Hondureños temen que crisis política afecte nuevo gobierno

Los hondureños están expectantes y esperanzados ante la llegada al poder de la presidenta electa Xiomara Castro

AP Noticias
Miércoles, 26 de enero de 2022 15:04 EST
APTOPIX HONDURAS-CRISIS LEGISLATIVA
APTOPIX HONDURAS-CRISIS LEGISLATIVA (AP)

Los hondureños están expectantes y esperanzados ante la llegada al poder de la presidenta electa Xiomara Castro quien asumirá el jueves. Sin embargo, el país centroamericano seguía atrapado en una crisis legislativa que podría dificultar que la nueva líder izquierdista comience a abordar de inmediato los problemas más apremiantes de la nación.

Los hondureños, hastiados de años de corrupción por parte de un gobierno que no cumplió con sus expectativas, le dieron a Castro un mandato sólido en las urnas, pero la mandataria electa ha tenido que lidiar, incuso antes de asumir, con una pugna de liderazgos en el nuevo Congreso mientras crecían los llamados para que se alcance una salida a la crisis.

El caos en el Legislativo inició el viernes pasado, cuando Héctor Leonel Ayala, ministro del Interior del saliente presidente Juan Orlando Hernández presidió la reunión inicial del nuevo Congreso y no permitió que el Partido Libre, de Castro, definiera a quien fungiría como presidente del Congreso. Por el contrario, 20 miembros disidentes del partido de la futura mandataria propusieron a alguien más y se desató la confrontación.

En la víspera, los presidentes del Congreso en competencia —Luis Redondo, respaldado por Castro, y Jorge Cálix, apoyado por los disidentes— discutieron sus prioridades y se mostraron listos para liderar sus cuerpos legislativos parciales sin importar la falta de legitimidad.

Simpatizantes de Castro llegaron al Congreso en la capital hondureña para asistir a la toma de posesión de la mandataria electa, de 62 años.

José Ricardo Garay, de 72 años, es uno de ellos. Dijo que es la primera vez que asiste a la asunción de un nuevo líder de su país, con la esperanza de que haya un verdadero cambio que “deje por fuera de la presidencia a las mafias”.

Garay, que ha vivido por más de 35 años entre Estados Unidos y Honduras y que arribó desde el departamento de Yoro -al norte del país- aseguró que no está afiliado a ningún partido, pero que como cualquier ciudadano quiere ver con sus propios ojos el cambio.

“Ese hombre me estorba a mí”, señaló, al referirse al presidente saliente. Aseguró que lo sucedido con la división del Congreso ha sido un golpe a los hondureños que votaron por Castro. “Eso fue una traición”.

Tiziano Breda, analista de Crisis Group, planteó que ante la crisis legislativa es necesario buscar una solución política inmediata con la elección de una nueva junta directiva.

“En lo político se corre el riesgo de provocar una parálisis legislativa, en donde las iniciativas aprobadas por el Legislativo presidido por Cálix sean vetadas por la presidencia o ni siquiera consideradas, mientras la de la junta de Redondo no cuenten con los votos necesarios en el Congreso o carezcan de legalidad”.

Breda también advirtió que la crisis se podría extender a la Sala Constitucional de la Corte Suprema, considerada cercana al Partido Nacional, del mandatario saliente.

“Esta incertidumbre y confusión afectaría tanto el ámbito nacional como internacional”, agregó Breda en referencia a que la comunidad internacional podría mantener cierta cautela a la hora de promover proyectos e invertir en un país con un Congreso dividido y que no ofrezca certezas jurídicas.

Mientras tanto, muchos hondureños esperaban que Castro encare de inmediato los viejos problemas sociales que aquejan al país y atienda urgentemente las demadas para mejorar la salud y la educación. El arribo de la nueva líder también llena de esperanzas a muchas mujeres hondureñas.

“Con ella (Castro) en el gobierno es una oportunidad para las mujeres, que somos capaces de afrontar los problemas; no será a corto plazo, pero será una oportunidad para demostrar la capacidad y la inclusión de género”, consideró Helen Euceda, una médica de 39 años.

Al respecto, Breda dijo que “a nivel social, el resentimiento y el cansancio que llevaron a la mayoría de los hondureños a votar por un cambio en noviembre podría ser alimentado al ver que la clase política se sigue enredando (en) luchas de poder e intereses particulares en vez de abordar los temas urgentes del país".

"Esto podría traducirse en mayor turbulencia social y un aumento de la migración”, advirtió.

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