Cuba hace su balance de 15N: fue una operación que fracasó
Días después de unas fallidas marchas y protestas organizadas por un grupo de jóvenes opositores y de que el principal impulsor, el dramaturgo Yunior García se marchara sorpresivamente a España, el gobierno de Cuba hace su balance: se trató de una operación político-comunicacional que fracasó
“Da la impresión de que Cuba es el único país del mundo en que una protesta que no existió se convierte en una noticia internacional”, se lamentó el canciller de la isla, Bruno Rodríguez.
Días después de unas fallidas marchas y protestas organizadas por un grupo de jóvenes opositores y de que el principal impulsor, el dramaturgo Yunior García, viajara sorpresivamente a España el gobierno de Cuba hace su balance en voz de su ministro de Relaciones Exteriores: se trató de una operación político-comunicacional que fracasó.
“Es evidente que lo que yo llamé una operación fallida, una operación político comunicacional organizada y financiada desde el gobierno de Estados Unidos con fondos millonarios y la utilización de agentes internos fue un absoluto fracaso”, dijo el miércoles en una entrevista con The Associated Press
Horas antes, trascendió que García se trasladó a territorio español, poniéndole un clímax a días de tensión y expectativa en la isla.
Cuba estuvo en estos meses en el centro de la mirada pública luego de que en julio una inusual manifestación antigubernamental volcará a miles de ciudadanos a las calles en protestas por el desabasto, los apagones o con reclamos de cambios en el gobierno; y que posteriormente un grupo de activos jóvenes contestatarios convocaran a manifestarse el lunes pasado.
Archipiélago --una plataforma en internet de jóvenes activistas-- y García presentaron en septiembre un pedido para una “marcha cívica” en La Habana y otras ciudades al amparo del derecho constitucional de expresarse. La propuesta inicial era para el 20 de noviembre, pero las autoridades dispusieron unas jornadas de la Defensa —movilizaciones cívico-militares de preparación para desastre naturales— por lo que los organizadores cambiaron para el 15.
Esta vez el gobierno sí rechazó abiertamente la solicitud alegando que la manifestación era contraria a la Constitución, que considera al socialismo “irrevocable”, pero los activistas reafirmaron que saldrían a las calles y la Fiscalía advirtió a los rebeldes que irían presos.
La marcha tenía como objetivo reclamar por los presos --sobre todo de julio--, los derechos humanos y un diálogo nacional.
A medida que la expectativa iba creciendo y se acercaba el 15 de noviembre, Archipiélago y García impulsaron otras formas de protesta: vestirse de blanco y portar rosas o colgar sábanas de ese color, y aplaudir a las tres de la tarde, sobre todo para los que no quisieran o no pudieran volcarse a la calle.
Activistas denunciaron la presencia de oficiales en las puertas de sus hogares que les impedían salir, citaciones policiales con advertencias o la presión de simpatizantes del gobierno haciendo mítines en las puertas, cantando consignas revolucionarias o insultando a quienes pensaran diferentes.
El gobierno cubano acusó a Estados Unidos de estar detrás de las acciones opositoras. El canciller Rodriguez indicó ahora que en unos 50 días se habían producido 185 pronunciamientos de funcionarios del vecino país en apoyo a las protestas y a Archipiélago. “Una densidad de pronunciamientos mayor que los de cualquier otro país”.
Por su parte, desde Washington se exhortó a Cuba a respetar el derecho a la libre expresión o a la disidencias y grupos de derechos humanos internacionales levantaron protestas por las acciones del gobierno de la isla que no permitió la manifestación.
El telón de fondo: una fuerte crisis económica en Cuba y una crispación ocasionada por el desabasto de alimentos y medicinas y los precios elevados ocasionado por las propias ineficiencias, pero también por las sanciones estadounidenses que buscan presionar un cambio de modelo y se incrementaron dramáticamente durante la administración del expresidente Donald Trump y que no fueron revertidas por Joe Biden.
Además, el 14 de noviembre el dramaturgo intentó salir a caminar “en solitario” a manera de protesta, pero grupos progubernamentales se lo impidieron y colgaron banderas cubanas en las ventanas de su apartamento. García rechazó en entrevista con AP que tuviera financiamiento o recibiera orientaciones de Washington o sectores con intereses desde La Florida.
Y cada hora que pasaba, las redes sociales se ponían más activas.
Según Rodríguez, de los miles de participantes y “usuarios” de Twitter involucrados en la promoción de las protestas “menos del 2%” estaban realmente en Cuba.
Al final, el lunes 15 de noviembre a las tres de la tarde nadie se presentó vestido de blanco a la intersección de Prado y Malecón como se había planeado —tampoco en otras lugares convocados en provincia—, constató la AP. Tampoco se escucharon aplausos, cacerolazos o colocación de sábanas blancas sugeridas.
En un comunicado el martes, Archipiélago dijo que había “más de 100 activistas sitiados, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, actos de repudio, violencia, amenazas, coacción y discursos de odio”; incluso el grupo temió por García con quien no se habían podido comunicar.
AP constató que los teléfonos del dramaturgo y otros activistas estuvieron fuera de servicio durante el fin de semana, pero no se cortó el internet masivamente como en las caóticas protestas de julio —que no tuvieron un liderazgo visible— que terminaron en vandalismo, decenas de presos y costaron un muerto.
En cambio, a lo largo del fin de semana el gobierno y organizaciones afines tomaron parques y plazas para marcar la reapertura del país luego de 20 meses de pandemia y un proceso de vacunación con antígenos nacionales que disminuyó los contagios de COVID-19. Además, se festejó el 502 aniversario de La Habana.
Hay “un ambiente de completa tranquilidad ciudadana”, expresó con tono satisfecho Rodríguez.
Pero la sorpresa mayúscula para muchos fue cuando el miércoles por la mañana se confirmó que el dramaturgo García y su esposa Dayana Prieto estaban en España, a donde viajaron sin previo anuncio.
El canciller Rodríguez indicó que la salida de la pareja era una decisión personal “ejerciendo el derecho que tiene cualquier cubano de viajar y moverse libremente”.
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Andrea Rodríguez está en Twitter: www.twitter.com/ARodriguezAP