Necoclí: entre Colombia y Panamá con miles de migrantes
Decenas de migrantes sin autorización para estar en Colombia han recorrido varios países de América del Sur para llegar hasta Necoclí
Con una maleta en los hombros y sudando por el inclemente sol, Esteban Martínez, un cubano de 58 años, aguardaba su turno para subir a una pequeña lancha por la que pagó un boleto de 50 dólares. Más de 10.000 personas esperan la misma oportunidad para partir desde Necoclí, un pueblo costero del caribe colombiano, hacia el inicio del camino por la selva del Tapón del Darién, en la frontera con Panamá Su destino final es Estados Unidos
Los lugareños no habían visto en Necoclí tal cantidad de migrantes. Se trata de un pueblo turístico y pesquero en el que resaltan unos cuantos edificios de apenas tres pisos, que suelen ser hoteles. La alcaldía local declaró estado de "calamidad pública" por la escasez de agua como consecuencia de la alta demanda en el servicio por parte de los lugareños, visitantes y la población migrante.
El inusual flujo de migrantes en Necoclí ha hecho que las autoridades colombianas pongan sus ojos en la población. El defensor del pueblo, Carlos Camargo, visitó el jueves el muelle en el que salen las embarcaciones para verificar la situación humanitaria de los migrantes que calcula en 15.000 personas.
“Hago un llamado a mis pares en distintos países para que adelantemos acciones conjuntas que nos permitan enfrentar el problema”, dijo a The Associated Press.
Las autoridades coinciden en que hay problemas en el transporte y un aumento en el flujo de migrantes: son más las personas que llegan, 1.500 cada día, que las que se van, un promedio de 750. Para explicar el fenómeno, el director de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa, dijo el miércoles a la prensa que se debe a “decisiones de comunidades de bloquear el transporte al interior del Golfo de Urabá (donde se encuentra Necoclí)”, sin especificar las razones de tales decisiones.
“Esta migración ha tenido números históricos de 30.000 personas. Estuvo disminuida sustancialmente por COVID. El año pasado fueron 4.000 personas, pero este año presenta unos números absolutamente alarmantes. En este momento son más de 25.000 los migrantes irregulares que han pasado por esta zona del país”, dijo Espinosa.
Los migrantes, sin permiso para estar en Colombia, han recorrido varios países de América del Sur para llegar hasta Necoclí. Martínez inició su travesía en febrero de 2019 cuando salió de Cuba en busca del “sueño americano”. Después atravesó Guyana y Surinam, donde trabajó en las minas de oro más de lo que planeaba debido a la pandemia de COVID-19. Hace un par de meses reanudó su viaje, esta vez hasta Colombia, a donde ingresó por Ipiales, fronterizo con Ecuador.
“La vista de nosotros es enfocarnos todos para llegar y subir la loma ésa para poder llegar a Panamá y ahí subir camino hacia los Estados Unidos… creo que es el momento, no hay de otra”, dijo Martínez a la AP, quien viaja en compañía de su esposa y 11 cubanos más.
Las autoridades migratorias identificaron que al menos 9.000 migrantes son haitianos. Sin embargo, no llegaron directamente de su país. De acuerdo con el director de Migración Colombia, la mayoría de ellos emprendieron su viaje en América del Sur, especialmente desde Chile y Brasil, los países a los que emigraron buscando oportunidades de empleo desde 2010 tras el terremoto que sacudió Haití
También hay migrantes de Cuba y países de África como Ghana, Guinea y República del Congo.
Al llegar a Necoclí, los migrantes no tienen una casa de paso ni un lugar donde les brinden información, dijo a la AP monseñor Hugo Torres. “Esta semana llegó una familia con siete niños, también hay mujeres embarazadas y no se imaginan el peligro que les espera en el Darién... acá solo hay una empresa que les vende tiquetes legalmente, hay otras que operan pero no tienen permiso y los engañan dejándolos en cualquier parte”, agregó.
Los migrantes pasan las noches en carpas en la playa, habitaciones alquiladas y hoteles, dependiendo de su capacidad económica. Helmer Hernández, un pescador de Necoclí, dijo a la AP que desde hace una semana alquila algunos cuartos de su casa a ocho migrantes, cada uno debe pagar seis dólares por la noche, porque “no me gusta atropellar a las personas”, en referencia en que hay quienes cobran hasta 15 dólares a cada migrante.
El director de Migración Colombia vaticina que el flujo migratorio continuará alto hasta noviembre, sin embargo, para aliviar la situación plantea buscar soluciones con Panamá y países de la región. En cambio descartó la expulsión de los miles de migrantes, debido a que la mayoría tendrían que ser trasladados vía aérea hacia Haití, lo cual representa un alto costo para el país.
Los migrantes entran de forma irregular a Colombia por pasos no autorizados por el gobierno, por lo cual no cuentan con un permiso para permanecer en el país a manera de turistas ni trabajadores. Alrededor de este fenómeno migratorio las autoridades colombianas han identificado estructuras de tráfico de migrantes, trata de personas y narcotráfico, por lo que han detenido a decenas de sospechosos.
“Tenemos detectadas situaciones en las que narcotraficantes usan a población (migrante) para movilizar pequeñas cantidades de droga especialmente hacia Norteamérica”, dijo Espinosa.
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Suárez reportó desde Bucaramanga, Colombia.