Raducanu descarta presión como campeona del US Open
A Emma Raducanu no le gusta la palabra “presión”, en momentos en que se prepara para defender su título en el Abierto de Estados Unidos
Emma Raducanu llegó a la sede del Abierto de Estados Unidos en un vehículo que le asignaron los organizadores del torneo como una cortesía. De pronto, la asaltó un recuerdo de su viaje del año pasado a Flushing Meadows.
Era la mañana de la final ante Leylah Fernández, otra adolescente que no figuraba entre las preclasificadas.
“Me sentí muy mareada en el auto. Se lo atribuí a eso, pero pienso que también estaba nerviosa. Todo el viaje en auto... pensé: ‘¿Qué pasa?’”, contó Raducanu, quien esta vez es 11ma preclasificada y comenzará la defensa de su cetro en el Estadio Louis Armstrong ante Alize Cornet, la noche del martes, segunda jornada de este torneo del Grand Slam.
“En cuanto descendí del auto, me dije a mí misma: ‘Simplemente finge, haz lo que puedas’. Y funcionó bien ese día”.
Han pasado 50 semanas desde que logró su proeza a los 18 años, como número 150 del ranking y apenas en su segunda aparición dentro de un major, para ser la única persona que ha disputado la ronda clasificatoria de un torneo del Grand Slam en el que terminó coronándose.
Ahora, Raducanu lidia con los desafíos que conlleva un éxito tan repentino en el tenis.
Ha ido de un entrenador a otro (Dmitry Tursunov está con ella en Nueva York). Sucumbió en la segunda ronda de cada uno de los majors que ha disputado en 2022.
Su foja desde el US Open del año pasado es de 15-18.
Kim Clijsters, quien perdió la final del Abierto de Francia de 2001 un día después de cumplir 18 años y debió esperar más de cuatro años antes de ganar su primer título del Grand Slam, recordó lo que pasaba por su mente cuando atestiguó el gran momento de Raducanu en Nueva York.
“Hay una especie de instinto materno que se activa, como un tipo de preocupación en la que dices: ‘¡Bueno, ojalá que ella pueda mantener todo bajo control!'. Y ojalá que Inglaterra no se vuelva demasiado loca, Y ojalá que ella pueda concentrarse en su desarrollo'. Y es que todo fue muy inusitado, ¿cierto? Normalmente, uno ve que las jugadoras se abren paso gradualmente en el ranking”, dijo Clijsters quien tiene ahora 39 años y es madre.
“Es un proceso diferente y ella salió adelante. Su vida cambió muy rápidamente, no sólo su vida, sino la gente alrededor de ella. Es demasiado por soportar y aprender”.
Pero Clijsters, quien finalizó con cuatro trofeos de Grand Slam y fue nombrada esta semana presidenta honoraria del Salón de la Fama del Tenis Internacional, no está preocupada por el futuro de Raducanu.
Es temprano, por supuesto, y hay mucho tiempo para que ella se adapte y amplíe su lista de logros.
“La gente me pregunta sobre ella y piensa que es el fin del mundo por lo que le está ocurriendo ahora. Tiene 19 años. Está bien. Trabaja duro, quiere seguir mejorando. Es bueno dejar sólo que crezca, porque ganar el US Open no significa que va a estar en las semifinales o finales de todos los torneos del Grand Slam”, dijo Clijsters. “Es casi como que ella alcanzó la cima y ahora ha vuelto al proceso”.
Encontrar la manera de gestionar el alza exponencial en los distractores y en las exigencias puede ser clave para un deportista que se vuelve estrella de la noche a la mañana.
Ello es todavía más desafiante cuando alguien no ha cumplido siquiera 20 años.
Martina Hingis tenía 16 años cuando ganó el primero de sus cinco títulos de Grand Slam, en el Abierto de Australia de 1997. Piensa que todo es incluso más difícil para las tenistas jóvenes en la actualidad.
“Hay demasiados retos ahora, con las redes sociales y mucho más negocio. Tienen que volver a sus raíces”, dijo la suiza. “Ella logró su mejor nivel en el US Open pero ahora lo ha perdido un poco... Emma debería realmente recomponerse y volver con el entrenador que la llevó allá. Ha tratado de buscar nuevas cosas”.
Es apenas natural que alguien busque afanosamente un nuevo título luego de conseguir el primero.
Y, como Clijsters menciona, el público parece esperar eso también.
“En un segundo te conviertes en la nueva tenista a seguir, y en la rival a vencer. Todos esperan que juegues bien todo el tiempo y que ganes todo el tiempo”, dijo Mary Pierce, cuya primera coronación en un torneo del Grand Slam llegó cuando tenía 20 años, en el Abierto de Australia de 1995 y quien lo logró por segunda vez en Roland Garros de 2000, a los 25. “Simplemente la presión, las expectativas y todas las exigencias que vienen de fuera, las entrevistas, las apariciones, las fotos, los eventos y todo eso consume tu tiempo y tu energía”.
Raducanu descarta que sienta presión.
En su conferencia de prensa previa al torneo en Nueva York, un reportero usó esa palabra. La respuesta de Raducanu fue: “Chicos, ustedes piensan probablemente más en la presión y en el ranking que yo. Pienso que defender un título es algo que la prensa recalca demasiado a veces”.
Eso trajo a la mente lo que Raducanu dijo después de caer en Wimbledon en junio.
“No hay presión. ¿Por qué debería haber presión? Tengo 19 años todavía. Es como una broma. Literalmente gané un Grand Slam. Sí, llamo la atención, pero soy una campeona en un Slam, así que eso nadie me lo quita. Si acaso, la presión es para quienes no han logrado eso”.