Equipo de Trump dice falsedades sobre su transición en 2016
El presidente Donald Trump y sus aliados están remontándose a su propia transición hace cuatro años para hacer argumentos falsos de que a su propia presidencia se le negó una oportunidad imparcial para un inicio sin contratiempos
No es sólo la transición del presidente electo Joe Biden la que está bajo un microscopio.
El presidente Donald Trump y sus aliados están remontándose a su propia transición hace cuatro años para afirmar falsamente que a su propia presidencia se le negó una oportunidad imparcial para un inicio sin contratiempos. La secretaria de prensa Kayleigh McEnany planteó ese caso desde el podio de la Casa Blanca la semana pasada y la misma idea ha sido esgrimida por Rudy Giuliani, el abogado personal de Trump; y por Ric Grenell, su exdirector de inteligencia nacional.
Las comparaciones forman parte de un intento más amplio de Trump y su equipo para socavar la legitimidad de la elección de Biden y su derecho a una transición ordenada al ir soltando falsedades acerca de esta temporada electoral y el trato que recibió Trump hace cuatro años.
“Vale la pena recordar que a este presidente nunca se le dio una transición ordenada del poder. Su presidencia nunca fue aceptada", les dijo McEnany a los reporteros que cuestionaron la negativa del gobierno de Trump de cooperar con la transición de Biden.
Pero las situaciones son muy distintas.
Al día siguiente de que fue derrotada en 2016, la demócrata Hillary Clinton lo reconoció.
“Donald Trump va a ser nuestro presidente", afirmó. “Le debemos una mente abierta y la oportunidad de gobernar”.
Al día siguiente, el presidente Barack Obama, que había dicho que Trump era una amenaza existencial para la nación, invitó al presidente electo a la Casa Blanca y visitó la Oficina Oval con él. Los asesores de Obama le ofrecieron ayuda al personal de Trump.
“Mi prioridad número uno en los próximos dos meses es intentar facilitar una transición que asegure que nuestro presidente electo tenga éxito", afirmó Obama.
Durante su discurso inaugural, Trump le agradeció a Obama y a su esposa, Michelle, “por su ayuda cortés durante toda esta transición", y dijo que eran “espléndidos".
El equipo de Trump no está equivocado en que su propia transición fue caótica, pero de muchas formas ese desorden lo provocó él mismo.
Trump despidió al jefe de su transición, el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, y abandonó meses de planeación en favor de un proceso de contrataciones para el Gabinete que en ocasiones se parecía a un reality show. Su equipo ignoró los ofrecimientos de ayuda del gobierno saliente de Obama.
Eso está muy lejos de la descripción de McEnany en un momento en que crece la presión para que Trump reconozca su derrota y su gobierno comience a cooperar con el equipo de transición de Biden. Entre otras cosas, al presidente electo se le está negando el acceso al informe presidencial diario de inteligencia y a informes detallados sobre el plan de distribución de vacunas. El país tiene ya más de 255.000 muertos por COVID-19.
Trump se ha negado a aceptar su derrota, y en lugar de ello ha efectuado afirmaciones infundadas de que hubo fraude electoral y ha incoado impugnaciones legales con muy pocas probabilidades de prosperar y que generan el riesgo de socavar las tradiciones democráticas de la nación.
En 2016, a pesar de sus afirmaciones, Trump sí recibió una cooperación estándar durante la transición.
Pero su equipo ignoró en gran medida las recomendaciones del personal de Obama, desdeñando los libros de informes y las iPads especiales cargadas con material. La falta de preparación dejó a los asesores sin idea alguna incluso sobre cómo operar el sistema de intercomunicación del Ala Oeste de la Casa Blanca.
Un plan para una potencial transición en el que Christie trabajó durante meses fue hecho a un lado. Y él fue despedido debido a un añejo pleito con Jared Kushner, yerno del presidente y próximo alto asesor de la Casa Blanca.
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