Presidenta electa hondureña ve "traición" en aliados
La posibilidad de que la presidenta electa hondureña Xiomara Castro gobierne con una sólida mayoría en el Congreso Nacional de Honduras se ha visto comprometida incluso antes de asumir el cargo, luego que el Legislativo del país centroamericano escogió una junta directiva provisional que derivó en una agria polémica entre diputados del partido de la mandataria electa y elegidos en los pasados comicios
La posibilidad de que la presidenta electa hondureña Xiomara Castro gobierne con una firme mayoría en el Congreso Nacional de Honduras se ha visto comprometida incluso antes de asumir el cargo, luego que el Legislativo del país centroamericano escogió el viernes una junta directiva provisional que derivó en una agria polémica entre diputados del partido de la mandataria electa, que fueron elegidos en los pasados comicios.
La presidencia de la junta se la adjudicó el diputado Jorge Cálix, quien será acompañado por Yahvé Sabillón como vicepresidente y Beatriz Valle como secretaria. Los tres, sin embargo, desafiaron las decisiones que se habían tomado a lo interno del partido Libertad y Refundación (Libre), que apoyaba a otro candidato para dirigir el Legislativo. Es el partido que llevó a ganar los comicios a Castro, quien se convertirá en la primera presidenta en la historia del país.
La mandataria electa conformó una alianza con el candidato del Partido Salvador de Honduras (PSH), Salvador Nasralla, con quien firmó un acuerdo que establecía que si ganaban los comicios le otorgaría la presidencia del Congreso a un miembro de su partido.
Nasralla designó como candidato a la presidencia del Congreso a Luis Redondo, pero 20 diputados de Libre no apoyaron esa candidatura y postularon a Cálix, para lo cual buscaron el apoyo de otras bancadas. Libre ganó 50 de las 128 curules disputadas en las elecciones pasadas. Eso no es suficiente para una mayoría simple, pero con el apoyo de sus aliados, la alianza de Castro controlaría el organismo.
La postura de los 20 diputados disidentes fue calificada por Castro como un acto de traición, al considerar que debían seguir el pacto acordado con Nasralla y de esa forma lograr la unidad dentro de Libre y llegar a consensos con los otros partidos para recibir el apoyo.
Al inicio de la sesión, presidida por el actual ministro de Gobernación, Héctor Leonel Ayala, afín al Partido Nacional, en el poder. Ayala cedió la palabra a Valle, que postuló a Cálix, luego de lo cual subieron al estrado para ser juramentados pese a que la moción no había sido sometida a votación.
Ello enfureció a los otros 30 diputados de Libre que apoyaban a Redondo y quienes se subieron también al estrado y a golpes sacaron a la junta directiva provisional que era juramentada en ese momento.
Minutos después, la presidenta electa posteó en sus redes sociales: “Se consumó la traición”.
En las afueras del Congreso Nacional, simpatizantes de Libre también realizaron una protesta y se introdujeron al hemiciclo, colocando cadenas en los portones para evitar que nadie saliera del Legislativo.
La Policía Antimotines llegó a la sede del Congreso para calmar a los manifestantes y al final se logró controlar la situación.
El domingo, los diputados volverán nuevamente a sesionar para conformar a la junta directiva en propiedad, que se supone será la misma que quedó de forma provisional.
El analista político y excadidato presidencial, Olban Valladares, declaró a The Associated Press que lo sucedido el viernes en el Congreso Nacional “es un acontecimiento grave”.
“Es una violación a los procedimientos parlamentarios, es una demostración y, me atrevo a decir, una injerencia del Partido Nacional (partido del gobierno del presidente saliente Juan Orlando Hernández) en los asuntos del Estado en este momento”, declaró.
“El ministro de Gobernación, que ya se sabe a que partido pertenece, violentó los procedimientos parlamentarios, impidió el ejercicio de la democracia y el derecho de los diputados de proponer, discutir y aprobar disposiciones en el seno del Congreso”, agregó.
Ante ese panorama, el analista considera que Castro, quien asumirá la Presidencia el 27 de enero, no tendrá un partido que la respalde para resolver los problemas de país.