EEUU: Escuelas de verano buscan reducir brecha educativa
Después de otro año escolar interrumpido por la pandemia de coronavirus, los organizadores de actividades educativas de verano están dando el máximo esfuerzo para que estas sean accesibles a los estudiantes más vulnerables
Después de otro año escolar interrumpido por la pandemia de coronavirus, los organizadores de actividades educativas de verano están dando el máximo esfuerzo para que éstas sean accesibles a los estudiantes más vulnerables.
Si bien ha habido historias de éxito, los programas han enfrentado muchos de los mismos desafíos a los que se han enfrentado los educadores desde que comenzó la pandemia: la asistencia ha sido inconsistente, familias han perdido el interés y algunos evitan las clases presenciales debido al COVID-19.
Los educadores también han tenido que lidiar con las barreras persistentes de acceso a los programas de verano para familias que hacen malabares con el trabajo y el cuidado infantil y tienen acceso limitado al transporte.
“Estamos partiendo de un campo de juego realmente desigual”, dijo Halley Potter, investigadora principal de The Century Foundation que estudia la desigualdad educativa. “Hay mucho que los distritos escolares tienen que hacer, y las organizaciones comunitarias que también están ejecutando estos programas, para ayudar a retomar eso”.
Los programas de verano que ofrecen escuelas y grupos comunitarios reciben recursos públicos y privados para ayudar a los estudiantes a ponerse al día con el aprendizaje. Los distritos escolares se están enfocando en los estudiantes con calificaciones reprobatorias en las clases básicas o en vecindarios de alta pobreza.
Cuando el Distrito Escolar Independiente de Peñasco, que atiende a aproximadamente 350 estudiantes en Nuevo México anunció un programa de verano este año, la demanda superó el número de espacios. Pero de los 85 niños inscritos, más de la mitad no podrían asistir si no fuera por los servicios de transporte proporcionados por el distrito.
En el distrito rural, dijo el director de escuelas comunitarias, Michael Noll, algunas familias no tienen automóvil, otros no pueden pagar la gasolina, y otros a menudo hacen malabares con el trabajo y el cuidado de los niños.
Incluso antes de la pandemia, las experiencias de verano de los estudiantes se dividían en gran medida a lo largo de líneas socioeconómicas. Los estudiantes de clase media y alta generalmente experimentan avances en el aprendizaje durante el verano y es más probable que tengan acceso a los programas de aprovechamiento de verano, dijo Potter.
En contraste, los estudiantes de bajos ingresos generalmente ven una pérdida de aprendizaje, dijo Potter. Las familias a menudo tienen dificultades para encontrar espacios en los programas de aprovechamiento de verano asequibles, donde la demanda puede superar fácilmente la cantidad de lugares disponibles.