El coronavirus se expande por zonas rurales de África

Un nuevo repunte del virus se adentra por las zonas rurales africanas, donde vive la mayoría de la gente del continente, y llega a zonas antes consideradas como refugios seguros ante un virus que golpeó especialmente a las ciudades

AP Noticias
Miércoles, 30 de junio de 2021 03:31 EDT
CORONAVIRUS
CORONAVIRUS (AP)

Para Pelagia Bvukura, que vive en una zona rural del centro-norte de Zimbabue, el COVID-19 siempre había sido una “enfermedad de ciudad” que afectaba a la gente en la capital, Harare, o en otras ciudades lejanas.

“Para nosotros no había virus. Sólo oíamos que estaba en Harare o en otros pueblos, o cuando la gente de ciudad moría y los enterrábamos aquí”, dijo hace poco, refiriéndose a la costumbre en Zimbabue de enterrar a los emigrantes que se mudaron a la ciudad en los poblados de los que procedía su familia.

Eso está cambiando ahora. Un nuevo repunte del virus se adentra ahora por las zonas rurales africanas, donde vive la mayoría de la gente del continente, y llega a zonas antes consideradas como refugios seguros ante un virus que golpeó especialmente a las ciudades.

Las instalaciones en el campo están poco preparadas para hacer frente al coronavirus, y los vecinos como Bvukura temen que las próximas tumbas en excavar sean para sus vecinos o para ellos mismos.

Su poblado, Zvimba, a 110 kilómetros (68 millas) de Harare, aún no ha registrado un gran aumento de los contagios, pero está en una provincia que es el epicentro del brote.

“Ahora está a nuestras puertas. Da miedo. No sabemos cómo protegernos. Nunca hemos tenido un problema así antes”, dijo.

Como muchos en la región, ella no llevaba mascarilla ni estaba vacunada todavía.

África ha registrado más de 5,3 millones de casos y sufre su peor ola de infecciones hasta ahora, impulsada por variantes más letales y contagiosas. El continente reportó un aumento del 39% en casos en la semana entre el 14 y el 20 de junio, según la Organización Mundial de la Salud

En un paisaje de granjas dispersas, con escasas visitas y reuniones poco habituales, las áreas rurales parecían tan aisladas que atrajeron a algunas personas de la ciudad para escapar de los contagios y de las dificultades económicas.

“Era una sensación de seguridad falsa, peligrosa. Ahora se está produciendo una tragedia”, dijo el doctor Johannes Marisa, presidente de la Asociación de Profesionales Privados de Medicina y Odontología de Zimbabue en Harare.

La variante delta que ha arrasado India se ha identificado en al menos 14 países africanos, como República Democrática del Congo, Mozambique, Namibia, Uganda Sudáfrica y Zimbabue, y no sólo en las ciudades.

“Empezamos a ver una tendencia al alza en las zonas rurales y marginadas”, dijo en un comunicado en junio Edward Simiyu, director en Uganda del grupo benéfico Mercy Corps.

En Zimbabue, tres de los cuatro distritos bajo estricta cuarentena y declarados como epicentro del brote están en la provincia principalmente rural de Mashonaland Occidental, que registró en torno a la mitad de 801 casos reportados el fin de semana. Otros focos de infección también son en gran parte rurales, algo nuevo en el país.

“Vamos a ver muchos muertos, especialmente en zonas rurales. El COVID-19 viene ahora de las zonas rurales”, dijo Marisa, que atribuyó el aumento a “un alto grado de complacencia”, falta de información y escasez de vacunas, ya que se han priorizado las zonas urbanas.

El virus también puede extenderse en funerales cuando los familiares de zonas urbanas vuelven a visitar a parientes en los pueblos.

“Hace poco estuve en un funeral en una zona rural y la gente se sorprendió de verme llevar una mascarilla”, dijo.

Estas zonas están poco equipadas para afrontar los contagios, y los centros médicos urbanos se ven presionados para atender cada vez a más gente del campo. El mayor hospital de referencia de Zimbabue, Parirenyatwa, en Harare, está priorizando las camas para pacientes de COVID-19.

“Parirenyatwa está casi lleno. Esta no es gente de Hareare. Los centros médicos en zonas rurales son miserables, de modo que se deriva a toda esa gente a hospitales de ciudad”, explicó Marisa.

En la remota provincia de Tete, en Mozambique, un foco de contagios donde se ha identificado la variante delta, el presidente Filipe Nyusi expresó su preocupación.

“No tenemos muchas camas (...) Tampoco tenemos mucho personal médico en Tete”, dijo Nyusi.

Como los centros médicos en el campo en lugares como Uganda tienen menos personal que los centros urbanos, “es probable que una penetración de las infecciones de COVID-19 estas zonas rurales y vulnerables sea devastadora (...) lo que plantea el riesgo a que más gente se hunda más en la pobreza, un deterioro mayor de las desigualdades sociales, divisiones y conflicto”, dijo Simiyu, de Mercy Corps.

La población rural está encontrando problemas para vacunarse debido a la debilidad de los sistemas de salud y a problemas en la distribución de vacunas. Apenas el 1% de los 1.300 millones de personas que viven en África está vacunado, según la OMS y los Centros Africanos de Control de Enfermedades.

El hospital del Distrito Rural de Zvimba tiene apenas unas pocas vacunas de coronavirus, reservadas para segundas dosis, según su personal

Pero incluso cuando las vacunas estén disponibles, “la capacidad de los sistemas de salud para absorber esas dosis y distribuirlas, especialmente en comunidades rurales, es el siguiente gran problema en el horizonte”, explicó Sean Granville-Ross, director regional en África de Mercy Corps, en una entrevista con The Associated Press.

“Hay un riesgo de que las vacunas puedan quedarse echándose a perder en almacenes de las capitales africanas si los países no están listos para desplegar con rapidez campañas masivas de vacunación, también en las zonas rurales de más difícil acceso, donde la infraestructura médica ya es endeble, al igual que la confianza en los sistemas de salud pública", dijo Granville-Ross.

Las personas en zonas rurales que esperan vacunas con ansia, incluidos los ancianos, viven lejos de clínicas y hospitales.

Matrida Tendayi, que tiene 100 años, dijo que aunque hubiera vacunas, está demasiado débil para caminar hasta la clínica más cercana, en Dema, una zona rural a unos 50 kilómetros (30 millas) de Harare.

“Yo he esperado y esperado”, dijo. “Pero no vienen”.

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