Reseña: Lo bueno, lo malo y "Nope" de Jordan Peele
Jordan Peele se reúne con su astro de “Get Out” Daniel Kaluuya para “Nope”
Un gran debut en Hollywood puede ser una bendición y una maldición. Cuando tienes un gran acierto como el de Jordan Peele con “Get Out” ("¡Huye!"), que capturó el espíritu de la época tan perfectamente en el marco de un thriller muy entretenido, eso es lo mínimo que se espera de ti.
Ahora que Peele ha realizado tres películas, enfrenta un pequeño problema. El público quiere sentir lo mismo que sintió con “Get Out”. Pero “Us" ("Nosotros”) no lo logró del todo. Y ahora “Nope” ("¡Nop!") — que ha estado envuelta en gran hermetismo, ha sido promocionada como la más ambiciosa del cineasta y contó con más de unos pocos espectadores casuales que no tan casualmente la llamaron “la más esperada del año” — llega bajo expectativas imposibles que no son exactamente mitigadas por el hecho de que también marca la reunión de Peele con Daniel Kaluuya, el astro de “Get Out”.
Este no es solo un problema de Peele. Mire dónde estaba Steven Soderbergh unas pocas películas después de “Sex, Lies and Videotape” (“Sexo, mentiras y video”). El debut extraordinario ha sido una pesadilla para muchos cineastas a lo largo de los años. Con el éxito viene un cierto nivel de libertad artística y de seguridad, pero también la presión de muchos extraños que no tuvieron nada que ver con lo que hizo que la ópera prima fuera especial, desde la gente del dinero hasta el estudio, las salas de cine y el público. Puede ser un lugar aterrador para un cineasta — es decir, si al cineasta le importa o está de acuerdo con ese ruido.
Así que es apropiado que Peele, que está viviendo el sueño y la pesadilla, haya dicho “¡Nop!” a eso. Kaluuya y Keke Palmer interpretan a OJ y Em Haywood, un hermano y hermana descendientes del jinete anónimo y no identificado que monta caballo en la “primera película de la historia” de Eadweard Muybridge. Han tenido, dicen, la piel en el juego desde los albores del cine.
Basándose en este legado, su padre (interpretado por Keith David) construyó un negocio exitoso como domador de caballos de Hollywood, el cual OJ intenta conservar después de su muerte. Aunque la descendencia es más carismática, está menos interesada en la realidad de mantener un rancho lleno de caballos. Em está abierta a escuchar cuando el vaquero disfrazado Ricky (Steven Yeun), un exactor infantil de comedia con un rancho para turistas en un parque temático al final de la calle, se ofrece a comprarlo.
Es en parte un thriller de OVNIs, en parte un comentario sobre Hollywood y en parte sobre la locura del cine en sí. Hay guiños conscientes a “Close Encounters of the Third Kind” (“Encuentros cercanos del tercer tipo”) y “Signs” ("Señales"). Las referencias a la cultura pop y el cine están por todas partes, desde los diálogos hasta las gorras y camisetas vintage que todos usan en la ciudad, como la sudadera naranja brillante de “Scorpion King” que OJ luce durante el enfrentamiento culminante.
Peele establece un estado de ánimo siniestro desde el principio con un hilo sobre un chimpancé de una serie de comedia que se vuelve loco. Pero su escenario principal se encuentra en las colinas ondulantes de los ranchos en el sur de California, que él y el director de fotografía Hoyte van Hoytema (“Dunkerque”) no se cansan de mostrar. Es apropiado que el OVNI solo aparezca durante la llamada “hora mágica” del crepúsculo.
Al igual que en “Us”, “Nope” ofrece una premisa emocionante y muchas ideas grandes y dispares sobre el legado y la perfección, la búsqueda del plano imposible, las mitologías y el trauma. Pero, también como en “Us”, esos elementos no se fusionan del todo de manera satisfactoria o reveladora.
Y sin embargo “Nope” sigue siendo un mundo entretenido en el que pasar dos horas mientras OJ y Em intentan documentar el espectáculo salvaje e inexplicable en el cielo. Quieren conseguir “la toma Oprah”, la imagen que tendrá vida fuera de los rincones oscuros de Internet. Algunos otros se unen a la persecución, como Angel (Brandon Perea), un empleado de una tienda de electrónica impresionable, y Michael Wincott como un director de fotografía aburrido tentado por la idea de obtener esta toma única en la vida usando solo tecnología analógica.
El OJ de Kaluuya es un hombre de pocas palabras, una de las cuales es el título de la película (usado juiciosamente y en un momento cómico). A veces parece moverse a un ritmo glacial. Su personaje es un poco enigmático, pero nunca aburrido. Siempre hay algo detrás de sus ojos penetrantes. La Em de Palmer, en tanto, es una bola de energía igualmente convincente, aunque un tanto desdibujada.
“Nope” ha recibido críticas con referencias menos que favorables a M. Night Shyamalan, pero también está llena de vida. Aunque el nudo dramático al final no resulta tan dramático, la película ofrece mucho para masticar, lo cual es más de lo que la mayoría de los grandes estrenos de verano (boreal) pueden prometer.
Para algunos, cualquier cosa que no sea como la escena de “Get Out” con la canción “The Sunken Place” será una decepción. Pero por fortuna Peele no le teme al desastre ni a los gritos de la nube de arriba.
“Nope”, un estreno de Universal Pictures que debuta el viernes en cines de Estados Unidos, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años la vean acompañados de un padre o tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por “lenguaje (soez) y algunas imágenes sangrientas y violentas”. Duración: 132 minutos. Dos estrellas y media de cuatro.
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Lindsey Bahr está en Twitter como www.twitter.com/ldbahr