EEUU busca unidad en Asia pese a tensiones de Seúl y Tokio
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, desafió de forma directa a China al acusar el miércoles a Beijing de “comportamiento preocupante” y “provocaciones” en torno a Taiwán
De pie en la cubierta de un destructor estadounidense en una base naval en Japón, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, desafió de forma directa a China al acusar el miércoles a Beijing de “comportamiento preocupante” y “provocaciones” en torno a Taiwán.
Harris afirmó que Estados Unidos “estrechará nuestros lazos extraoficiales” con la isla disputada, que China considera como parte de su territorio.
Las tensiones crecientes sobre Taiwán han aumentado el potencial de un conflicto en un rincón ya inestable del planeta. Pero la base de los planes disuasorios de Estados Unidos, o en caso de necesidad, de confrontación, ante China dependen de alianzas que están bajo presión.
Corea del Sur y Japón, a las que Harris describió como “el eje” y la “piedra angular” de la estrategia estadounidense en Asia, siguen enfrentadas entre sí, divididas por el legado de la II Guerra Mundial pese a los nuevos esfuerzos de reconciliación.
Japón colonizó la Península de Corea años antes de que comenzara el conflicto y sometió a mucha gente a trabajos forzosos y a mujeres a la esclavitud sexual. Décadas más tarde, las tensiones siguen saliendo de los libros de historia y llegan a debates sobre comercio, tecnología e intercambio de información de inteligencia.
Aunque Japón y Corea del Sur están tomando medidas para acercar posiciones, no hay certezas de que se logren avances. Los líderes en ambos países enfrentan desafíos políticos en casa que podrían complicarles hacer concesiones en el extranjero, y las disputas están muy vinculadas a cuestiones como el honor nacional y la responsabilidad por algunas de las peores atrocidades de Asia.
Harris, que está en una gira de cuatro días a la región motivada por el funeral de estado del ex primer ministro japonés Shinzo Abe, dijo a la prensa que ve la política exterior estadounidense en la región “en el contexto de una relación trilateral” en la que Estados Unidos, Japón y Corea del Sur trabajan juntas.