Gobierno de Myanmar intenta tranquilizar a inversionistas
Funcionarios de Myanmar intentan minimizar las preocupaciones por las sanciones, escasez de energía y controles de divisa que se suman a los desafíos del gobierno dirigido por el ejército para lidiar con la economía
Funcionarios de Myanmar intentaron el jueves minimizar las preocupaciones por las sanciones, escasez de energía y controles de divisa que se suman a los desafíos del gobierno dirigido por el ejército para lidiar con la economía.
Dos ministros del gobierno militar dijeron en una sesión informativa en línea que los inversionistas extranjeros, embajadas, agencias de Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales aprobadas están exentos de las reglas recientemente anunciadas del banco central que requieren convertir monedas extranjeras a la divisa local.
Gobiernos extranjeros y grupos comerciales protestaron enérgicamente tras la orden del Banco de Myanmar de convertir toda divisa extranjera a kyats (la moneda local) a más tardar un día después de recibirlas.
La norma, que se suma a los enormes riesgos a los que se enfrentan los inversionistas al hacer negocios en el país, parecía tener el objetivo de aliviar un déficit de efectivo luego de la toma militar del 1 de febrero de 2021 que expulsó al gobierno electo de Aung San Suu Kyi.
Los funcionarios también tacharon de un “mito” los reportes y publicaciones de redes sociales que insinúan que el país tiene escasez de combustible, aunque en días recientes ha habido largas filas de vehículos en las gasolineras.
Sin embargo, Aung Naing Oo, el ministro de Inversión y Relaciones Económicas Extranjeras, y el ministro de Información Maung Maung Ohn dijeron en un comunicado conjunto que los recientes apagones eran causados por el aumento de costos del gas natural licuado, la debilidad de la moneda nacional y cables eléctricos dañados por “fuerzas terroristas”, una referencia a grupos armados que luchan contra el ejército de Myanmar.
Luego del golpe de Estado, Estados Unidos y otros países en su mayoría occidentales impusieron sanciones contra el ejército de Myanmar, sus líderes y familias, y comercios afiliados al ejército, y congelaron sus bienes en esos países.