Presidentes suelen dar consuelo, pero Trump es la excepción
Mientras otros presidentes buscan la reconciliación con sus discursos, Donald Trump usa los suyos para sembrar falsedades y división
En momentos de crisis, de guerras, ataques terroristas o duelo nacional, los presidentes de Estados Unidos han pronunciado discursos con la esperanza de dar ánimo al pueblo, de ofrecerle reconciliación y esperanza.
Eso hizo Abraham Lincoln en su discurso de Gettysburg. Franklin Roosevelt lo hizo durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Ronald Reagan lo hizo después de la explosión en el aire de transbordador espacial Challenger. Bill Clinton, después del atentado explosivo en Oklahoma City. George W. Bush montado sobre las ruinas de las torres gemelas en Nueva York tras los atentados terroristas del 2001. Barack Obama en una iglesia de Carolina del Sur, tras una masacre ocurrida allí.
Sean demócratas o republicanos, sea con discursos preparados o con frases improvisadas en el momento, los presidentes estadounidenses han sabido usar la retórica para darle a la nación aunque sea un sentido temporal de unidad y convivencia.
“Realmente creo que hay algo, en lo más profundo de nuestra humanidad, que sólo las palabras pueden sanar”, estimó Wayne Fields, autor de “Union of Words: A History of Presidential Eloquence” (“Unión de Palabras: Una historia de la elocuencia presidencial”) y profesor en la Universidad de Washington en San Luis.
“Es verdad que necesitamos el tacto humano en momentos de tristeza, pero también necesitamos el contacto verbal. En particular, la tristeza colectiva, creo, tiene que ser expresada con palabras para poder superarla, tiene que ser dicha y luego trascendida”.
En los días siguientes al asalto al Capitolio en Washington, el actual presidente Donald Trump no hizo lo mismo. Lo que ofreció fue una cascada de falsedades y tenebrosas teorías conspirativas.
Antes de la toma del Capitolio por partidarios suyos, Trump pronunció un discurso animándoles a “pelear como endemoniados”. Y cuando era evidente el nivel de violencia en la sede legislativa, emitió un débil llamado a la paz, diciéndoles a los alzados que eran personas muy especiales y que los quería mucho. Y el video salió mucho después de que Joe Biden, el hombre que ganó las elecciones y se apresta a asumir la jefatura del país, condenó enfáticamente el episodio pero al mismo tiempo pidió unidad y ofreció una visión de futuro.
“Las palabras importan. Con las palabras podemos explicar, inspirar, consolar, sanar. En el pasado, los presidentes de Estados Unidos han tratado de hacerlo y algunos lo lograron y otros no tanto”, observó John J. Pitney, profesor de ciencias políticas del Claremont McKenna College:
“Trump es la excepción ya que más bien ha agravado la situación”, añadió.
El martes, cuando se dirigía a un evento para hacer alarde de la construcción de una muralla en la frontera con México, Trump tuvo otra oportunidad de ofrecer palabras de consuelo. En lugar de ello, le echó la culpa a otros.
“Este proceso en mi contra está causando mucho enojo, es algo terrible lo que están haciendo, que Nancy Pelosi y Chuck Schumer sigan por este sendero”, expresó Trump. “Si continúan por este camino, es algo que, creo, está causando gran peligro para nuestro país y está causando un enorme enojo, pero no queremos violencia, nada de violencia”.