Migrantes mueren en el mar; auxilio europeo se hace esperar
Una precaria embarcación de goma llena de migrantes africanos pide auxilio y no acude nadie
Las olas golpeaban la embarcación de goma con más de 100 africanos que trataban de llegar a Europa desde Libia quienes marcaron desesperadamente un número para pedir auxilio. En una serie de llamadas al servicio de Alarma Telefónica los pasajeros explicaron que la embarcación se había quedado sin combustible cuando trataban de cruzar el Mediterráneo se llenaba de agua y cundía el pánico.
Del otro lado, activistas pasaron las coordenadas de GPS de la lancha repetidamente a las autoridades italianas, maltesas y libias, y también a Frontex, el organismo que custodia las fronteras de Europa, en la esperanza de que pusieran en marcha una operación de rescate, como disponen las leyes marítimas internacionales.
Un análisis de los registros de las comunicaciones y de emails entre el servicio de Alarma Telefónica y la ONG SOS Mediterranée, así como de informes de la guardia costera libia, indican que la respuesta de las autoridades de todas las naciones involucradas fue lenta, insuficiente o directamente no respondieron a los pedidos de auxilio. En total, se cree que fallecieron unas 130 personas entre el 21 y el 22 de abril, mientras esperaban en vano que acudiesen en su rescate, a unos 45 kilómetros (30 millas) de la costa libia.
Fue la peor tragedia registrada en lo que va del año en el Mar Mediterráneo, donde más de 20.000 migrantes o personas que buscaban asilo fallecieron desde el 2014, y renovó las denuncias de que los países europeos no hacen lo suficiente por ayudar a las embarcaciones de migrantes con problemas.
Organismos de derechos humanos, dependencias de las Naciones Unidas y expertos en derecho internacional dicen que los países europeos a menudo ignoran su obligación de rescatar a los migrantes en alta mar y piden la intervención de la guardia costera de Libia, a pesar de que tiene limitados recursos, se sospecha que colabora con traficantes de personas y cuando intercepta embarcaciones, aloja a las personas, incluidos los niños, en sitios sucios y atestados, donde los migrantes se exponen a abusos, torturas, violaciones e incluso la muerte.
Es de notar que los países europeos rescatan a muchos migrantes en apuros. Pero nadie acudió en su ayuda el 21 de abril.
Mubarak Jaber, quien fue a Libia en busca de trabajo hace un año y medio, figuró entre los muertos ese día, según su primo, Mutawakel Ali, quien no llegó a tiempo para embarcarse en el mismo bote. Jaber, de 23 años, trabajaba en la construcción, pero le costaba enviar dinero a su familia en Sudán por lo que se puso en contacto con traficantes y se subió a la embarcación.
Los centros de rescate y coordinación de Libia, Italia y Malta fueron alertados por primera vez de que el bote necesitaba auxilio a las 09.52, según emails revisados por la Associated Press. El servicio de Alarma Telefónica y SOS Mediterranée dicen que las autoridades de Malta jamás respondieron. Las fuerzas armadas de Malta, a cargo de las operaciones de rescate, no respondieron a varias consultas de la AP.
Recién a las 14.11, más de cuatro horas después, Alarma Telefónica fue contactada por las autoridades italianas, que pidieron a los activistas que informasen “a las autoridades competentes”, sin aclarar quiénes eran.
Alarma Telefónica pudo contactar a un funcionario libio casi cinco horas después de la primera alerta, a las 14.44. Le dijeron que la guardia costera libia buscaba tres embarcaciones en la zona, aunque con una sola nave.
Al día siguiente de la tragedia, el portavoz de la guardia costera libia Masoud Ibrahim Masoud declaró a la AP que esa fuerza había encontrado 106 migrantes y dos cadáveres de otras dos embarcaciones. Debido al mal tiempo y al pobre estado de las personas rescatadas, regresaron al puerto antes de ir en busca de la tercera embarcación. El oficial sostuvo que el apoyo de la Unión Europea fue insuficiente.
Frontex, que patrulla el Mediterráneo solo por aire, dijo que despachó dos aviones para que buscasen el bote a pedido de los italianos.
“Frontex hizo lo que tenía que hacer y más todavía”, afirmó el portavoz de esa dependencia Chris Corowski a la AP el 24 de abril “Alertamos a los centros de rescate nacionales, emitimos una señal de auxilio para que cualquier embarcación en la zona acudiese en ayuda y permanecimos allí todo el tiempo posible”.
La señal de auxilio, sin embargo, partió a las 19.15, según SOS Mediterranée, más de cinco horas después de que fuesen alertadas las autoridades de Libia, Italia y Malta. No está claro por qué esos tres centros de rescate y coordinación no emitieron alertas más rápidamente.
Frontex atribuye las muertes a los traficantes y al mal tiempo. En la noche del 21 de abril hubo olas de dos a tres metros (6,5 a 10 pies) de altura.
La guardia costera italiana dijo a la AP que Libia era responsable de la zona en cuestión.
Setena Abdalla lloró al hablar desde su casa en Omdurman, Sudán, sobre la muerte de su único hijo, Mohammed Abdel-Khaliq.
“Era mi vida”, expresó esta madre soltera de 54 años.
Abdel-Khaliq ya había intentado el cruce una vez pero fue interceptado. Estaba decidido a probar de nuevo. El 19 de abril llamó a su madre por última vez.
Al día siguiente se subió al bote y nunca volvió a pisar tierra.
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Brito informó desde Barcelona. Noha Elhennawy (El Cairo), Maria Grazia Murru, Frances D’Emilio (ambas desde Roma)9 y Lorne Cook (Bruselas) colaboraron en este despacho.