España: Tras dos años, los peregrinos regresan al Rocío
Tras un parón forzado de dos años por la pandemia, decenas de miles de peregrinos — ataviados con trajes de flamenca, ropa de montar y sombreros cordobeses de ala ancha — acudieron a la pequeña localidad de El Rocío, en el sur de España, para participar en la colorida y tradicional fiesta de la Romería del Rocío.
Durante varios días, mareas de gente — familias enteras o grupos de amigos — recorren los distintos caminos y carreteras rurales, muchos de ellos a pie y otros en caballo o en carros decorados tirados por caballo, levantando nubes de polvo a su paso por la soleada campiña del sur de Andalucía.
La peregrinación, organizada por decenas de “hermandades” es una verdadera explosión de color y alegría. En esta mezcla embriagadora de celebración religiosa y estridente, la ropa, la comida, la bebida y la música forman parte de la fiesta tanto como la devoción a la virgen. Los peregrinos suelen comer en el campo, y a menudo pasan la noche allí también.
La romería atrae a jóvenes y mayores, y el sentimiento que se respiraba este año era el de alegría por poder volver a celebrar una fiesta icónica de la cultura andaluza.
“El Rocío es algo que no se puede explicar. Hay que venir aquí y sentirlo”, afirmó Antonio Carlos Martín Duque, de 15 años y que iba a caballo.
“Para una familia que lo vive tanto como nosotros, una familia rociera, es una alegría″, apuntó Antonio Molina Sánchez, de 47 años y de la cercana ciudad de Huelva, al describir la alegría de su familia tras dos años de cancelaciones.
Pero la sombra del coronavirus seguía presente. “Tenemos miedo. Llevamos la mascarilla en el bolsillo (pero) muchas veces las emociones no te dejan pensar y claro, te metes en rebujina (aglomeración) y no te das cuenta", añadió Molina. “Esperemos que por llevar ya las tres vacunas, y con la protección de la virgen, estemos seguros".
Tras varios días de viaje, los peregrinos llegan a la pequeña aldea de El Rocío, llena de casas de color blanco y cuya existencia está justificada por la del santuario de la virgen.
Allí, la víspera de cada Lunes de Pentecostés sacan un enorme y ornamentado paso con la efigie de la virgen, conocida como la Blanca Paloma, y lo pasean por el pueblo, visitando a las principales hermandades en sus puntos de encuentro, a la entrada de la aldea. Miles de personas llenan las calles para presenciar la procesión, así como para los actos paralelos y las fiestas.
La procesión de este año fue varias horas más corta por un problema estructural en el paso, lo que obligó a los responsables a llevar a la virgen de regreso a su capilla.
Los orígenes de la peregrinación al Rocío se remontan varios siglos, cuando, según cuenta la leyenda, se encontró una imagen de la Virgen María en el hueco del tronco de un árbol cerca de la localidad de Almonte, a donde pertenece la aldea del Rocío.