Palmeiras y Santos juegan "final de otro mundo" en Maracaná
Palmeiras y Santos definen la 61 edición de la Copa Libertadores en el Maracaná de Río de Janeiro, en un partido a puertas cerradas debido a la pandemia del coronavirus
La Copa Libertadores viajará en las próximas horas unos pocos kilómetros desde el estadio Maracaná hasta la casa del nuevo campeón. Palmeiras y Santos, dos brasileños del estado de San Pablo, disputan el título esta tarde en el mítico estadio de Río de Janeiro que lucirá prácticamente vacío.
Sin presencia de aficionados debido a las restricciones por el coronavirus, unas 5.000 personas entre invitados de patrocinadores y de los clubes, staff operativo y empleados de seguridad serán los privilegiados que disfrutarán dentro del estadio el duelo entre el “Porco”, como se conoce al Palmeiras, y el “Peixe”, apodo del Santos, que llegan a la definición tras haber dejado en el camino a los argentinos River Plate y Boca Juniors.
Será una “final de otro mundo”, como la organización del torneo ha titulado al duelo decisivo. La pandemia del COVID-19 marcó a fuego la edición 2020 de la Libertadores, cuya final estaba programada originalmente para el 21 de noviembre del año pasado. La llegada de la pandemia a la región forzó la suspensión de la competencia entre marzo y septiembre y acabó alterando drásticamente el cronograma.
Incluso las instalaciones del estadio Maracaná fueron utilizadas, entre mayo y julio, para albergar un hospital de campaña de tratamiento a enfermos de COVID-19 en Río, un estado cuyo sistema de salud llegó al límite de su capacidad en el curso de la crisis sanitaria.
A 375 días del primer partido, el mayor torneo continental llega a su fin con una atípica definición a puertas cerradas, sin abrazos de festejos ni el grito de las hinchadas en las tribunas. Es la segunda vez que el Maracaná se convierte en escenario de una final de Libertadores. En 2008 la Liga de Quito de Ecuador derrotó en los penales al local, Fluminense, y levantó su primera y única Copa.