comienzos de año.
En su programa de gobierno propone crear un fondo para pagar puntualmente las pensiones alimenticias de los hijos, establecidas judicialmente o por convenio de las partes, dineros que el Estado cobrará después al deudor. También favorece el matrimonio igualitario y rechaza el aborto libre, aunque aprueba la interrupción del embarazo por violación, inviabilidad del feto o cuando peligra la vida de la madre.
Sichel vivió algunos años en una residencia desocupada en Concón, balneario cercano a Santiago, en donde “no había luz ni agua” y se habían robado los aparatos del baño, hasta que su abuelo lo llevó temporalmente con él porque “ya había empezado a quedar la escoba (todo mal)” con una mamá alcohólica por influencia del padrastro, recuerda, pero su nueva vida duró poco y volvió a vivir con su madre, ahora en una habitación posterior de una casa de la capital chilena.
“En esa época (a los 11 años) aprendí a cocinar. Mi mamá me pasaba 500 pesos al día (unos 60 centavos de dólar de hoy) con los que tenía que hacer almuerzo”, cuenta. Algunos años después su madre retornó a Concón, y Sichel se quedó solo en Santiago porque quería estudiar en la universidad, a la que ingresó en 1996 con un alto puntaje, que le significó una beca con la que estudio derecho gratis.
De su época universitaria mantiene vínculos o cercanía con exprofesores y excompañeros que después lideraron partidos oficialistas y o llegaron al gobierno con Piñera.
Tras abandonar la democracia cristiana, acusando personalismo de algunos de sus líderes, en 2017 respaldó públicamente a Piñera, que postulaba a un segundo gobierno. Ya convertido en el candidato oficialista la oposición de centroizquierda dijo que era el candidato del empresariado y de la derecha política.
Como presidencial se enfrentó con los parlamentarios del sector y los amenazó con no respaldar a los legisladores oficialistas que iban a la reelección si aprobaban otro retiro de fondos de pensiones y lo desoyeron. Ante presiones mediáticas, Sichel admitió que él hizo un giro --muy anhelado por la mayoría de los chilenos-- lo que marcó el inicio de su declinar en los sondeos públicos. Después la prensa dijo que recibió apoyo de empresarios en sus campañas y la caída no se detuvo.
Los partidos oficialistas Renovación Nacional, (RN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI) no participaron activamente en la campaña de su candidato independiente porque, alegaban, no los tomaba en cuenta y empezó el apoyo público de legisladores a su rival, el ultraderechista José Antonio Kast. Cansado y enojado, Sichel pidió que se dejara de presionar a los militantes.
Sichel afirma que se siente cómodo en la centroderecha que, opina, evolucionó y que “había dejado atrás su historia ligada a cualquier tipo de dictadura”, alusión al régimen militar (1973-1990) y sobre el dictador Augusto Pinochet, de quien RN y la UDI fueron su sustento civil, dijo que fue “la persona más mala”.