Histórica iglesia, pilar de afrocaribeños de isla San Andrés
Fundada hace más de 175 años en una loma, a la sombra de un tamarindo, la Primera Iglesia Bautista sigue siendo un pilar de la comunidad raizal, los descendientes de esclavos, de habla inglesa, de San Andrés y otras islas vecinas
La Primera Iglesia Bautista de San Andrés nació junto a un tamarindo, en una colina desde la cual se aprecian las aguas azul turquesa del Caribe.
Bajo la sombra del árbol, el fundador de la iglesia les enseñó a leer a antiguos esclavos de habla inglesa y a sus descendientes usando una Biblia. Ya pasaron más de 175 años y el árbol sigue de pie, aunque un poco maltrecho tras sobrevivir a varios huracanes devastadores.
La iglesia es crucial en la historia de esta isla colombiana. Tiene registrados los nacimientos y las muertes de sus habitantes en archivos decrépitos de hace casi dos siglos.
La “mother church” (madre iglesia), como le dicen a menudo, es motivo de orgullo para los raizals, los habitantes mayormente protestantes, de habla inglesa, de San Andrés, Providencia y otras islas y cayos más pequeños que forman un archipiélago en el Caribe occidental, cerca de Nicaragua, a unos 710 kilómetros (440 millas) de tierra firme.
“A una persona joven como yo, le permite encontrar sus raíces. Es bueno saber de dónde venimos”, expresó Shuanon Hudgson, un pastor adjunto de la iglesia, de 26 años.
“Es como dice Marcus Garvey”, manifestó, aludiendo a un nacionalista jamaiquino de origen africano de principios del siglo 20. “’Un pueblo que no conoce su historia, su origen y su cultura, es como un árbol sin raíces’. Esta iglesia ha sido un pilar” de la comunidad.
Debajo del árbol, una placa de piedra conmemora le nacimiento de la congregación. “El trabajo de los bautistas fue iniciado aquí por el reverendo Phillip Beekman Livingston (Jr.) en 1844”.
Tres años después, la congregación comenzó a reunirse en una choza vecina.
Y siguió creciendo. Se dispuso contar con un edificio al estilo de las grandes iglesias anglicanas de Jamaica. Inicialmente, se decidió trasladar una iglesia del siglo 19 de Mobile (estado norteamericano de Alabama), que ya había sido transportada una vez a Nueva York. El edificio de paredes blancas fue desarmado y transportado pieza por pieza a la isla.
Los feligreses transportaron los cimientos sobre sus espaldas desde el puerto hasta uno de los puntos más altos de la isla, un vecindario conocido como “the Hill” (La Loma), de acuerdo con Lastenia Herrera May, esposa del actual pastor principal, el reverendo Ronald Hooker, y la iglesia fue dedicada el 2 de febrero de 1896.
La iglesia ofrece una de las mejores vistas del mar de San Andrés. Un siglo después de que los españoles llegaron a la isla, surgió el primer asentamiento europeo al instalarse puritanos ingleses alrededor de 1630. Luego funcionó como bastión de piratas y hoy cuenta con descendientes de los puritanos, de esclavos africanos y también con mucha gente llegada hace poco de tierra firme colombiana.
Sharika Crawford, profesora de historia de la Academia Naval de Estados Unidos de Annapolis (Maryland), especializada en Colombia y los descendientes de africanos, dijo que la Primera Iglesia Bautista “es un pilar de la comunidad raizal” y “la institución social más importante del archipiélago”.
Desde su fundación hasta 1913, señaló, sus pastores fueron muy respetados y dieron forma a los valores y al comportamiento de los isleños.
“Antes de que se fundase la iglesia, los isleños vivían sin una iglesia ni un establecimiento religioso. Los esfuerzos por traer un cura católico nunca prosperaron”, contó Crawford. “Por ello, la Primera Iglesia Bautista y las otras iglesias que controla en San Andrés y Providencia tuvieron ventaja sobre otras comunidades cristianas como los católicos y los Adventistas del Séptimo Día”.
“La iglesia tuvo momentos gloriosos”, dijo Herrera May. “Hacia el 1900, había convertido a mucha gente”.
Livingston, el fundador de la iglesia, evangelizó primero a esclavos y a personas libres de San Andrés, de acuerdo con Crawford, y la iglesia sigue siendo un símbolo de la lucha contra la esclavitud.
Todos los años, miembros de las distintas congregaciones de las islas se reúnen aquí el 1ro de agosto para conmemorar la emancipación de los esclavos.
En una reciente misa dominical, Lucia Barker, de 83 años, y otras mujeres del coro, luciendo brillantes vestidos rosados, entonaron los himnos. Los fieles, sentados en los bancos de madera iluminados por la luz del sol que se filtraba por los vitrales, se mecían, levantaban sus brazos y cantaban temas con música calipso.
“Esta iglesia es mi vida”, declaró sobre el santuario donde fue bautizada, se casó y rezó por más de siete décadas.
En su homilía, el pastor adjunto Hudgson pidió a los fieles que recordasen los sacrificios de sus antepasados esclavos. Les pidió que enfrentasen valientemente la adversidad, igual que la iglesia y el árbol, y recordó todos los huracanes a los que sobrevivieron, con nombre y fecha.
“Aquí aprendemos acerca de nuestra tierra, de nuestra historia, de cómo todo empezó al pie de este tamarindo, de cómo llegamos a tener una iglesia”, comentó Marjeen Martínez, integrante del coro. “Es muy importante mantener vivas nuestras raíces”.
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